Hace varias semanas, Firas Kiwani quería a irse de Damasco, su ciudad natal, convencido de que no tenía futuro en su país, devastado por cuatro años y medio de guerra. Pero la intervención militar rusa le hizo cambiar de parecer. El 30 de septiembre, Rusia intervino en el país para apoyar al ejército del régimen del presidente sirio Bashar al Asad, que hasta la fecha iba perdiendo terreno frente a los insurgentes.
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Hace varias semanas, Firas Kiwani quería a irse de Damasco, su ciudad natal, convencido de que no tenía futuro en su país, devastado por cuatro años y medio de guerra. Pero la intervención militar rusa le hizo cambiar de parecer. El 30 de septiembre, Rusia intervino en el país para apoyar al ejército del régimen del presidente sirio Bashar al Asad, que hasta la fecha iba perdiendo terreno frente a los insurgentes.
"La situación hoy es mucho mejor. Por eso aplacé mi decisión de irme a la espera de ver cómo evoluciona", declaró este estudiante de 20 años.
"Antes tenía miedo y me sentía frustrado. Decidí junto con unos amigos que había que marcharse. Pero con el comienzo de los bombardeos rusos, el ejército sirio empezó a avanzar, y eso está bien", detalló.
Antes de la entrada en acción de los cazabombarderos rusos, el ejército sirio estaba a la defensiva, pero la mayor parte del tiempo retrocedía. Hasta el punto de que Asad reconoció que sus tropas estaban "cansadas". La intervención rusa "llegó en el buen momento" porque "el ejército no realizaba ningún progreso significativo", celebró Mohamad Wasim al Jalidi, un comerciante treintañero. "Ahora, según cuentan los noticieros, el ejército avanzó en Daraya, Homs y Alepo", añadió.
"La tormenta Sukhoi"
En Damasco no se habla de otra cosa que de los cazabombarderos rusos. En cuanto un avión sobrevuela la capital, las conversaciones giran en torno a si es ruso o sirio.
Jaled Labwani bautizó la ofensiva como "tormenta Sukhoi", nombre de los aviones de combate ruso.
Este hombre de 48 años perdió su trabajo y su casa en Erbin, una localidad rebelde al este de la capital que suele ser blanco de la aviación del régimen y era utilizada por los insurgentes como base para disparar contra Damasco.
La intervención rusa "refuerza al Estado frente a los insurgentes, pero no hay que olvidar que Rusia actúa por intereses propios", dijo.
No es el único que se interroga sobre las motivaciones rusas.
"Un proverbio sirio dice que la ropa que tomas prestada no te mantendrá caliente", proclamó Anas Judé. "La cooperación militar rusa hace falta hoy para apoyar al Estado sirio, pero el problema surgirá si más tarde se implica en el ámbito político. Y en este caso tendremos otras batallas", aseguró este abogado de 40 años.
Para él, "el verdadero conflicto no es sobre Siria, sino por la hegemonía. Es esencialmente un conflicto entre Estados Unidos y Rusia que se libra hoy en suelo sirio".
Otros opinan que los motivos de Rusia son secundarios. En el célebre zoco de Hamidiyé, en el corazón de Damasco, Abdel Rahman, un estudiante de ciencias económicas de 23 años, consideró "normal que un país piense en sus intereses estratégicos antes de apoyar a otro".
"No teníamos muchas opciones, pero Rusia es la mejor", agregó.