La nueva alianza de centroderecha conformada por el radicalismo, el macrismo y la Coalición Cívica (CC) deberá conseguir en los comicios de octubre apenas 18 bancas para mantener los 60 legisladores que hoy detenta en la cámara baja, mientras que la centroizquierda afrontará un fuerte desafío porque renueva más del 70 % de sus escaños.
La expectativa de la nueva alianza que lideran el senador
Ernesto Sanz; el líder PRO,
Mauricio Macri y la diputada
Elisa Carrió, es al menos duplicar el número de diputados que pondrá en juego, teniendo en cuenta las pocas bancas que arriesgará en la elección del 25 de octubre, cuando se elegirán 130 representantes.
Esta posición ventajosa es el resultado de la floja elección opositora de 2011, cuando el contundente triunfo de la presidente, Cristina Fernández de Kirchner, con más del 54 por ciento de los votos le arrebató más de una veintena de bancas, que fueron a parar a manos del oficialismo.
En los comicios de este año, el radicalismo y sus dos partidos aliados ponen en juego 13 de sus 37 bancas, el PRO y sus aliados solo 5 de las 20 que tienen, y el interbloque Coalición Cívica-Unen no arriesgará ningún escaño, porque sus seis miembros ingresaron en el 2013.
De este modo, este acuerdo electoral de centroderecha es el más beneficiado de la oposición porque tiene en su conjunto 63 bancas y solo pone en juego 18, de las cuales dos corresponden a los jefes de bloque de la UCR, Mario Negri, y del PRO, Federico Pinedo.
El Frente Amplio Progresista es el interbloque opositor con mayores complicaciones, ya que tendrá en juego 11 de sus 15 bancas. El Frente Amplio Progresista es el interbloque opositor con mayores complicaciones, ya que tendrá en juego 11 de sus 15 bancas.
Por eso, la integración de las listas de candidatos a diputados que aspiran a presentar la UCR, Carrió y el macrismo, y que vence en junio, generó una ardua negociación entre estas tres fuerzas, dado que ninguna quiere resignar lugares, en especial el radicalismo, en las provincias donde aportará toda su estructura armada a lo largo de 125 años.
Con las heridas que pesan sobre las espaldas del triunfador de la Convención Nacional radical de Gualeguaychú, Ernesto Sanz, el senador mendocino deberá garantizar el ingreso del doble de las bancas que pone en juego, es decir obtener al menos la misma cantidad de lugares que en el 2013. En cambio, el partido de Mauricio Macri y la Coalición Cívica no sufren esa presión, porque la agrupación del jefe del Gobierno de la Ciudad pone en juego solo cuatro bancas, ya que la quinta pertenece a su aliado del Partido Demócrata, Roberto Pradines, mientras que el sello de "Lilita" Carrió tiene seis miembros con mandato hasta el 2017.
La nueva alianza de centroderecha conformada por el radicalismo, el macrismo y la Coalición Cívica (CC) deberá conseguir en los comicios de octubre apenas 18 bancas para mantener los 60 legisladores que hoy detenta en la cámara baja, mientras que la centroizquierda afrontará un fuerte desafío porque renueva más del 70 % de sus escaños.
La expectativa de la nueva alianza que lideran el senador
Ernesto Sanz; el líder PRO,
Mauricio Macri y la diputada
Elisa Carrió, es al menos duplicar el número de diputados que pondrá en juego, teniendo en cuenta las pocas bancas que arriesgará en la elección del 25 de octubre, cuando se elegirán 130 representantes.
Esta posición ventajosa es el resultado de la floja elección opositora de 2011, cuando el contundente triunfo de la presidente, Cristina Fernández de Kirchner, con más del 54 por ciento de los votos le arrebató más de una veintena de bancas, que fueron a parar a manos del oficialismo.
En los comicios de este año, el radicalismo y sus dos partidos aliados ponen en juego 13 de sus 37 bancas, el PRO y sus aliados solo 5 de las 20 que tienen, y el interbloque Coalición Cívica-Unen no arriesgará ningún escaño, porque sus seis miembros ingresaron en el 2013.
De este modo, este acuerdo electoral de centroderecha es el más beneficiado de la oposición porque tiene en su conjunto 63 bancas y solo pone en juego 18, de las cuales dos corresponden a los jefes de bloque de la UCR, Mario Negri, y del PRO, Federico Pinedo.
El Frente Amplio Progresista es el interbloque opositor con mayores complicaciones, ya que tendrá en juego 11 de sus 15 bancas. El Frente Amplio Progresista es el interbloque opositor con mayores complicaciones, ya que tendrá en juego 11 de sus 15 bancas.
Por eso, la integración de las listas de candidatos a diputados que aspiran a presentar la UCR, Carrió y el macrismo, y que vence en junio, generó una ardua negociación entre estas tres fuerzas, dado que ninguna quiere resignar lugares, en especial el radicalismo, en las provincias donde aportará toda su estructura armada a lo largo de 125 años.
Con las heridas que pesan sobre las espaldas del triunfador de la Convención Nacional radical de Gualeguaychú, Ernesto Sanz, el senador mendocino deberá garantizar el ingreso del doble de las bancas que pone en juego, es decir obtener al menos la misma cantidad de lugares que en el 2013. En cambio, el partido de Mauricio Macri y la Coalición Cívica no sufren esa presión, porque la agrupación del jefe del Gobierno de la Ciudad pone en juego solo cuatro bancas, ya que la quinta pertenece a su aliado del Partido Demócrata, Roberto Pradines, mientras que el sello de "Lilita" Carrió tiene seis miembros con mandato hasta el 2017.