Diez años pasaron desde aquel primer “Ni Una Menos” que estalló en todas las plazas del país, aunque el hartazgo y el dolor siguen intactos. En Jujuy, el femicidio de Tamara Fierro en Fraile Pintado es un nudo en la garganta que nos dicen que hay mucho hacer.
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Diez años pasaron desde aquel primer “Ni Una Menos” que estalló en todas las plazas del país, aunque el hartazgo y el dolor siguen intactos. En Jujuy, el femicidio de Tamara Fierro en Fraile Pintado es un nudo en la garganta que nos dicen que hay mucho hacer.
Este 3 de junio de 2025, Jujuy volverá a salir a las calles, habrá carteles, pañuelos y muchas jujeñas movilizadas. Pero, sobre todo, habrá carteles con nombres que duelen. Esta vez, Tamara Fierro será el nombre que arda en la garganta. Tamara tenía 29 años. Desapareció en Fraile Pintado. La encontraron calcinada. Y con ella, se encendió otra vez el miedo, el hartazgo y la impotencia. No estaba sola en la memoria: a Tamara se le sumaron Paula y Angelina, asesinadas también en un lapso de apenas 21 días. Tres femicidios en menos de un mes. Tres razones más para no callar en esta marcha.
La marcha volverá esta tarde a ocupar la Plaza Belgrano en la capital provincial a partir de las 17, pero también se replicará en Palpalá, Perico, Libertador, Fraile Pintado y Humahuaca. Porque el problema no es solo el horror de cada femicidio. Es también la falta de acciones integrales. El desmantelamiento de políticas públicas a nivel nacional, que afecta directamente los programas de asistencia, prevención y protección para mujeres y diversidades. Es la suspensión de campañas de concientización. Es la parálisis de las áreas locales que dependen de fondos federales y hacen todo lo que pueden para sostener la asistencia y el acompañamiento a todas las familias que hoy sufren debido a la violencia de género.
“Seguimos pidiendo justicia por Tamara, pero también por todas las que no están. No es un caso aislado, es un patrón, y el Estado nacional y provincial tienen que asumir su responsabilidad”, expresó en una de las marchas Mariana Vargas, abogada y querellante en la causa de Tamara Fierro.
Según denunció, hay elementos que prueban la existencia de una red de encubrimiento y una posible asociación ilícita ligada al narcotráfico que permitió que el cuerpo de Tamara fuera quemado con “una sincronización escalofriante”.
En la marcha de esta mañana en Fraile Pintadio, también habló Mónica Cunchila, madre de Iara Rueda —la adolescente asesinada en 2020 en Palpalá— y referente de Padres del Dolor. “Este mayo fue devastador. Nos trajo recuerdos del 2020, cuando en pocos días mataron a varias chicas y tuvimos que salir a cortar rutas para que nos escuchen”, dijo. Y agregó: “No queremos más palabras. Queremos políticas sostenidas, equipos territoriales, refugios, justicia. Queremos que dejen de matarnos”.
A diez años de aquel primer grito nacional, el movimiento Ni Una Menos sigue latiendo, pero también más dolido, más golpeado. Pero si algo nos dejaron estos 10 años de lucha es la certeza de que cada femicidio es un dolor de todos y que cada abrazo a las madres de víctimas en cada marcha es una reparación simbólica. Por eso, cada marcha es también una mirada de esperanza, porque sabemos hay niñas creciendo en esta provincia que merecen otra historia y que entre todos debemos construirla.