Curiosos por naturaleza, en sus pupilas trasmitieron el brillo de la sorpresa ante la presencia de los visitantes. Las miradas de los monos Caí se conmovieron y llamaron la atención a través del movimiento en saltos permanentes para ofrecer una bienvenida especial, donde el no quedarse quietos fue la consigna que siguieron a la perfección.
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Curiosos por naturaleza, en sus pupilas trasmitieron el brillo de la sorpresa ante la presencia de los visitantes. Las miradas de los monos Caí se conmovieron y llamaron la atención a través del movimiento en saltos permanentes para ofrecer una bienvenida especial, donde el no quedarse quietos fue la consigna que siguieron a la perfección.
Dueños de una simpatía singular, e inmersos en un entorno natural acorde; fue el juego lo que movilizó cada instante de estos pequeños ejemplares que habitan en la reserva natural del Centro de Atención de Fauna Autóctona de Jujuy - Cafaju.
Las criaturas, que comparten colores de pelaje pardo con franjas negruzcas y tamaño mediano, también expusieron las ganas de estar activos, mediante la percepción de otras presencias.
Así, Sapajus Cay es el nombre científico de esta especie de primate que tradicionalmente se conoce como mono Capuchino de Azara o, simplemente, mono Caí.
Con la agilidad notable en su ADN, ellos compartieron acrobacias y saltos desplegados en diferentes direcciones ya que su naturaleza así lo predispone.
Mientras, disfrutaban alimentándose de cuartos de zapallitos, naranjas y tomates, no dejaron de observar a su alrededor, ni de estar atentos; una característica esencial a la hora de darse a conocer.
Y es que esta variedad de mono posee una brillante inteligencia, cualidad innegable que sabe aplicar oportunamente, por lo que exterioriza la capacidad de la observación en detalle, entendiendo enseguida acerca de las acciones a su alrededor.
Los ejemplares en general presentan un tamaño mediano. Ambos monos del Cafaju se encuentran en etapa adulta y mantuvieron una energía superlativa.
Así, este habitante del territorio selvático jujeño -Yungas- elige también habitar en selva misionera y parte de Bolivia y Brasil.
Desde el Cafaju, se promueve la preservación de esta magnífica especie de Primate platirrinos y que el cuidado de la misma, sea comunitario, ya que en la provincia es común que se realice la comercialización y venta ilegal de especímenes.
Gracias a una tarea comprometida con la biodiversidad, es posible la conservación de estos monitos que fueron resguardados en el Centro.
"Al haber sido domesticados, tienen que ser alimentados, no pueden conseguir su alimento y es que, generalmente, los venden desde chiquitos, son tiernos y requieren el cuidado de un adulto. Parece lindo tenerlos en casa, pero una vez que crecen, se vuelven territoriales y cambian de conducta", aseguró Julio Mamani, técnico de Cafaju.
Como parte de la premisa vital que se sostiene desde la reserva, velar por estos pequeños es fundamental porque llegaron a vivir en hogares de familia, lugares que no son aptos para su crecimiento y ciclo de vida natural.
"Es común que cuando pasa el tiempo generen daño en el domicilio o a las personas que los tienen. Esto es lo que pasa porque los crían por un tiempo y cuando crecen, surgen los problemas", comentó Mamani, sin dejar de resaltar que su inteligencia es verdaderamente impresionante.
"Por ejemplo, si estos ejemplares se llegan a escapar, sería difícil atraparlos porque saben, observan y retienen el mecanismo de cualquier trampa", resaltó el técnico.
Además, tienen el sentido de la solidaridad incluido ya que si se percatan de algún mono suelto, ellos le ofrecerán de comer para que no pase hambre. Este sentido de pertenencia se manifiesta en los animales que degustan de frutas, hojas, huevos de aves, roedores y pequeñas aves.
"Son muy llamativos y bonitos de ver, pero en su edad adulta presentan una robustez considerable. Una mordida, te puede arrancar el dedo o lastimar bastante por los colmillos que tienen", expresó por lo que tienen que estar protegidos en un lugar especialmente acondicionado dentro de la reserva.
Los pequeños habitan tranquilos en Cafaju y se llevan bien, comparten porque tienen similares comportamientos y aceptación el uno del otro, ya que cada individuo posee su singularidad.
"Se hace una selección del grupo porque ellos dos son compañeros, había otro que era más sumiso y éstos dos lo tenían marginado, por lo que se los separó. No sólo depende de la especie sino también del individuo, porque no todos son iguales, siempre hay uno más dominante que el otro, o son más mansos", aseguró Mamani, quien realiza su labor con una atención personalizada al cuidar a los ejemplares de diferentes especies.
Así como él, un gran equipo de profesionales resguarda con amor y paciencia a cada animalito mediante atención médica nutricional, porque cada uno tiene su dieta; bajo la supervisión del personal capacitado en el manejo de fauna silvestre.