Cuando la creatividad está puesta al servicio de una labor especial, se ve y se valora más por el sello artesanal de quien lo crea.
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Cuando la creatividad está puesta al servicio de una labor especial, se ve y se valora más por el sello artesanal de quien lo crea.
A través de la habilidad puesta de manifiesto en el armado de piezas de diseño con utilidad, es que la mente de Maximiliano Carrizo explora por el universo de los objetos especiales. Y es que desde hace siete años que su atención se proyecta hacia el arte en madera aplicado en cajas, valijas, espejos, estantes, cofres y carteles, que se despliega en propuestas de decoración para todos los gustos. "Hace casi siete años que estoy aquí -porque antes vivía en Córdoba- y me dedico a esto, comencé exponiendo mis trabajos en distintas ferias", explicó Carrizo.
La imaginación iluminada se fue trabajando en sus ideas para sorprender. Y es que después de hacer su paso por los caminos de la publicidad y las redes sociales, eligió este oficio que grandes satisfacciones le brinda en una suerte de fábrica de manualidades. "Con el tiempo aprendí técnicas del trabajo en la madera y con la pintura. Me metí en este mundo que después me gustó mucho más", comentó el joven que se inició con un rompecabezas y los vendió en ferias de diseño independiente.
En su taller la imaginación tiene libertad absoluta. Cajas, lámparas y cajones nacen de sus manos con un toque original, ya que ningún producto es igual a otro. "Yo me dedico a hacer todo, en mi casa tengo el taller así que compro desde la materia prima que es el fibrofácil o pino, pienso en la caja que sea distinta a la que hice antes", comentó. Experto en el dominio de cortar, pegar, armar y pintar, "Maxi" es un convencido de que la magia se formula desde el momento de animarse a efectuar el quehacer con amor. "Descubrí que es hermoso poder fabricar algo, que se hace con dedicación. Tengo presente que siempre habrá alguna persona que le gustará o que se lo llevará, y en ese circuito le encontré lo novedoso y me encantó. Por eso es que al día de hoy lo sigo haciendo", indicó en particular el artesano, que incluso confirma la nobleza de la materia prima con la que trabaja porque ya el hecho de pintar -aseguró- es terapéutico.
La conexión que se genera entre las personas es singular y con linda energía. De esto conoce, y mucho, Carrizo, porque también propone desde su labor, la enseñanza de lo que mejor sabe, que es crear objetos que cuentan con alguna utilidad, además del encanto decorativo.
Al final se trata de productos únicos para regalar y/o regalarse. "En mis talleres, por lo general son mayores de edad u otras que ya se jubilaron, lo terminan al taller casi por terapia, ya que ayuda un montón en todos los aspectos", comentó Carrizo. Encantado de hacer de todo, constantemente fluye en actividades distintas. "Comencé a hacer muebles de diseño y a pedido. Me encanta hacer algo creativo siempre", dijo el también estudiante a distancia del Profesorado de Artes de Buenos Aires. "La enseñanza es hermosa porque es dar una herramienta a otra persona para que tenga trabajo o que su obra sea valorada.
La primera clase estaba nervioso", indicó el artesano para el que nunca es tarde y hacer lo que se quiere hacer. A este campo lo descubrió de grande, pero se dio cuenta que cuando era un niño sí habían señales sobre este rumbo. "Antes compraba productos de decoración y los vendía. Después compraba algunas cajas y les cambiaba la decoración. En mí siempre estuvo eso de emprender, de hacer algo y de enseñar", detalló. "Por lo general, uno busca algo que lo inspire a hacer. Yo creo que te comprás el pincel o la pintura más barata, pintá algo y de golpe te vas a encontrar haciendo una cosa y después te vas a inspirar vos mismo, y se van a abrir un montón de caminos", contó Carrizo, asegurando que ya es un montón animarse a los nuevos desafíos.