En Abra Pampa, corazón del departamento de Cochinoca, vive y trabaja Magdalena Llampa, una artesana que logró hace del cuero y del color un modo de vida. Su emprendimiento al que bautizó "Artesanías Sumaj Waita Tika", que en quechua significa bonita flor, es resultado de combinar la tradición, la técnica y una historia de vida profundamente ligada a la tierra.
"Yo soy artesana y trabajo con diferentes artesanías, pero en la que más me dedico ahora es al curtido de diferentes pieles", contó mientras acomodaba prolijamente algunos de sus productos. "En este caso traje curtidos de caprinos, ovinos, camélidos y también de conejos. Cuando nosotros curtimos es como que convertimos la piel del animal en cuero, y al hacerlo, lo transformamos en una tela. Esa tela podemos teñirla, darle forma, elasticidad, color...".
Los colores son intensos, brillantes. "Verde, fucsia, amarillo… todos son colores que trabajamos con tintes de alta concentración, porque el cuero necesita absorber más pigmento. En cambio, los tintes naturales que usamos para lana, como el quinchamal, no sirven para cuero, porque no fijan bien el color", explicó con precisión técnica, fruto de años de formación y experimentación.
Cada pieza es el resultado de un proceso largo y minucioso, por lo que Magdalena Llampa detalló cada paso que sigue desde que consigue el cuero, para procesarlo y darle los toques necesarios de acuerdo a la calidad y el producto que elija hacer en función de eso.
"Para hacer un producto de color tengo que curtir, luego teñir, pero antes de teñir debo basificar, ablandar el cuero. Hay que cuidar el pH, la temperatura, el movimiento. Durante el teñido necesitamos fricción constante, a veces 15 minutos, a veces una hora. Después viene el engrasado, el fijado del color y el enjuague, para ver si sangra o no sangra, es decir, si pierde el color o no. Y si no sale parejo, hay que volver a teñir", dijo.
Sucede que su conocimiento no surge solo de la práctica. Magdalena es técnica superior en Tecnologías Manufactureras con orientación en Producción Pecuaria Andina, egresada del Instituto de Educación Superior (IES) N°1 de Abra Pampa. "En la tecnicatura vimos varias materias, y una de las tecnologías era la del cuero. Hay quienes hacen cursos cortos, pero no todos siguen con esto. En mi familia, soy la única que se dedica al curtido y trabajo del cuero", explicó.
Además de los curtidos, produce billeteras, alfombras, chalecos y pequeños cuadros, todo de forma artesanal. "No tengo maquinaria, todo es a mano, por eso lleva tiempo. Si contara con una máquina sería otra historia, podríamos hacer más cantidad, pero me gusta así, porque cada pieza tiene su toque personal", dijo mientras mostraba una billetera bordada.
"Las flores están hechas de cuero, y el centro está bordado con hilo. Luego lleva un forrito adentro para darle un buen acabado", agregó indicando los detalles.
Los materiales que utiliza los consigue en su propia región, ya que trabaja con una barraca en Abra Pampa, que compra directamente a los productores, aunque a veces también compra en ferias, selecciona los cueritos de oveja, cabra, conejo o cordero según su calidad y textura.
Su emprendimiento, Sumaj Waita Tika, que significa "Bonita flor" lleva un nombre cargado de sentido y memoria por su historia que busca que sea de resiliencia frente a lo que le tocó vivir en su niñez. "Mi mamá me tuvo en un guanal de llamas, un lugar donde los animales hacen sus necesidades, pero que también es muy fértil. En verano nacen flores muy bonitas ahí, resistentes al viento, la lluvia y el granizo. Por eso elegí ese nombre, porque representa eso, la flor que florece en medio de las tormentas. Así fue mi vida también, una niñez difícil, pero con ganas de salir adelante", relató.
Cada cuero curtido, cada color fijado, cada puntada que da forma a sus creaciones, lleva impreso ese espíritu de resistencia ya que en sus artesanías, transforma historia, identidad y esfuerzo logrando un colorido producto. "Resistir y seguir dando belleza, eso es lo que intento hacer cada día", dijo con una sonrisa, mientras sus manos, curtidas por el trabajo, siguen dando vida a la próxima bonita flor de la Puna.
La joven visitó San Salvador de Jujuy para la Feria Pucará que se realizó en el Centro Cultural Belgrano con muchos otros artesanos y productores de varias regiones.