En medio de la tristeza por la partida de Carlos Alfonso Ferraro, el intendente de La Quiaca, Dante Velázquez, recordó con especial afecto el vínculo personal que los unía. “Siempre nos saludábamos con un ‘¿cómo está don Carlos?’ y él me respondía con un ‘¿cómo está don Dante?’. Era un código de respeto mutuo y cariño que, aunque sencillo, decía mucho de nuestra amistad”, expresó Velázquez, con la voz quebrada. Ese trato cálido, casi familiar, acompañó cada encuentro, y es parte de lo que hoy más extraña.
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En medio de la tristeza por la partida de Carlos Alfonso Ferraro, el intendente de La Quiaca, Dante Velázquez, recordó con especial afecto el vínculo personal que los unía. “Siempre nos saludábamos con un ‘¿cómo está don Carlos?’ y él me respondía con un ‘¿cómo está don Dante?’. Era un código de respeto mutuo y cariño que, aunque sencillo, decía mucho de nuestra amistad”, expresó Velázquez, con la voz quebrada. Ese trato cálido, casi familiar, acompañó cada encuentro, y es parte de lo que hoy más extraña.
El intendente también destacó un gesto que lo marcó profundamente: este mismo año, cuando Ferraro, le envió una carta en la que plasmó con su pluma magistral la magnitud y trascendencia de la Manka Fiesta. En ella, Ferraro la describía como “un acto de justicia para con una de las tradiciones ancestrales más significativas de nuestro pueblo” y como un “espíritu solidario y de profunda sabiduría de pueblos antiguos que permanece vivo en La Quiaca, convocando desde sus alturas hacia un destino común de integración y bienestar”.
“Personalmente, pierdo a un amigo entrañable, alguien con quien compartí risas, debates, y sueños compartidos por un Jujuy que crece”, expresó finalmente el mandatario quiaqueño.