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24 de Junio,  Jujuy, Argentina
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Una gran labor en la difusión de nuestra cultura

Jueves, 28 de enero de 2016 01:30
Fabián Gaspar busca las formas de que la obra de su abuelo, Medardo Pantoja, coseche nuevo público a cuatro décadas de su deceso. Es cierto que la pintura de Pantoja mantiene una vitalidad que sigue cautivando, pero llegar a nuevas generaciones y a otras tierras es un desafío no siempre sencillo.
Al mismo tiempo nos cuenta que en esos caminos, es él el primero en sorprenderse del recuerdo vivo de Pantoja en latitudes lejanas del país. Cuando lleva su obra, no deja de escuchar no sólo la anécdota personal, sino la referencia de su lugar protagónico dentro de la plástica argentina, y ese reconocimiento lo incentiva a trabajar más.
Entre otras cosas, fue beneficiado por el proyecto Museos, que parte de las Universidades para elegir un museo de su provincia en base a cuya propuesta realizan documental. El que selecciona al Pantoja es la UNJU. "Los museos privados somos los que más sufrimos", nos dice, "por eso es que este tipo de reconocimientos se aprecian más".
Nos habla de la función de su museo en la sociedad, por ello en la Casa Pantoja no sólo se ven los cuadros de don Medardo sino que se llevan a cabo talleres a lo largo del año. "Y así uno cumple un rol como corresponde dentro de la sociedad", agrega Gaspar. "Y cuando te metés con esas cosas es ya como un río que no podés parar".
Y en ello, "la continuidad de llevar la obra de mi abuelo por todo el país. Movilizar la obra es algo costoso, en términos económicos. Lo hicimos el año pasado empezando por el Centro Cultural Rougé, de Tucumán, dentro de los preparativos del bicentenario de la independencia, y luego el museo Sívori, de Buenos Aires".
En cada una de estas muestras, Fabián Gaspar cuenta que "encontré gente conocida de mi abuelo, y en el Centro Cultural Leonardo Favio, de Lanús, donde compartimos la muestra con Ponciano Cárdenas, que también fue alumno de mi abuelo. Hubo políticas culturales que ayudaron a revalorizar el arte nacional, y eso fue importante para saber hacia dónde vamos", dice.
El 2016, la obra de Pantoja recorrerá: la galería Hilarios, un prestigioso centro de arte en el barrio porteño de Recoleta, Santiago del Estero, Tucumán y San Juan. "A mi me pasó en todo este tiempo esto de conocerlo al abuelo como pintor, como llegar a Córdoba y escuchar una disertación sobre como uno de sus cuadros marca un hito dentro de la pintura argentina, dejando atrás el clasismo para insertarnos en la pintura Indoamericana".
El tema "para mi es ir escuchando todo eso para darle el reconocimiento que merece la obra de mi abuelo. Y así hay gente que te dice que viene a Tilcara especialmente para ver su obra, que son cosas que te llegan a las fibras más íntimas. Ahora estamos trabajando para editar un libro que resuma su trabajo, realizado por Daniel Ferullo, que es una autoridad en este tema".
Y eso se entrama con las otras actividades. "Entre otros acá se dan talleres de tejido, y las tejedoras vienen con sus hijos, con sus nietos, y de paso les muestran los cuadros del abuelo y les dicen: esta es la obra de Medardo Pantoja. Es gente que nunca ha entrado a un museo, y muchas de ellas fueron alumnas del abuelo en la escuela Sarmiento."

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Fabián Gaspar busca las formas de que la obra de su abuelo, Medardo Pantoja, coseche nuevo público a cuatro décadas de su deceso. Es cierto que la pintura de Pantoja mantiene una vitalidad que sigue cautivando, pero llegar a nuevas generaciones y a otras tierras es un desafío no siempre sencillo.
Al mismo tiempo nos cuenta que en esos caminos, es él el primero en sorprenderse del recuerdo vivo de Pantoja en latitudes lejanas del país. Cuando lleva su obra, no deja de escuchar no sólo la anécdota personal, sino la referencia de su lugar protagónico dentro de la plástica argentina, y ese reconocimiento lo incentiva a trabajar más.
Entre otras cosas, fue beneficiado por el proyecto Museos, que parte de las Universidades para elegir un museo de su provincia en base a cuya propuesta realizan documental. El que selecciona al Pantoja es la UNJU. "Los museos privados somos los que más sufrimos", nos dice, "por eso es que este tipo de reconocimientos se aprecian más".
Nos habla de la función de su museo en la sociedad, por ello en la Casa Pantoja no sólo se ven los cuadros de don Medardo sino que se llevan a cabo talleres a lo largo del año. "Y así uno cumple un rol como corresponde dentro de la sociedad", agrega Gaspar. "Y cuando te metés con esas cosas es ya como un río que no podés parar".
Y en ello, "la continuidad de llevar la obra de mi abuelo por todo el país. Movilizar la obra es algo costoso, en términos económicos. Lo hicimos el año pasado empezando por el Centro Cultural Rougé, de Tucumán, dentro de los preparativos del bicentenario de la independencia, y luego el museo Sívori, de Buenos Aires".
En cada una de estas muestras, Fabián Gaspar cuenta que "encontré gente conocida de mi abuelo, y en el Centro Cultural Leonardo Favio, de Lanús, donde compartimos la muestra con Ponciano Cárdenas, que también fue alumno de mi abuelo. Hubo políticas culturales que ayudaron a revalorizar el arte nacional, y eso fue importante para saber hacia dónde vamos", dice.
El 2016, la obra de Pantoja recorrerá: la galería Hilarios, un prestigioso centro de arte en el barrio porteño de Recoleta, Santiago del Estero, Tucumán y San Juan. "A mi me pasó en todo este tiempo esto de conocerlo al abuelo como pintor, como llegar a Córdoba y escuchar una disertación sobre como uno de sus cuadros marca un hito dentro de la pintura argentina, dejando atrás el clasismo para insertarnos en la pintura Indoamericana".
El tema "para mi es ir escuchando todo eso para darle el reconocimiento que merece la obra de mi abuelo. Y así hay gente que te dice que viene a Tilcara especialmente para ver su obra, que son cosas que te llegan a las fibras más íntimas. Ahora estamos trabajando para editar un libro que resuma su trabajo, realizado por Daniel Ferullo, que es una autoridad en este tema".
Y eso se entrama con las otras actividades. "Entre otros acá se dan talleres de tejido, y las tejedoras vienen con sus hijos, con sus nietos, y de paso les muestran los cuadros del abuelo y les dicen: esta es la obra de Medardo Pantoja. Es gente que nunca ha entrado a un museo, y muchas de ellas fueron alumnas del abuelo en la escuela Sarmiento."

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