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Proceso de beatificación | padre Tarcisio Rubín, Daniel Fernández, Marcelo Palentini, beatificación, Marca País

Martes, 09 de junio de 2015 00:00
MONSEÑOR FERNÁNDEZ JUNTO A INTEGRANTES DEL TRIBUNAL QUE TRABAJARÁ EN LA CAUSA
Ante fieles presentes ayer se dio continuidad a un trabajo encarado en su momento por monseñor Marcelo Palentini para dar impulso, en la fase diocesana, al proceso de beatificación del padre Tarcisio Rubín, quien fue un misionero scalabriniano que desarrollo una gran tarea en las Yungas jujeñas.
En este sentido el obispo de Jujuy, monseñor Daniel Fernández, sostuvo que "al morir monseñor Palentini ese proceso había quedado suspendido, había que reactivar y poner en funcionamiento esta decisión de recabar datos sobre la vida y la virtudes del padre Tarcisio".
El padre Tarcisio Rubín nació el 6 de mayo de 1929 en la provincia de Padua y murió el 3 de octubre de 1983 en Alto Calilegua.

La intención es entonces pedirle a los fieles que acerquen los datos y documentación del paso del padre por Jujuy, para llevar adelante este proceso de recopilación histórica. "Todo eso luego será analizado para que la Iglesia siga con su proceso minucioso", agregó el obispo.
"Lo encontraron una mañana en la capilla, se ve que había pasado sus últimos minutos en oración. Nos dejó esa última estampa", recordó monseñor Fernández.
El padre Tarcisio
Por su parte el padre Flavio Lauria, misionero scalabriniano, brindó detalles sobre la vida del sacerdote, "el padre Tarcisio fue misionero en Italia, Alemania, Suiza y en el año 1973 es destinado a la Argentina. En su paso por nuestro país estuvo en Mendoza, Córdoba y, enamorado del altiplano y su gente, era su deseo quedarse en Jujuy".
"Sirvió a sus fieles y a toda la Iglesia con una entrega total, era un hombre que no tenía nada material y sorprendía a todos los misioneros cómo era capaz de vivir sin ningún medio y como llevó siempre el Evangelio a todos los rincones por donde caminaba", sostuvo el padre Lauria.
En relación a la congregación scalabriniana, el sacerdote sostuvo que "el carisma de la misma es acompañar a los trabajadores migrantes en ese desarraigo laboral que muchas veces viven. Buscar que se integren en las sociedades de acogidas".

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Ante fieles presentes ayer se dio continuidad a un trabajo encarado en su momento por monseñor Marcelo Palentini para dar impulso, en la fase diocesana, al proceso de beatificación del padre Tarcisio Rubín, quien fue un misionero scalabriniano que desarrollo una gran tarea en las Yungas jujeñas.
En este sentido el obispo de Jujuy, monseñor Daniel Fernández, sostuvo que "al morir monseñor Palentini ese proceso había quedado suspendido, había que reactivar y poner en funcionamiento esta decisión de recabar datos sobre la vida y la virtudes del padre Tarcisio".
El padre Tarcisio Rubín nació el 6 de mayo de 1929 en la provincia de Padua y murió el 3 de octubre de 1983 en Alto Calilegua.

La intención es entonces pedirle a los fieles que acerquen los datos y documentación del paso del padre por Jujuy, para llevar adelante este proceso de recopilación histórica. "Todo eso luego será analizado para que la Iglesia siga con su proceso minucioso", agregó el obispo.
"Lo encontraron una mañana en la capilla, se ve que había pasado sus últimos minutos en oración. Nos dejó esa última estampa", recordó monseñor Fernández.
El padre Tarcisio
Por su parte el padre Flavio Lauria, misionero scalabriniano, brindó detalles sobre la vida del sacerdote, "el padre Tarcisio fue misionero en Italia, Alemania, Suiza y en el año 1973 es destinado a la Argentina. En su paso por nuestro país estuvo en Mendoza, Córdoba y, enamorado del altiplano y su gente, era su deseo quedarse en Jujuy".
"Sirvió a sus fieles y a toda la Iglesia con una entrega total, era un hombre que no tenía nada material y sorprendía a todos los misioneros cómo era capaz de vivir sin ningún medio y como llevó siempre el Evangelio a todos los rincones por donde caminaba", sostuvo el padre Lauria.
En relación a la congregación scalabriniana, el sacerdote sostuvo que "el carisma de la misma es acompañar a los trabajadores migrantes en ese desarraigo laboral que muchas veces viven. Buscar que se integren en las sociedades de acogidas".

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