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23 de Septiembre,  Jujuy, Argentina
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Se reabre el debate sobre la seguridad en Carnaval

Para muchos, la falta de control da pie a excesos durante estos festejos que llegan a ser vinculados con el acoso. Reclaman una mayor supervisión en la venta de los productos utilizados en los eventos carnestolendos.
Martes, 06 de febrero de 2018 00:00

El sábado último un terrible episodio empañó los festejos carnestolendos. Siete niñas de entre 10 y 14 años tuvieron que ser atendidas en la guardia del hospital de niños "Héctor Quintana", luego de participar de un desentierro de carnaval junto a sus respectivas familias en una comparsa de la ciudad de Palpalá. El lamentable hecho generó un fuerte repudio de la comunidad en general, pero también despertó una polémica en torno a los "permitidos" o excesos que ocurren en el marco de estos festejos.

Como es costumbre, febrero es un mes donde el talco, el papel picado, la "nieve" y la serpentina se adueñan de los barrios de todo Jujuy, que año a año se aprestan y reciben "al diablo del Carnaval" con grandes festejos.

Si bien la gran mayoría de los jujeños espera con ansias la llegada del Carnaval, hay quienes rechazan esta costumbre porque no corresponde con las respectivas ideologías religiosas o bien por malas experiencias que tuvieron durante este festejo.

Sucede que en algunos casos la fiesta pasa a ser un desagradable momento, ya que la algarabía y la falta de controles da pie a diversas acciones que nada tienen que ver con vivir un momento de alegría y fiesta.

De acuerdo a algunos testimonios recogidos por El Tribuno de Jujuy, numerosas son las personas que decidieron dejar de participar de estos eventos por considerar que existen "excesos", principalmente de los hombres. Así lo manifestaron las mujeres encuestadas quienes aseguraron sentirse "acosadas" o "manoseadas" a la hora de ser bañadas en nieve artificial o talco.

"Con la excusa de que el diablo está suelto, los hombre piensan que pueden hacer lo que quieran, sin pensar a quién ni cómo", expresó Lourdes Flores a este matutino, al tiempo que señaló que los corsos son los espacios de mayor descontrol, ya que aunque se llevan adelante operativos policiales, los mismos son destinados más bien para evitar hechos delictivos.

La mayoría de los encuestados coincidieron en resaltar la necesidad de extremar los controles, no sólo en la calidad de los productos que se venden en la vía publica sino también en las formas en que son arrojados sobre las personas. "La presencia policial se ve en los eventos, pero hace falta un control de los productos y sobre todo algo que ponga fin al manoseo que muchas veces sufren las mujeres en estos festejos", dijeron las consultadas por este diario.

En ese sentido, hicieron hincapié en la toma de conciencia por parte de los ciudadanos en general y llamaron a restablecer el respeto como el principal factor para el mantenimiento de la convivencia y las relaciones propias de una sociedad moderna.

MARIELA SALTO.

La mirada de una profesional

La psicóloga Mariela Salto realizó un análisis sobre las conductas que tienen lugar durante los eventos vinculados al Carnaval y brindó su opinión al respecto.

Recordó que Carnaval es un tiempo de imaginación, expectativas, disfrute, tiempo en familia, diversión, etcétera. Pero también es analizar las prácticas carnavaleras que atañen al origen y sentido del Carnaval, donde desde lo discursivo y colectivo cultural está permitido “todo”.

Según algunos autores, acotó, permite mostrar y actuar deseos o fantasías reprimidas propias de la conducta y naturaleza humana, llevando al extremo la idea de “ser otro”.

“En general no existen normas que regulen específicamente las conductas permitidas y no, y esto da lugar a acciones permisivas que se perpetúan y aceptan socialmente con la practica perdiendo el registro consciente de lo propio y ajeno, realizando comportamientos que pueden poner en riesgo la integridad física, psicológica, emocional, moral, propia o ajena”, sostuvo.

“Festejar no es igual a transgredir, ni a exponerse o exponer a otros a situaciones de riesgo”, recalcó, y señaló que los excesos siempre pueden ser perjudiciales para nuestra integridad física y la del otro, para las relaciones y los vínculos. “Todos tenemos responsabilidad social, nuestros actos o acciones siempre tienen un impacto en la vida del otro”, explicó y aseguró que el descontrol, el acoso, la violencia y las conductas de riesgo “van a contramano del sentido de las celebraciones, fortalecimiento de las tradiciones y prácticas culturales”.

En ese sentido consideró que sería conveniente mejorar los sistemas de control y concientización de las prácticas respetuosas y saludables del tiempo del Carnaval, “y mientras estamos en este período, no seamos otros sino nosotros mismos, valorando y respetando profunda y responsablemente los intereses propios y ajenos”.

 

Las opiniones

Margarita Jara

ESTUDIANTE

No celebro pero me parece que la gente no tiene que dejarse llevar tanto por el impulso de la alegría y debería cuidar y respetar más a los demás. Hay algunos que están locos por el Carnaval, y a veces faltan el respeto, te tiran bombuchas, incluso si no estás participando. Creo que tendrían que ser más respetuosos con la gente que no participa de estos eventos, porque cada uno es libre de hacer lo que le parece y si no le gusta participar se debe respetar su voluntad.

 

Vanesa Quispe

DOCENTE

Particularmente no participo de los festejos, aunque respeto lo que es la cultura y las tradiciones jujeñas. Sí, a veces, voy a ver los corsos, pero trato de no ir porque en muchos casos, los hombres se exceden, te tiran talco sin consultarte e incluso te manosean. Hay gente que va a festejar y a pasarla bien, pero lamentablemente están los que desvirtúan el festejo y eso empaña todo. Por una parte pienso que hay un poco de maldad en los actos, por eso tiene que haber más control, porque todos queremos disfrutar.

 

María Teresa Valdiviezo

AMA DE CASA

Por suerte nunca tuve una mala experiencia, pero sí conozco casos de amigas que la pasaron mal. Lo único que pido es que seamos prudentes porque muchas veces quizás sin intención, hacemos daño. A la hora de tirar talco o agua, no piensan en la otra persona si la están perjudicando o no. Entonces pienso que de una manera u otra hay que tratar de ser más prudente y precavido. Considero que con estos actos se falta el respeto al otro, pero sobre todo hay muchos excesos.

 

María Rodríguez

EMPLEADA

Tuve una mala experiencia cuando era chica. En una oportunidad me tiraron pintura en aceite y como tenía el cabello largo, me tuve que cortar el pelo y desde ahí no quiero saber nada con el Carnaval. Todos se justifican con que el diablo está suelto y con eso se creen con derecho a todo, pero no es así, se puede festejar pero siempre en el marco del respeto. Lamentablemente se dan muchos excesos tanto en grandes como en chicos, queriendo y sin querer, porque algunos lo hacen en busca de hacer daño.

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