El sueño de Marcos Ríos se inició a sus diez años de vida, cuando descubrió que la felicidad era posible gracias a su mejor juguete: una pelota de fútbol.
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El sueño de Marcos Ríos se inició a sus diez años de vida, cuando descubrió que la felicidad era posible gracias a su mejor juguete: una pelota de fútbol.
A su inocencia de niño, se le sumó la alegría de días de sol donde corriendo en la canchita de tierra vivía el deporte como una aventura que cada vez lo sorprendía más. Identificado con Estudiantes de Humahuaca, a dos cuadras de su casa, asistía a la escuela 77 "Bernardino Rivadavia", mientras soñaba con ser un futuro jugador profesional mirando el cielo, al lado del río Grande.
Este pequeño cuya ilusión mantuvo intacta, no dejó de creer. Hasta que un día se le abrió la posibilidad de cambiar su futuro. "Tocaron la puerta de casa y era gente del Club Atlético de Rafaela, llegaban para ver jugar a los chicos y me probé. Fue muy bueno como primera experiencia", expresó Ríos, al rememorar este capítulo de su vida deportiva donde empezó todo. La gran aventura continuó en Santa Fe, lugar que le brindaría -a la par del fútbol- formación educativa. "Fue mi primera decisión firme porque sabía que eso era lo que quería. Mis papás entendieron y me acompañaron", indicó quien hoy con 33 años, reconoce que no tenía idea de la magnitud que se generaría. Y pasó de jugar en la canchita de tierra al verde césped, como lo veía en la tele.
"Fue una bendición de Dios porque desde mi lugar pude abrir el camino a otros chicos", aseguró. Así pasó del asombro a la emoción, formándose como profesional durante tres años, donde conoció a compañeros de todo el país y, desde ya, aprendiendo de la esencia de cada provincia a través de ellos. "Conocí a cordobeses, tucumanos y misioneros, de todos lados; unos llegan y otros van dejando el camino, pero lo que quedan son las amistades que pude cosechar", reveló Ríos, quien siguió con sus estudios hasta que a los veinte años viajó a Bolivia, país donde la vida le brindó una nueva chance para seguir su rumbo. Concentrado en la hazaña de mostrar su talento de media punta en el Club Atlético Nacional Potosí, llegó al país limítrofe donde vivió el salto hacia un plantel que le enseñó un gran cúmulo de experiencias, como así también a una cultura que admiraría. "Aprendí que en el fútbol se habla un solo idioma, creo que uno ya nace con el espíritu de sacrificio y me adapté cuando era chiquito a Santa Fe y de grande fuera del país.", dijo el deportista que notó a la sociedad boliviana como muy particular con costumbres propias.
"No son tan abiertos como nosotros, me costó adaptarme a nivel social pero fue lindo, ahí conocí a mi esposa y formé mi familia", explicó este jujeño que continúo su carrera deportiva por el Club Atlético Ciclón de Tarija y pasó también por Real Potosí; y además, por el Club Deportivo Petrolero de Yacuiba hasta llegar a su presente en Universitario de Sucre. El paso por diferentes entidades deportivas, le permitió develar la magia de cada ciudad en la que le tocó vivir gracias al fútbol. "Tarija, por ejemplo, es un poco parecido a Jujuy, no con las mismas costumbres pero el paisaje algo similar, me ha dejado amigos y marqué goles", dijo Ríos, que amplió su perspectiva con cada vivencia sobre el césped y a nivel personal. "Me he adaptado a un país hermoso y generoso como Bolivia, a través del respeto a las personas, pero no dejo de ser argentino", contó el actual enganche que no deja el mate ni un solo momento. Y es que, a la distancia, no todo es color de rosas ya que la nostalgia se le presenta, de alguna manera. "Se extraña mucho. Mi familia, las empanaditas y los platos de locro que me encantan", dijo Ríos, en la actualidad, llevando en alto su origen jujeño ante sus compañeros, muchos de ellos, colombianos, ecuatorianos y uruguayos que luchan por el mismo objetivo dentro de una ciudad de esencia universitaria y más abierta que las anteriores. "Tengo mi hijo Thiago y le enseño que junto al fútbol tiene que estudiar porque uno no sabe, la vida te da sorpresas todo el tiempo", reflexionó orgulloso del camino transitado que se proyectará en la dirección técnica, a futuro.