¿En esta cuarentena están surgiendo más trastornos del sueño, debido a los cambios de horario y hábitos?
-En realidad sí, lo que se está viendo en líneas generales es el incremento del insomnio primario, el más común que hay. Son trastornos que tienen que ver con los hábitos, el ritmo diario, cómo nos organizamos porque al no tener horarios fijos, al haberse alterado mucho la rutina por esta pandemia, los insomnios han aumentado mucho su incidencia. El que ya tenía insomnio, tiene más cantidad y más frecuencia, y los que no padecían de manera habitual están teniendo más dificultad para lograr el sueño, han cambiado sus horarios, se duermen y se levantan más tarde. Al no tener un horario fijo para levantarse hace que a veces se queden durmiendo hasta el mediodía, sobre todo los adolescentes, y eso ya va corriendo el reloj biológico que tenemos que nos dice cuándo irnos a dormir y cuándo levantarnos.
¿Qué tratamiento se da en estos casos, o sólo es cuestión de hábitos?
-En general hay distintos niveles de tratamiento, todo depende del grado de compromiso que generan, cómo nos altera y nos afecta. El sueño es muy importante, nos permite que todas las funciones cognitivas se desarrollen normalmente cuando tenemos un adecuado descanso. Sobre todo la memoria, nuestra lucidez mental, la rapidez en la cual procesamos la información, está condicionado por un buen descanso. Es fundamental tener un buen descanso y por eso es que cuando hay una consulta si hay enfermedades de por medio, hay que tratarlas que pueden estar influyendo, por ejemplo las enfermedades psiquiátricas.
Cuando es simplemente una alteración en los horarios, lo que hay que tratar de hacer es volver a la rutina. Por más que no tenga que ir a trabajar tengo que tratar de recrear esa rutina. Hay hipnóticos que se pueden usar para tratar de inducir el sueño pero no sería lo ideal, el sueño natural es el mejor. Aunque yo duerma cuatro horas en forma natural es mucho mejor que dormir ocho horas con cualquier hipnótico. La gente por ahí quiere recurrir rápido a un ansiolítico, a un hipnótico, un rivotril o neuryl, pero ese tipo de medicación lo que genera es un sueño superficial, es muy parecido al sueño cuando uno toma alcohol. Si tomo una bebida alcohólica probablemente me duerma más rápido pero cuando me levanto al día siguiente no me siento descansado, me siento con ganas de seguir durmiendo porque no tuve un sueño reparador. Entonces lo ideal es recrear rutinas similares para que de a poquito vayamos acomodando nuestros horarios.
¿Cuántas horas son ideales o necesarias para dormir, hay teorías que hablan de ocho?
-Las horas más o menos están establecidas en función de estadísticas. La gran mayoría de los adultos jóvenes con siete u ocho horas estaría bien, y en adultos mayores las horas se van reduciendo. Más allá de la pandemia la gente mayor consulta porque se quejan de que duermen poco, en realidad a esa edad cinco horas es la cantidad de horas normal, en todo caso se complementan con siestas. Con 70 años se duerme menos. De todas maneras eso depende mucho de la biología. El sueño se da en ciclos, voy profundizando mi sueño hasta uno muy profundo, ahí es la etapa Rem, el momento en que tenemos la mayor actividad onírica, cuando tenemos ensoñaciones y después todo vuelve a empezar. Lo importante es que se dé por lo menos una determinada cantidad de ciclos, cuatro o cinco como para que uno se levante y se sienta restaurado. Hay personas que tienen su ciclo más cortito, hay mucha gente cinco horas le alcanza, pero hay que entender que sobre todo un adulto joven necesita entre siete y ocho horas, la mayoría de las personas por lo menos.
¿Lo mismo con los chicos, son importantes los hábitos?
-Es donde los padres tienen que trabajar mucho, estar diciéndole los horarios por más que los chicos se puedan quedar hasta las tres de la mañana jugando con la computadora, con el celular a cualquier hora con los amigos y dormir hasta mediodía. Pero hay que entender que el sueño de la noche es mucho mejor para todos estos procesos neurológicos que hablamos y para el crecimiento normal, entonces quitar a los chicos esos horarios convenientes le van hacer mal y van a tener consecuencias tarde o temprano. Entonces se deben acostar, que no pase de las 12 de la noche y tratar de levantarlos temprano también, a las 9 a más tardar y ponerle actividades para que se mantenga la rutina.
¿Las siestas son recomendables?, como en el Noa se corta la actividad y culturalmente se acostumbra...
-Sí. La siesta, está demostrado, disminuye el nivel de ansiedad, el estrés. Siempre siestas cortas, no tratar de dormir en las condiciones de la noche con todo oscuro y bien tapado, ni siestas de dos o tres horas porque no ayudan. Pero siestas cortitas o como mucho un ciclo de 40 minutos como máximo. Ayudan, tienen efecto sobre la función cardiovascular y además si es una costumbre y si me levanto temprano me va ayudar a seguir la rutina.
¿Y a las personas que por el contrario tienen somnolencia constante, el sueño se le puede trastocar más con estos cambios de hábitos?
-Siempre que uno tenga mucho sueño durante el día lo ideal es consultar, ir al médico porque eso puede estar reflejando que hay un mal descanso o un descanso inadecuado, que hay algún problema. Durante la noche, cuando uno se va a dormir, normalmente no tiene tan claro ni tan evidente qué es lo que puede pasar durante la noche que altere su descanso. En el día si me duele la cabeza o tuve un desmayo lo puedo contar con lujo de detalles porque estuve totalmente consciente, pero a la noche cuando uno está dormido hay un montón de cosas que pueden pasar, y pasan desapercibidas.
¿O sea esto podría traer otra patología implicada que no percibió?
-Claro, exactamente. Si por cuestiones de trabajo, duermo cuatro horas al día y después me siento cansado durante el día, puede ser que mi sueño es inadecuado. Pero si yo duermo siete u ocho horas y me siento cansado durante el día puede ser que durante la noche me estoy despertando muchas veces, a veces de una manera inconsciente. Hay micro despertares que no llegan a generar la conciencia de haberse despertado pero que ya alteraron el patrón, la arquitectura del sueño, y por ende uno tiene una sensación al día siguiente de un sueño no reparador. La única forma es hacer un estudio, medir cómo se da el sueño y ahí se detectan muchas patologías que en la medida que uno puede estudiar y evaluar más profundamente se encuentran más cosas que pueden ser la base del problema.
¿Cuáles son esas patologías asociadas que se podrían encontrar?
-Hay muchas, lo más común y más frecuente son esos problemas respiratorios durante la noche, no necesariamente tiene que tener asma ni epoc, pero en la noche tiene apnea del sueño donde la dificultad para respirar se da manera regular, por intervalos. A veces puede ser 50 veces por hora y eso perjudica, dificulta la oxigenación, y puede traer problemas serios, infarto de miocardio, un ACV hasta una muerte súbita porque esa persona no está oxigenándose bien. Y en los casos más leves altera el sueño y da la sensación de mal descanso. Después hay problemas en las piernas, la sensación de molestias que genera necesidad imperiosa de moverlas y eso genera cierto alivio. Entonces durante la noche se producen muchas veces esos movimientos periódicos y eso interrumpe también el sueño y altera el desarrollo normal. Hay muchas otras, incluso puede haber epilepsias o alteraciones eléctricas a nivel del registro encefalográfico, y se ven ondas que pueden estar interrumpiendo el desarrollo normal del sueño o pequeñas descargas o convulsiones, que también pueden ser causa de un sueño inadecuado y si no se hace el estudio no se detecta.
¿Entonces es clave indagar y si son leves cambiar hábitos?
-Sí. Obviamente no estamos preparados como sociedad para una cuarentena, no es algo que uno tenga que enfrentar todos los años. De golpe cambiar la rutina genera alteraciones, incluso pasa cuando uno se toma vacaciones. Entonces hay que tratar de tener una rutina con los hábitos bien definidos, respetarlos y después de las 18 tratar de evitar todo lo que sea estimulante como café, mate o té, bebidas cola. Y tratar de no usar las pantallas, la luz azul, celulares, pantallas led, son estimulantes que simulan la luz del día entonces cualquier persona que tiene la estimulación de la luz del día, confunde al cerebro y le cuesta más conciliar el sueño. También hay que evitar el exceso de noticias como para irse a acostar lo más tranquilo y relajado posible.