La capilla de Nuestra Señora del Huerto, fue el lugar propicio para una de las ceremonias más importantes de Semana Santa, la misa de Última Cena y el lavatorio de pies, donde 12 personas son elegidas para este especial momento de misericordia y devoción, también se conmemoró el día del Sacerdocio.
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La capilla de Nuestra Señora del Huerto, fue el lugar propicio para una de las ceremonias más importantes de Semana Santa, la misa de Última Cena y el lavatorio de pies, donde 12 personas son elegidas para este especial momento de misericordia y devoción, también se conmemoró el día del Sacerdocio.
En un clima de fe y devoción, fieles de San Salvador de congregaron para vivir la Santa Misa de Jueves Santo y presenciar el lavatorio de pies. El Padre Manuel Alfaro, quien ofició la misa, luego de la culminación de la lectura del evangelio, se dirigió al centro de la capilla, para realizar uno de los actos más simbólicos, sinónimo de humildad y amor fraterno, llamó a doce miembros de la iglesia, y tal como lo realizó Jesucristo en la última cena, se inclinó a ellos, y con delicadeza lavo sus pies para luego besarlos.
Durante la celebración el obispo recordó que “la Eucaristía es el amor de Dios”. En su homilía, destacó los tres grandes regalos que Jesús dejó a su pueblo en esta fecha especial:
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La Eucaristía , como presencia viva de Cristo, perpetuada en el pan y el vino compartidos.
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El sacerdocio , tanto en los ministros consagrados como en el sacerdocio del pueblo de Dios, a través del bautismo.
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El mandamiento del amor , que invita a vivir en servicio y entrega al prójimo.
La comunidad vivió con fe esta celebración que da inicio al Triduo Pascual y renueva el compromiso con la fe y el amor cristiano.
La Semana Santa es una oportunidad para detenerse, reflexionar y reencontrarse con la fe. El lavatorio de pies forma parte de este proceso, no solo como un acto ceremonial, sino como una invitación a imitar el ejemplo de Jesús en la vida cotidiana. En tiempos donde prima el individualismo, este gesto llama a renovar el compromiso con el prójimo, con el perdón y con el amor desinteresado.