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23 de Junio,  Jujuy, Argentina
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“El que no sabe, es como el que no ve”

El psicólogo reconocido por sus intervenciones en medios de comunicación, llega al Teatro Mitre, para presentar “Las 5 vidas que vivimos (azar o decisión)”. La cita es el 10 de este mes a las 21. En esta charla habla de su profesión en distintos ámbitos, y anticipa de que viene su show. Dice que llegó a los medios por casualidad, y que le interesa transmitir conocimientos.
Sabado, 03 de agosto de 2024 01:04

En los últimos diez años más o menos se empezó a ver mucho más, psicólogos, filósofos, historiadores, profesionales que no son artistas quiero decir, en el teatro. ¿Qué le aporta el teatro a tu trabajo como psicólogo y que buscas vos con un espectáculo masivo sobre psicología?

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En los últimos diez años más o menos se empezó a ver mucho más, psicólogos, filósofos, historiadores, profesionales que no son artistas quiero decir, en el teatro. ¿Qué le aporta el teatro a tu trabajo como psicólogo y que buscas vos con un espectáculo masivo sobre psicología?

Yo empecé hace diez años en los teatros. Yo no soy showman, por eso siempre me hizo ruido en que rubro catalogarlo. En el que más cómodo me siento, es “encuentro”, porque trato de que sea interactivo continuamente. No sentarme yo durante una hora y media sin parar. De hecho, un actor ûque yo no lo soy- lo que requiere del público es el silencio mientras está actuando porque tiene que concentrarse en su papel, meterse en la emoción, transmitirla, y los ruidos interrumpen. En mi caso es todo lo contrario, los públicos más ruidosos son los que más me gustan, los que levantan la mano, el que te dice “no entendí esto”, o el que me dice “a mí me parece que no es así”. Me gusta que me confronten, porque la pregunta de uno, puede provocar una respuesta para muchos. Qué es lo que me permite el teatro tiene que ver con que hay tres niveles de traspaso del conocimiento en mi profesión.

El primero es yo frente a mi paciente, hablando, creo mucho en la psicoeducación, que es transmitir los conocimientos y las herramientas que tenemos, que a veces no sabemos que las tenemos, y que las podemos usar para ir resolviendo las dificultades de la vida. Con el paciente lo hago individualmente durante una hora, lo voy ayudando, dándole esas herramientas que él no sabía que tenía. En la facultad, me pasa que lo que en el consultorio puedo hacer con uno, lo puedo hacer con treinta, esto de darles herramientas para formarlos como psicólogos para que ellos a su vez, cada uno de esos treinta, se los de a sus pacientes. Y ellos a su vez se las darán a otros treinta, cada uno, y entonces se multiplica.

En el teatro, esto es mucho más exponencial, porque esto mismo lo hago con quinientas personas en una noche. Mi intención es que se lleven algo, que puedan decir “che, esto que creía, nunca lo había visto desde esta perspectiva. Ver algo con una perspectiva nueva, me hace comprender más el objeto (que puede ser una emoción, un vínculo, una persona, etc.) que antes no entendía. Yo entiendo que el que no sabe es como el que no ve. Cuando vos ves, tenés opciones para elegir. Después vos elegís la que más te gusta, la que menos costo te signifique, o lo que sea. Yo muestro mapas nada más, después la persona elige el camino que quiere. El show enseña a leer mapas.

Estamos en una generación y una época en la que la psicología, o la terapia ya es considerada con más naturalidad para mejorar nuestra calidad de vida, sin embargo, hay una parte de la sociedad que todavía se ofende si se le sugiere ir a un psicólogo, que nunca fue, etc. ¿Tus presentaciones tiene que ver también con esto de ablandar un poco más el concepto de la terapia?

Yo siento que he tenido mucha suerte por ser un profesional de la salud mental en Argentina. En otros países es peor que acá. Argentina es muy avanzada en eso, en líneas generales entiende la terapia, como un espacio para tres cosas, para resolver dificultades, para crecer en algo, o para conocerse a uno mismo.

En otros países, como en Brasil, no entienden cómo los argentinos van a terapia sin tener una enfermedad mental. Allá se va cuando tenés psicosis, esquizofrenia, depresión profunda o estás medicado, porque entienden la salud como ausencia de enfermedad. En cambio, acá no, la salud se ve no sólo como la falta de enfermedad, sino como un bienestar a alcanzar, biológico, psicológico y social. Hace muchos años, si no tenías una enfermedad diagnosticada, eras una persona sana.

Hoy no, hoy te preguntan si fumás, si hacés ejercicio, si comes bien. Si tenés buenos hábitos, se entiende que sos una persona sana, se entiende que podés estar más sana que otra persona, que sí fuma, que no hace actividad física y que toma cuatro cafés por día, aunque ninguna de las dos tenga una enfermedad. ¿Se entiende? Entonces, en salud mental es lo mismo, tal vez una persona que no tiene ninguna dificultad en la actualidad, va a terapia porque quiere saber hacia dónde va en el futuro, porque quiere conocerse más o descubrir sus partes más débiles. Esa persona emocionalmente es una persona más sana, porque mira para un lugar donde otras personas no.

Las cinco vidas de las que vos hablás en el título de tu presentación, ¿serian etapas?

No, porque etapa es un proceso de lo mismo en formas distintas. Yo lo planteo como vidas, porque somos completamente distintos. Vos, por ejemplo, ¿que edad tenés ahora?

51

Bien, sos la María Eugenia de 51 años. Hace 45 años, existió una María Eugenia de 6, pero ya no queda nada de esa niña. Lo único que queda es el recuerdo, en la María Eugenia de 51 de aquella de 6. La de 6 tenía necesidades totalmente distintas a las de la de 51. Tenía propósitos y dificultades distintas. Eso no significa que vos no tengas una niña interior, pero tu niña interior no tiene 6, tiene 51, y vos la dejás salir como tal. Vos no te sentás a jugar con muñecas, no necesitás que te den la comida en la boca. Todo lo que necesitaba esa niña de 6 no lo necesita la de 51.

¿Son cinco vidas para todo el mundo?

No, no todo el mundo vive las cinco vidas, se puede morir antes. En segundo lugar, a veces no vivimos las cinco vidas porque la vida no es ordenada. A veces nos estancamos en alguna vida, y a veces nos salteamos vidas. Yo, por ejemplo, a los 16 años tenía una noviecita y quedamos embarazados, y nos casamos. Yo a los 17 fui padre, y entonces a esa edad empecé a vivir mi tercera vida, por mi buena o mala decisión. Entonces mi segunda y tercera vida, las vivía juntas. Uno de los propósitos de la segunda vida es el aprendizaje, y la tercera es la construcción de la vida con las herramientas que aprendimos en la vida anterior. Yo tuve que aprender y construir a la vez, porque me metí en un berenjenal con mi novia, y nos hicimos padres y matrimonio a los 16 años. Y hay algunos que tienen 50 años y siguen viviendo su segunda vida, porque no aprenden. La vida es también nuestra buenas o malas decisiones.

Desarrollar tu actividad profesional en distintos ámbitos como el académico, el televisivo, radial, teatral, y en tu consultorio ¿te da más plenitud en lo personal? ¿Cómo se fueron dando todos esos espacios para vos?

Por casualidades. La vida me dio oportunidades, y yo me dije “vamos a tomarlas, a ver qué pasa”. Yo en mi vida voy a intentarlo todo, y después veo qué pasa. Tuve la oportunidad hace doce años, lo conocí a Beto Casella y él me dijo “quiero que vengas a mi programa porque explicás las cosas de forma sencilla, se te entiende”. Y ahí empezó todo.

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