Las persistentes lluvias previas al inicio del invierno también golpearon en el corazón edilicio de la fe jujeña. Es que en la madrugada de ayer se produjo un desmoronamiento parcial del muro superior lateral de la Catedral Basílica de Jujuy. Al retirarse los escombros el boquete de grandes proporciones quedó en evidencia desde los distintos ángulos por los que transita la gente. La situación obligó a cerrar provisoriamente el templo a los fieles.
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Las persistentes lluvias previas al inicio del invierno también golpearon en el corazón edilicio de la fe jujeña. Es que en la madrugada de ayer se produjo un desmoronamiento parcial del muro superior lateral de la Catedral Basílica de Jujuy. Al retirarse los escombros el boquete de grandes proporciones quedó en evidencia desde los distintos ángulos por los que transita la gente. La situación obligó a cerrar provisoriamente el templo a los fieles.
Según lo informado por la Comisión Diocesana de Medios de Comunicación del Obispado de Jujuy fue "a causa de las lluvias y del estado de deterioro del edificio que requiere una especial atención por ser, además, Monumento Histórico Nacional".
Y acotaron que "esto exige cerrar preventivamente el museo y el templo catedralicio mientras se realizan las primeras tareas de apuntalamiento a fin de garantizar la seguridad" y completaron que "por lo tanto los oficios litúrgicos en los horarios habituales se realizarán en la capilla del Colegio del Huerto hasta nuevo aviso".
El párroco Manuel Alfaro, quien se encuentra al frente de la jurisdicción del Santísimo Salvador, destacó a El Tribuno de Jujuy que los trabajos se extenderán durante todo el fin de semana y el lunes se realizará un relevamiento de la estructura.
El sacerdote confirmó que "todos los horarios de misas de semana (de las 8 y de las 20) y de fin de semana (cómo es habitual) se cumplirán en el Huerto", es decir en la capilla del Colegio ubicada sobre calle San Martín casi Sarmiento.
Finalmente solicitó a la feligresía que "recemos para volver pronto".
Vale recordar que la iglesia actual en su cuerpo fundamental fue realizada entre 1761 y 1765, costeado por Agustín de Leiza y de la Tijera, quien al parecer hizo equipar la iglesia con el púlpito, obra de talla de excepcional del arte colonial español. Luego, entre finales del siglo XIX y 1906, se modificaron partes sustanciales de la obra restando del periodo virreinal solo los gruesos muros de casi 1,80 metros de espesor, el púlpito y un confesionario.
Tanto la iglesia como el museo conservan un inmenso tesoro histórico y religioso.