Barack Obama se convirtió ayer en el primer presidente de
Estados Unidos en visitar una cárcel, al llegar a la penitenciaría de El Reno, en
Oklahoma, en el centrosur del país.
Su visita buscó arrojar luz sobre el fracaso de un sistema penal y carcelario que se halla entre los más costosos y sobrepoblados del mundo. En el Instituto Correccional Federal de El Reno el presidente se reunió con funcionarios penitenciarios y presos y habló sobre sus planes de reforma.
Cerca de la cuarta parte de la población carcelaria mundial está en Estados Unidos, aunque su población no supera el 5% del total. Las cárceles estadounidenses albergan tantos presos como los 35 principales países europeos juntos.
El presidente estadounidense quiere reducir el número de personas encarceladas, el recurso al confinamiento en soledad y las sentencias con penas no excarcelables.
"Nuestro sistema de Justicia penal no es tan inteligente como debiera", dijo esta semana, tras indultar a 46 pequeños traficantes de drogas no violentos. "Nuestra tasa de encarcelados es cuatro veces más alta que la de China", reconoció Obama, quien agregó que las prisiones tenían una población cuatro veces menor en 1980 y la mitad de presos en 1995.
Reducir condenas
Una de las prioridades de Obama es reducir la duración de las condenas. El presidente ha tomado partido en contra de las condenas desproporcionadas, en particular cuando se trata de vendedores de drogas al menudeo, que muchas veces están encerrados durante años.
"En demasiados casos el castigo simplemente no se ajusta al delito", observó el martes Obama, cuando llamó a emprender una amplia reforma del sistema penal estadounidense que otorgue a los condenados el derecho a votar, que frene el aislamiento y ponga fin a las condenas no excarcelables.
"Si eres un pequeño vendedor de drogas o no cumpliste con tu libertad condicional, tienes una deuda con la sociedad. Eres responsable de lo que has hecho y tienes que corregirte. Pero no debes purgar 20 años" en una cárcel, opinó Obama.
Barack Obama se convirtió ayer en el primer presidente de
Estados Unidos en visitar una cárcel, al llegar a la penitenciaría de El Reno, en
Oklahoma, en el centrosur del país.
Su visita buscó arrojar luz sobre el fracaso de un sistema penal y carcelario que se halla entre los más costosos y sobrepoblados del mundo. En el Instituto Correccional Federal de El Reno el presidente se reunió con funcionarios penitenciarios y presos y habló sobre sus planes de reforma.
Cerca de la cuarta parte de la población carcelaria mundial está en Estados Unidos, aunque su población no supera el 5% del total. Las cárceles estadounidenses albergan tantos presos como los 35 principales países europeos juntos.
El presidente estadounidense quiere reducir el número de personas encarceladas, el recurso al confinamiento en soledad y las sentencias con penas no excarcelables.
"Nuestro sistema de Justicia penal no es tan inteligente como debiera", dijo esta semana, tras indultar a 46 pequeños traficantes de drogas no violentos. "Nuestra tasa de encarcelados es cuatro veces más alta que la de China", reconoció Obama, quien agregó que las prisiones tenían una población cuatro veces menor en 1980 y la mitad de presos en 1995.
Reducir condenas
Una de las prioridades de Obama es reducir la duración de las condenas. El presidente ha tomado partido en contra de las condenas desproporcionadas, en particular cuando se trata de vendedores de drogas al menudeo, que muchas veces están encerrados durante años.
"En demasiados casos el castigo simplemente no se ajusta al delito", observó el martes Obama, cuando llamó a emprender una amplia reforma del sistema penal estadounidense que otorgue a los condenados el derecho a votar, que frene el aislamiento y ponga fin a las condenas no excarcelables.
"Si eres un pequeño vendedor de drogas o no cumpliste con tu libertad condicional, tienes una deuda con la sociedad. Eres responsable de lo que has hecho y tienes que corregirte. Pero no debes purgar 20 años" en una cárcel, opinó Obama.