La feligresía de todas las capillas y grutas de la jurisdicción parroquial de Santa Teresita y San Juan Bautista Scalabrini, se unió hoy en la celebración de la solemnidad de Corpus Christi, llenando de devoción y alegría todo el sector vecinal y el templo principal. La jornada, marcada por la profunda fe y la participación comunitaria, fue un testimonio vivo de la centralidad de la Eucaristía en la vida de los creyentes siendo presidida por el párroco Jorge García Méndez.
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La feligresía de todas las capillas y grutas de la jurisdicción parroquial de Santa Teresita y San Juan Bautista Scalabrini, se unió hoy en la celebración de la solemnidad de Corpus Christi, llenando de devoción y alegría todo el sector vecinal y el templo principal. La jornada, marcada por la profunda fe y la participación comunitaria, fue un testimonio vivo de la centralidad de la Eucaristía en la vida de los creyentes siendo presidida por el párroco Jorge García Méndez.
La procesión que se inició en la plaza de la Integración en barrio Bernacchi y recorrió los barrios Santa Rosa y 14 de Abril, se vivió en un momento de profunda oración y testimonio público de fe, llevando a Cristo Sacramentado por las calles, bendiciendo a la comunidad y sus hogares. En cada uno de los sectores, se levantaron pequeños altares, donde se colocó el Santísimo, se elevaron plegarias y se agradeció. La participación de los fieles de las capillas y de las grutas, no solo enriqueció la celebración con la diversidad de sus comunidades, sino que también subrayó la unidad de la parroquia en torno a Cristo Eucaristía.
Al llegar al templo se ofició la santa misa y en la homilía, el padre Jorge García Méndez, con palabras llenas de fervor y claridad, destacó enfáticamente la trascendental importancia de la Eucaristía. "Gustosos hoy aclamamos a Cristo que es nuestro pan," expresó con voz firme, "porque él es el pan de vida que nos da vida inmortal y eso es lo que tenemos que tener presente, porque nuestra vida es un segundo en la misericordia de Dios, es un momento, y si no aprendemos a compartir no sabemos vivir, no sabemos qué es la felicidad, porque la felicidad está más en dar que en recibir” dijo.
El sacerdote profundizó en el misterio de la presencia real de Jesús en el Santísimo Sacramento, invitando a los presentes a renovar su fe y su amor por este don divino.
“La Solemnidad de Corpus Christi es una oportunidad para meditar sobre el inmenso amor de Dios manifestado en la entrega de su Hijo, es tiempo para aprender a vivir la humildad y a ser sensibles a las cosas de Dios”. Las palabras del padre resonaron en los corazones de los asistentes, recordándoles que en cada comunión no solo se recibe un trozo de pan, sino al propio Cristo resucitado, fuente de vida eterna y alimento espiritual para el camino de cada día.