Una empresa llamada MONO Eyewear quiere precisamente hacerse un hueco en esta industria con la introducción de un sistema que permite no solo personalizar el diseño de la montura -actualmente tienen cinco estilos disponibles- sino ajustar al máximo las dimensiones de la montura mediante tres parámetros con tres medidas distintas (S, M, y L) que permitan que la adaptación a nuestra cara sea perfecta.
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Una empresa llamada MONO Eyewear quiere precisamente hacerse un hueco en esta industria con la introducción de un sistema que permite no solo personalizar el diseño de la montura -actualmente tienen cinco estilos disponibles- sino ajustar al máximo las dimensiones de la montura mediante tres parámetros con tres medidas distintas (S, M, y L) que permitan que la adaptación a nuestra cara sea perfecta.
Entre las ventajas de este tipo de producción, afirman sus creadores, está el hecho de que no se desperdicia tanto material como en la fabricación de las monturas convencionales, y toda la montura se fabrica en una pieza, siendo innecesaria la utilización de todas las partes de una gafa normal que precisamente la hacen más proclive a que alguna de ellas falle.
El diseño de estas monturas también destaca por la forma de las patillas, que son flexibles para poder adaptarse a la cara y que además se pueden acoplar como si plegásemos las patillas de una gafa normal. El ajuste de los cristales es también muy sencillo -en el diseño actual esos cristales son redondos- y precisamente ahí está otra ventaja de este desarrollo: podremos convertir unas gafas de ver en unas gafas de sol, por ejemplo, intercambiando los cristales en cualquier momento. Una idea singular que de nuevo nos demuestra la capacidad de las impresoras 3D.
Fuente: Xataka