Una explosión reciente, que se llevó al menos 8 vidas y causó 34 heridos durante el Carnaval de Bolivia, a causa de la explosión de una garrafa de un puesto ambulante de comida alertó sobre el tema. En Jujuy hay alrededor de 200 ambulantes que elaboran y comercializan comida en la vía pública, y desde Fiscalización y Control municipal procuran ajustar controles y les exigen contar con extintores.
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Una explosión reciente, que se llevó al menos 8 vidas y causó 34 heridos durante el Carnaval de Bolivia, a causa de la explosión de una garrafa de un puesto ambulante de comida alertó sobre el tema. En Jujuy hay alrededor de 200 ambulantes que elaboran y comercializan comida en la vía pública, y desde Fiscalización y Control municipal procuran ajustar controles y les exigen contar con extintores.
En Oruro, Bolivia ya ascienden a 8 los fallecidos y 34 heridos por la explosión del sábado a causa de una explosión de garrafa.
El incidente en Bolivia, del que se cree fue causado por la explosión de una garrafa, puso de relieve la necesidad de prevenir este tipo de hechos. Según Bomberos de la Provincia, en Jujuy hace alrededor de un mes hubo un suceso que asustó a muchos en el parque San Martín cuando se rompió la manguera de conexión de una garrafa de un puesto de comida ambulante ubicado frente a los juegos, provocando una llamarada de fuego sofocada por efectivos locales.
Por ello, a la hora de abordar el control de este tipo de puestos ambulantes es clave el papel del control municipal. El coordinador general de la Subsecretaría de Fiscalización y Control, Maximiliano Quiroga, explicó que el control se hace a través de inspectores, algunos de los cuáles son técnicos. Se controlan las conexiones de la garrafa, de modo que no haya ninguna pérdida y para prevenir algún incidente se exige matafuegos.
"Si no tienen alguno de los requisitos no se deja trabajar. Se hacen muchos controles y decomisos porque hay gente que sin autorización se instala en el espacio público, entonces esto genera decomisos y enfrentamientos con la gente, pero deben entender que eso atenta contra la salud de las personas, por eso somos más estrictos", agregó.
Es que las condiciones mínimas e indispensables que les piden a los carritos de comida se agudizan cuando se trata de eventos masivos.
Para trabajar, los requisitos que se les solicitan son: contar con matafuego, con la inspección técnica realizada por los inspectores mencionados; la aptitud bromatológica que otorga el área de Seguridad Alimentaria una vez que realizan el curso al respecto. También se les exige que cuenten con el permiso de ubicación, además de contar con monotributo social,
Sucede que si bien hay un registro de vendedores ambulantes de comida de alrededor de 200 vendedores en esta ciudad, son muchos más los que suelen ofertar ese servicio gastronómico cuando hay festivales, desfiles y otros acontecimientos masivos. El referente comunal explicó que se avanza en los controles alertados por lo sucedido en Bolivia, y que es necesario hacer hincapié en la prevención de sucesos peligroso de este tipo. "Esta noticia nos ayuda más para que la gente se concientice de que es peligroso".
Por otro lado, en torno a la salubridad sobre el uso del agua, el funcionario de la Subsecretaría de Fiscalización y Control, Maximiliano Quiroga, explicó que trabajan en gestión de financiamiento nacional para que los vendedores puedan acceder a adquirir "carros modelo" que cuentan con tanque de agua y son más seguros que los que habitualmente disponen.
"En un futuro apuntamos a que la venta ambulante de comidas sea así, y si no puede ser food trucks, que sea un carro modelo. Hay algunos totalmente cubiertos, con parrillas dentro del vidrio especial para el calor, estamos viendo de conseguirles financiación para que los tengan y vayan pagando de a poco, no son muy caros".
Dijo también que están promoviendo el uso de food trucks porque traen doble tanque, uno para uso y otro para depósito, y ya funcionan en calle Santibáñez.
Pese a que se investiga si la garrafa fue la causante de la explosión, apremia la prevención entre los vendedores ambulantes.
Bomberos insta a controlar
Por su parte, el director de Bomberos de la Provincia de Jujuy Ariel Mamaní aclaró que si bien no controlan los puestos ambulantes sino establecimientos fijos, advirtió que a raíz de la fuga de una garrafa suele generarse fuego pero no explosión. Sin embargo, enfatizó en la necesidad de control para evitar accidentes.
“Lo que puede generar una garrafa mal conectada es una pérdida que genera fuego. Para que la garrafa estalle tiene que haber sobre todo presión, recibir mucho calor externo, estar cerrada y estar en medio del fuego o que si se está cargando y pasa su límite de presión”, aclaró, Mamaní.
Recordó que el gas no tiene volumen y sufre variaciones de acuerdo al calor externo, con lo cual desestimó que lo pueda explotar una garrafa durante el uso por alguna ruptura. Dijo que sin embargo hay que prevenir y en ello es clave la válvula de seguridad que deben controlarse en las garrafas que se usan en los puestos ambulantes, porque podría quemar a las personas que están al frente y cocinando.
De hecho, recordó que hace algo más de un mes ocurrió un incidente en el parque San Martín de esta ciudad, a la altura de los juegos. “A un carrito choripanero o de sándwhiches se le rompió la manguera de conexión que va de la garrafa al anafe o plancha, fue un antecedente de pérdida de gas, una llamarada de gas, no es explosión”, precisó.
Por eso consideró que es clave el control del organismo que habilita esos carros, en este caso de la comuna local.
No obstante, aclaró que Bomberos controla establecimientos fijos, sean kioscos o que estén delimitados donde se use garrafa, es decir, donde haya riesgo de incendio. Las inspecciones que realizan desde Bomberos se dan cuando se trata de eventos culturales masivos como festivales y lo hacen a vendedores de comida o que utilicen elementos de combustión.
Controlan entonces que la garrafa tenga su regulador correspondiente, que es el sistema de seguridad. Por tanto no permiten el uso de algunas hornallas o anafes ingresadas del vecino país, conectadas directamente a una garrafa que no tiene el mencionado regulador.
“El uso de gas butano envasado tiene sus normas de seguridad. Cuando se hacen instalaciones domiciliarias las controla la empresa reguladora como Gasnor, sino no se aprueba la instalación, con normas de seguridad y lo hace un matriculado; y eso no se exige a un vendedor ambulante”, precisó.
Los riesgos y cuidados en garrafas
Por lo general las garrafas de gas son utilizadas como fuente de combustible en hogares, restaurantes, puestos ambulantes y escuelas, entre otras. Para poder utilizar el gas contenido en los tanques como combustible, es necesario contar con tubería y conexiones especiales para transportarlo sin fugas.
Independientemente de la cantidad de gas que contengan, los tanques pueden estar en riesgo de explosión, lo que podría derivar en una serie de pérdidas desde materiales hasta humanas.
Las principales causas de los riesgos de explosión de los tanques de gas suelen ser por corrosión. Muchos tanques están expuestos a la intemperie y la acción del agua de lluvia o el viento pueden producir fugas que, al entrar en contacto con alguna fuente de calor, desencadenen la explosión.
Otra de las causas que podría provocar esto es el sobrecalentamiento. Al someter a los tanques de gas a temperaturas muy elevadas, su superficie metálica se puede sobrecalentar y expandirse al punto de explotar.
Además, pueden pesar los malos manejos. Al transportar, manipular o instalar un tanque de gas se pueden presentar golpes, caídas u otros accidentes que afecten la superficie del mismo.
Para evitar los riesgos de explosión de las garrafas de gas es necesario aplicarles un tratamiento especial de limpieza y mantenimiento. Sin embargo, los cuidados en la vía pública son esenciales por el desgaste de las conexiones al movilizarlas.
La explosión
La Policía de Bolivia sostiene que la explosión del sábado pasado se debió a una fuga de gas accidental en una garrafa de un puesto ambulante de comida, aunque otras autoridades consideran que quedan “cabos sueltos” en la investigación. Según datos del Ministerio de Salud boliviano entre los fallecidos se encuentran: cuatro menores, tres niños y un adolescente, tras la explosión que provocó además cuarenta heridos, de los que los más leves fueron dados de alta. El resto: 23 permanecen hospitalizados en Oruro y los nueve más graves fueron traslados a La Paz, varios a un centro especializado en daños oculares.
La explosión causó importantes destrozos en el lugar, donde los vecinos retiraban durante esa jornada vidrios rotos y otros desperfectos en sus viviendas.
Oruro, de unos 285.000 habitantes, vivía el día grande de su Carnaval, con un desfile que discurría ante miles de personas.
Las víctimas se encontraban en el cruce de calles donde estaban los puestos ambulantes.