Brasil y China firmaron ayer decenas de acuerdos de inversión en el marco de un ambicioso plan conjunto hasta 2021, durante la visita del primer ministro Li Keqiang a la potencia sudamericana, que estuvo precedida por la promesa de invertir 50.000 millones de dólares.
La iniciativa incluyó un convenio para financiar proyectos de la empresa petrolera estatal Petrobras (envuelta en un escándalo de corrupción que involucra a funcionarios del gobierno de Dilma) por 7.000 millones de dólares, el cierre de la venta de 22 aviones de Embraer y un memorando entre la minera brasileña Vale y el banco chino Icbc para ofrecer servicios financieros por 4.000 millones de dólares, entre otros acuerdos bilaterales.
Brasil también consiguió reanudar su comercio de carne bovina con el gigante asiático, uno de los anhelos del sector agropecuario tras el cierre por cuestiones sanitarias.
La reanudación "será implementada inmediatamente con la habilitación hecha por China de los primeros ocho establecimientos exportadores brasileños", destacó la presidente Dilma Rousseff. Al subrayar la vastedad de las áreas de cooperación bilateral, la mandataria citó un dicho chino: "Si el viento sopla en una única dirección, el árbol crecerá inclinado".
Monumental obra ferrocarril
Los dos países realizarán además estudios de viabilidad para una monumental obra ferro-océanica que cruzará la Amazonia hasta Perú, para exportar bienes del país sudamericano por el Pacífico.
"China y Brasil están promoviendo la construcción de infraestructura, y China tiene muchas experiencias ricas y nos gustaría cooperar con Brasil para reducir sus costos", dijo el primer ministro chino Li Keqiang durante su presentación.
Ese proyecto implica construir vías desde el océano Atlántico al Pacífico, para abaratar los gastos de transporte de las exportaciones de commodities brasileñas al gigante asiático, como la soja y el mineral de hierro.
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Brasil y China firmaron ayer decenas de acuerdos de inversión en el marco de un ambicioso plan conjunto hasta 2021, durante la visita del primer ministro Li Keqiang a la potencia sudamericana, que estuvo precedida por la promesa de invertir 50.000 millones de dólares.
La iniciativa incluyó un convenio para financiar proyectos de la empresa petrolera estatal Petrobras (envuelta en un escándalo de corrupción que involucra a funcionarios del gobierno de Dilma) por 7.000 millones de dólares, el cierre de la venta de 22 aviones de Embraer y un memorando entre la minera brasileña Vale y el banco chino Icbc para ofrecer servicios financieros por 4.000 millones de dólares, entre otros acuerdos bilaterales.
Brasil también consiguió reanudar su comercio de carne bovina con el gigante asiático, uno de los anhelos del sector agropecuario tras el cierre por cuestiones sanitarias.
La reanudación "será implementada inmediatamente con la habilitación hecha por China de los primeros ocho establecimientos exportadores brasileños", destacó la presidente Dilma Rousseff. Al subrayar la vastedad de las áreas de cooperación bilateral, la mandataria citó un dicho chino: "Si el viento sopla en una única dirección, el árbol crecerá inclinado".
Monumental obra ferrocarril
Los dos países realizarán además estudios de viabilidad para una monumental obra ferro-océanica que cruzará la Amazonia hasta Perú, para exportar bienes del país sudamericano por el Pacífico.
"China y Brasil están promoviendo la construcción de infraestructura, y China tiene muchas experiencias ricas y nos gustaría cooperar con Brasil para reducir sus costos", dijo el primer ministro chino Li Keqiang durante su presentación.
Ese proyecto implica construir vías desde el océano Atlántico al Pacífico, para abaratar los gastos de transporte de las exportaciones de commodities brasileñas al gigante asiático, como la soja y el mineral de hierro.
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