La eliminación de cinco ceros a la moneda venezolana evitará el colapso inmediato del sistema de pagos, pero es tratar apenas con paños tibios y no con remedios a la hiperinflación, dijeron analistas a la AFP.
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La eliminación de cinco ceros a la moneda venezolana evitará el colapso inmediato del sistema de pagos, pero es tratar apenas con paños tibios y no con remedios a la hiperinflación, dijeron analistas a la AFP.
La medida, que regirá desde el 20 de agosto, está sin embargo acompañada de anuncios que sugieren una flexibiliación del modelo intervencionista.
En la otrora potencia petrolera los precios aumentan cada vez con mayor velocidad, alcanzando niveles inverosímiles por una inflación que -según el FMI- llegaría a 1.000.000% en 2018.
El gobierno asegura que la inflación es "inducida" como parte de una guerra económica de la oposición y Estados Unidos para derrocarlo. Pero la realidad es que el financiamiento del agujero fiscal provocó que la base monetaria se multiplicara por 250 en los dos últimos años.
El objetivo es "defender, mejorar el poder adquisitivo de la clase trabajadora", dijo este jueves el ministro de Industrias y Producción, Tareck El Aissami.
La eliminación de los ceros podría optimizar procesos operativos que se tornan inviables, como las transacciones bancarias, la facturación o el pago de pequeñas compras.
"Los sistemas informáticos están al límite, no hay plataforma que aguante el número de transacciones. La posibilidad de un colapso es latente", dijo una fuente bancaria a la AFP. "La reconversión monetaria busca evitar el colapso de los sistemas financieros de las empresas: cualquier transacción es de cientos o miles de millones", indicó el economista Leonardo Vera.
La gasolina venezolana es prácticamente lo único que no sube, por lo que sigue siendo la más barata del mundo. Con un dólar cambiado en el mercado negro se pueden comprar 3,3 millones de litros (cada uno a un bolívar).
El absurdo llega al punto de que con la moneda de menor valor en el nuevo cono monetario, de 0,5 bolívares (50.000 bolívares de hoy), se podrían adquirir 50.000 litros.
Esa distorsión hace muy probable que el gobierno se vea obligado a ajustar los precios de los combustibles y de otros bienes y servicios fuertemente subsidiados.
"Tendremos un aumento implícito de bienes y servicios, como la gasolina", apuntó Asdrúbal Oliveros, presidente de Ecoanalítica. Henkel García aclara, sin embargo, que aunque el reajuste de la nafta sea alto, su precio está tan rezagado que seguirá por el piso. Por otra parte, los pagos de montos bajos que se realizan en efectivo, como el combustible o el transporte público, podrían complicarse si el gobierno decide que convivan el viejo y el nuevo cono monetarios. Para cargar el tanque de un vehículo pequeño, por ejemplo, los venezolanos no pagan más de 50 bolívares. Nadie sabe cómo recibirá el vuelto con las nuevas denominaciones.