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26 de Junio,  Jujuy, Argentina
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Solicitan apoyo del Gobierno para repatriar a su hija médica desde Cuba

Priscila Nahir Cortez se graduó de médico generalista y quiere sumar sus manos y su conocimiento en la crisis sanitaria que afronta la provincia.
Miércoles, 26 de agosto de 2020 22:14

Un jubilado jujeño que reside en el paraje Normenta, distrito La Candelaria, en el departamento Ledesma, hizo público el pedido a las autoridades provinciales y nacionales, para que se gestione el permiso y el pasaje, para que su hija Priscila Nahir Cortéz, quien se graduó como médica generalista en la universidad de Cuba, pueda retornar a Jujuy y sumar sus manos y conocimientos, en la crisis sanitaria que afronta la provincia. Desde el exuberante paisaje de la nuboselva jujeña, sin más pretensiones que ver felices y realizadas a sus hijas y tener de nuevo en casa a Priscila, la médica que sueña con ofrendar su tiempo y servicio a su gente, don Alfredo Cortez lanzó un pedido de ayuda.

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Un jubilado jujeño que reside en el paraje Normenta, distrito La Candelaria, en el departamento Ledesma, hizo público el pedido a las autoridades provinciales y nacionales, para que se gestione el permiso y el pasaje, para que su hija Priscila Nahir Cortéz, quien se graduó como médica generalista en la universidad de Cuba, pueda retornar a Jujuy y sumar sus manos y conocimientos, en la crisis sanitaria que afronta la provincia. Desde el exuberante paisaje de la nuboselva jujeña, sin más pretensiones que ver felices y realizadas a sus hijas y tener de nuevo en casa a Priscila, la médica que sueña con ofrendar su tiempo y servicio a su gente, don Alfredo Cortez lanzó un pedido de ayuda.

LOS PADRES DE PRISCILA, ALFREDO Y FELISA

Este docente jubilado, de cabello blanco y mirada plena de esperanza y de nostalgia, compartió su testimonio de vida, una historia de luces y sombras, que lo llevó desde la noche negra del apagón en la época de la represión, a estar desaparecido veinte días, para terminar en una prisión en la ciudad de La Plata, donde permaneció por dos años. Consideró que, si había sobrevivido a ese tiempo de dolor y absoluto desamparo, fue porque Dios tenía preparado nuevos planes para su vida y con la llegada de la democracia, volvió a sus estudios logrando su ansiado título y un cargo de docente en la vieja escuela de San Borja, que luego fue arrasada luego por el río. Allí, en Normenta, conoció a Felisa Amante, quien estaba destinada a ser su compañera y madre de sus dos hijas. Muchos años se sucedieron, tuvo que emigrar por distintas provincias por trabajo, hasta que finalmente, llegó el tiempo de jubilarse y reunirse con su esposa en Normenta, donde se dedican a la vida de campo. Sus días transcurren en esta espera que duele y emociona, entremezclada con las tareas hogareñas, las labores de la huerta familiar, la crianza de animales, todo para la subsistencia en este tiempo de pandemia y abrazando ese sueño que anhelan encuentre una pronta respuesta.

Desde aquella lejana serranía y de puño y letra, Alfredo se animó a volcar en un blanco papel, el pedido de ayuda, quizá la carta esté en camino hasta su destinataria, la vicepresidenta de la Nación, o quizá haya sido guardada en algún cajón de escritorio. Lo único cierto es que, en tanto, la familia abraza la esperanza de volver a traer a su hija, una joven por cuyas venas corre sangre jujeña y que, en la distancia, sufre por la grave situación que vive su amada provincia. Hoy, Priscila Nahir, aguarda el gesto solidario que le permita regresar para ponerse a la disposición de Jujuy, en este tiempo en el que tanto se necesita de manos puestas al servicio, en esta batalla por la salud y la vida.

Si el gobierno provincial está convocando y contratando a médicos profesionales de otros lugares del país, sería bueno y oportuno que apueste al regreso de Priscila, que pueda repatriar a esta profesional, saldando una deuda más de tantos jóvenes que deben emigrar de Jujuy para ver cumplidos sus sueños.

 

Con su título de médica generalista

PRISCILA NAHIR CORTEZ

Con amor y orgullo de padre, don Alfredo muestra una foto donde su hija Priscila Nahir Cortez, muestra feliz su título de médica generalista obtenido recientemente en Cuba, luego de años de muchos sacrificios y alejada de los más caros afectos de su humilde familia. Hoy, siente el llamado de su tierra añorada que está atravesando esta fuerte crisis sanitaria y quiere volver para ponerse en el frente de batalla y trabajar codo a codo junto a sus colegas, para sumar sus manos y saber a la causa, pero por sobre todo, movida por el amor a su gente. Y en ese intento desesperado de ayudarla a regresar a Jujuy, sus padres Alfredo Cortez y Felisa Amante, han emprendido esta lucha, que es ante todo, un llamado de ayuda, aguardando incluso, la asistencia del gobierno para poder repatriarla, requiriendo que alguien pueda solventar el pasaje para la profesional médica desde Cuba hasta Jujuy.

Aún en medio de las circunstancias económicas de su padre jubilado, la joven no claudicó en el sueño de estudiar una de las más nobles profesiones. Convencida de que ese impulso movilizador le permitiría ayudar a la gente, aceptó el gran desafío y gracias a una beca de altos requerimientos, fue convocada, se fue y llegó a la meta.

DON ALFREDO CON SU NIETO

Sus humildes orígenes le permitieron afrontar lo difícil que es estar lejos de su tierra y de su familia, de su pequeño hijo, a valorar el tiempo, a aprovechar las oportunidades y a no decaer en los intentos, al sacrificio y las privaciones, todo rendido al propósito de ser médica.

Sus padres, conocen los avatares de una vida sencilla y difícil desde siempre, aun así, hicieron todo lo posible para darles a sus hijos, la herencia más valiosa que se pueda entregar, un puñado de valores esenciales paras ser buenas personas y el estudio. Por razones laborales, la familia emigró a diferentes lugares de Argentina, recibiendo como bendición la llegada de sus hijas. Si bien Priscila, la flamante médica, nació en Salta, ama profundamente estos paisajes que añora recuperar, desde su partida a Cuba. La familia, inmersa en la cotidianeidad que proporciona la vida de campo, apostó a los sueños de sus hijas y las sigue acompañando en la medida de sus posibilidades.

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