El Ejecutivo promueve una reforma laboral que promete ser clave para asegurar crecimiento del PBI y la creación de puestos de trabajo. La pregunta crucial es: ¿esta reforma es realmente la salvación de la actividad y el empleo? La respuesta, analizando la historia económica reciente de Argentina, es no necesariamente.
La economía argentina ha demostrado ser capaz de generar aumentos significativos de la producción y el empleo privado, incluso con el marco normativo laboral vigente. La conjunción de condiciones favorables macro y micro en las últimas décadas permitió experiencias de fuerte crecimiento de la actividad y, consecuentemente, del empleo privado.
Entonces: ¿será la reforma laboral el punto de partida para una mejora sostenida en el empleo? Parece que podría ser necesario, pero no suficiente.
Adecuar el marco normativo laboral seguramente ayude a la formalización del empleo privado, ya que reduce los costos y riesgos para los empleadores. Sin embargo, para que las empresas sientan el incentivo de contratar formalmente, se requiere: certidumbre (as empresas solo invierten y contratan cuando tienen expectativas claras derentabilidad) y condiciones macroeconómicas pro competitividad
Se puede concluir que la revisión del marco normativo laboral puede ser una condición necesaria para facilitar y catalizar la creación de empleo formal, pero no es suficiente. Al menos en la circunstancia actual de política monetaria y cambiaria, la reforma solo aliviará costos, pero no generará la confianza ni la inversión que realmente impulsa la demanda de trabajo. El éxito de la reforma dependerá íntimamente de su acompañamiento con la estabilización macroeconómica.