Familiares que también habitan en el domicilio donde el pasado domingo se produjo un voraz incendio, aseguraron que el niño de seis años junto a su perro, se encontraban solos en una de las piezas del domicilio y que podría haber terminado en una verdadera tragedia, sino fuera por su mascota que ladró hasta alertarlos del siniestro.
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Familiares que también habitan en el domicilio donde el pasado domingo se produjo un voraz incendio, aseguraron que el niño de seis años junto a su perro, se encontraban solos en una de las piezas del domicilio y que podría haber terminado en una verdadera tragedia, sino fuera por su mascota que ladró hasta alertarlos del siniestro.
En el domicilio de la calle El Salvador al 1000 del barrio Mariano Moreno, lugar donde la madrugada del pasado domingo se produjo un voraz incendio, viven cuatro familias en forma independiente y en una de las divisiones donde dormían habitualmente cuatro niños con su madre de treinta años, se produjo un incendio donde casi acaba con la vida de los once habitantes del domicilio, entre ellos siete menores.
Gladis Galián, una de las moradoras de las viviendas internas, dialogó con nuestro matutino y dijo que en el momento del incendio uno de los niños se encontraba solo a esa hora de la madrugada: “las hermanitas se fueron a la casa de sus abuelos y él no fue porque es de otro padre. Yo intenté que se quedara a dormir en mi pieza y justo vino su madre y se lo llevó para adelante”, dijo.
Alrededor de las 1 de la madrugada, la madre del niño habría decidido salir a divertirse a un boliche bailable, dejando solo a su pequeño en compañía de su mascota llamado “Bandido”. En esas circunstancias el niño se habría despertado y accidentalmente se le habría caído una vela que estaba encendida encima de unas ropas que estaban amontonadas en un cajón de madera.
De inmediato se produjo el incendio y en cuestión de segundos la habitación quedó totalmente tapada por el espeso humo negro. En ese momento “Bandido” ladraba hasta más no poder para alertar a los familiares, rasguñaba la puerta y corría de lado a lado mientras gruñía y ladraba en busca de ayuda.
En el momento que uno de los tíos del niño logró escuchar al perro y entrara a la habitación para rescatarlo, el perro quedó debajo de la cama sin poder salir a causa del intenso fuego que había alcanzado a casi todos los muebles.
Una vez socorridos todos los habitantes de la vivienda, el hombre intentó volver por el perro, pero ya era tarde, la pieza estaba casi consumida y era imposible acceder a ella.
“Bandido” era un perro de aproximadamente un año, mediano, de raza mestiza y muy amigable. Todos en el barrio lo conocían y no se lo imaginaban lejos de su dueño. Es que en las largas horas de soledad, el niño había encontrado en su mascota un refugio, una compañía y habían formado un fuerte lazo de amistad en los últimos tiempos.
“Se lo veía jugar a la par de los chicos y no se les despegaba ni un segundo a su dueño, incluso en la escuela Gianelli, donde estudian los chicos, lo conocían todos. “Bandido” se quedaba en la puerta del grado hasta que salieran y los compañeros lo sintieron mucho cuando se enteraron que no pudieron salvarlo, le rindieron un minuto de silencio”, comentó emocionada la tía.
Las pérdidas materiales son casi totales, quedaron sin muebles, el fuego los dejó sin colchones ni ropa para los niños, que de a poco tratan de rehacer sus actividades diarias, ir a la escuela o distraerse en la vereda con los otros vecinos, pero la familia lo que más lamenta es la muerte de la valiente mascota que finalmente no pudo ser rescatada, pero de no ser por “Bandido”, podríamos estar lamentando una tragedia.
“Lo vamos a extrañar, pero más mi sobrino que todavía se pone triste cuando se acuerda que no lo pudo salvar a su Bandido”, dijo.