La comisión especial de la Cámara de Diputados de Brasil, con mayoría opositora, votará hoy la elevación del proceso de juicio político a la presidenta Dilma Rousseff al plenario del cuerpo, donde la oposición pretende que sea votado el domingo próximo, mientras miles de personas se manifestarán en las calles a favor y en contra de la jefa del Estado.
En tanto, la movilización popular del gobierno y del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva logró revertir parcialmente la situación, según una encuesta del Instituto Datafolha publicada ayer por el diario Folha de Sao Paulo.
El respaldo al juicio político a Rousseff se redujo de 67 al 61 por ciento, mientras Lula pasó a ser el favorito para las elecciones de 2018 junto con la ambientalista y ex ministra de Ambiente Marina Silva, dice el sondeo.
Hoy la atención estará concentrada en la sesión prevista para las 17 (misma hora en la Argentina) en que la comisión especial sobre el juicio político votará el dictamen de su instructor, diputado Jovair Arantes.
Arantes es opositor al gobierno y aliado del presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, quien recomendó someter a Rousseff a juicio político por incumplimientos a la Ley de Responsabilidad Fiscal en los presupuestos de 2014 y 2015.
La comisión tiene 65 diputados y se espera que alrededor de 40 voten a favor de elevar el proceso de juicio político al pleno de la cámara.
Cunha determinó que la sesión sobre el tema comience este viernes y culmine el domingo, con la votación.
Brasilia promete ser un hervidero esta semana: la policía del Distrito Federal decidió que a partir del jueves realizará un gran operativo con el objeto de evitar choques entre manifestantes a favor y en contra del gobierno.
La Explanada de los Ministerios, frente al Congreso, estará dividida en tres: a la izquierda y del lado del Palacio del Planalto (casa de gobierno) será el espacio para el acampe y los actos del frente oficialista; en el medio habrá un espacio para separar a estos manifestantes de los opositores, que estarán en el ala derecha de la Explanada.
El tránsito de vehículos quedará prohibido a partir del viernes en la capital, adonde comenzarán a llegar grupos de todos los lugares del país.
En San Pablo, el grupo opositor VemPraRua convocó a una manifestación en la avenida Paulista.
El gobierno -con Lula como ministro con designación suspendida por la justicia- negocia contrarreloj con posibles nuevos aliados de la administración Rousseff con el fin de que voten contra el juicio político el próximo domingo.
La oposición necesita 342 votos para cubrir los dos tercios requeridos por la Constitución para elevar el proceso al Senado, que es la cámara juzgadora.
El Senado debe votar por mayoría simple si acepta o rechaza el proceso y en caso positivo la mandataria tiene que tomar licencia de 180 días hasta que la cámara alta vote nuevamente sobre su destitución, pero esta vez necesita dos tercios de los 81 legisladores.
La dirección del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) del vicepresidente Michel Temer decidió pasarse a la oposición, pero su bloque de Diputados tiene bastantes fieles al gobierno, como el jefe de la bancada, Leonardo Picciani.
Paralelamente, esta semana también debe continuar la negociación para montar una comisión de juicio político contra Temer, como ordenó el juez del Supremo Tribunal Federal Marco Aurelio Mello, que obligó a Cunha tomar con el vicepresidente el mismo criterio que usó con Rousseff sobre los decretos de créditos internos dentro del presupuesto que configurarían delito de responsabilidad.
La encuesta de Datafolha de ayer, que dominará parte de la agenda de la semana, indica que la mayoría de los brasileños tampoco apoya un eventual gobierno de Temer y respalda la renuncia tanto de Rousseff como del vice.
No obstante, según el sondeo, en comparación con la anterior muestra retrocedieron el apoyo a la destitución de la mandataria retrocedió y la reprobación del gobierno, en tanto que la aprobación aumentó tres puntos, a 13 por ciento.
Asimismo, creció la popularidad de Lula pese al escándalo de su asunción como jefe de ministros suspendida por la Justicia y la investigación por su presunta responsabilidad en el caso Lava Jato.
En caso de que se apruebe hoy el juicio político en la comisión, será la segunda vez que el país vivirá una situación similar, tras la sucedida a comienzos de los 90 con Fernando Collor de Mello.
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La comisión especial de la Cámara de Diputados de Brasil, con mayoría opositora, votará hoy la elevación del proceso de juicio político a la presidenta Dilma Rousseff al plenario del cuerpo, donde la oposición pretende que sea votado el domingo próximo, mientras miles de personas se manifestarán en las calles a favor y en contra de la jefa del Estado.
En tanto, la movilización popular del gobierno y del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva logró revertir parcialmente la situación, según una encuesta del Instituto Datafolha publicada ayer por el diario Folha de Sao Paulo.
El respaldo al juicio político a Rousseff se redujo de 67 al 61 por ciento, mientras Lula pasó a ser el favorito para las elecciones de 2018 junto con la ambientalista y ex ministra de Ambiente Marina Silva, dice el sondeo.
Hoy la atención estará concentrada en la sesión prevista para las 17 (misma hora en la Argentina) en que la comisión especial sobre el juicio político votará el dictamen de su instructor, diputado Jovair Arantes.
Arantes es opositor al gobierno y aliado del presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, quien recomendó someter a Rousseff a juicio político por incumplimientos a la Ley de Responsabilidad Fiscal en los presupuestos de 2014 y 2015.
La comisión tiene 65 diputados y se espera que alrededor de 40 voten a favor de elevar el proceso de juicio político al pleno de la cámara.
Cunha determinó que la sesión sobre el tema comience este viernes y culmine el domingo, con la votación.
Brasilia promete ser un hervidero esta semana: la policía del Distrito Federal decidió que a partir del jueves realizará un gran operativo con el objeto de evitar choques entre manifestantes a favor y en contra del gobierno.
La Explanada de los Ministerios, frente al Congreso, estará dividida en tres: a la izquierda y del lado del Palacio del Planalto (casa de gobierno) será el espacio para el acampe y los actos del frente oficialista; en el medio habrá un espacio para separar a estos manifestantes de los opositores, que estarán en el ala derecha de la Explanada.
El tránsito de vehículos quedará prohibido a partir del viernes en la capital, adonde comenzarán a llegar grupos de todos los lugares del país.
En San Pablo, el grupo opositor VemPraRua convocó a una manifestación en la avenida Paulista.
El gobierno -con Lula como ministro con designación suspendida por la justicia- negocia contrarreloj con posibles nuevos aliados de la administración Rousseff con el fin de que voten contra el juicio político el próximo domingo.
La oposición necesita 342 votos para cubrir los dos tercios requeridos por la Constitución para elevar el proceso al Senado, que es la cámara juzgadora.
El Senado debe votar por mayoría simple si acepta o rechaza el proceso y en caso positivo la mandataria tiene que tomar licencia de 180 días hasta que la cámara alta vote nuevamente sobre su destitución, pero esta vez necesita dos tercios de los 81 legisladores.
La dirección del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) del vicepresidente Michel Temer decidió pasarse a la oposición, pero su bloque de Diputados tiene bastantes fieles al gobierno, como el jefe de la bancada, Leonardo Picciani.
Paralelamente, esta semana también debe continuar la negociación para montar una comisión de juicio político contra Temer, como ordenó el juez del Supremo Tribunal Federal Marco Aurelio Mello, que obligó a Cunha tomar con el vicepresidente el mismo criterio que usó con Rousseff sobre los decretos de créditos internos dentro del presupuesto que configurarían delito de responsabilidad.
La encuesta de Datafolha de ayer, que dominará parte de la agenda de la semana, indica que la mayoría de los brasileños tampoco apoya un eventual gobierno de Temer y respalda la renuncia tanto de Rousseff como del vice.
No obstante, según el sondeo, en comparación con la anterior muestra retrocedieron el apoyo a la destitución de la mandataria retrocedió y la reprobación del gobierno, en tanto que la aprobación aumentó tres puntos, a 13 por ciento.
Asimismo, creció la popularidad de Lula pese al escándalo de su asunción como jefe de ministros suspendida por la Justicia y la investigación por su presunta responsabilidad en el caso Lava Jato.
En caso de que se apruebe hoy el juicio político en la comisión, será la segunda vez que el país vivirá una situación similar, tras la sucedida a comienzos de los 90 con Fernando Collor de Mello.
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