Los argentinos, acabamos de vivir unos días inolvidables como consecuencia de la muerte del Papa Francisco. Un profundo dolor y una sensación de angustia y súbita desprotección, se instalaron en el alma del país, cubriendo por igual a los creyentes y militantes católicos, a quienes profesan otros credos, y aun a los agnósticos. Es que se trataba de un sacerdote de personalidad muy argentina, que en su lado muy humano, jamás ocultó sus preferencias políticas y sociales, y manejó sus relaciones con Argentina a través de actitudes y gestualidades de una vigorosa potencia; y en su lado arcano y empíreo, como pastor de casi 1.500 millones de personas alrededor del planeta, ejerció la humildad y la sencillez franciscanas, e intentó arrancar a la iglesia de sus anclajes conservadores y arcaicos, poniéndola en la calle, en los pueblos, camino a ser una institución pobre al servicio de los pobres. En uno y otro costado enfrentó incomprensión y críticas y las resistencias, cuando no feroces desestabilizaciones, de quienes veían afectados sus intereses materiales y sus convicciones espirituales.
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Los argentinos, acabamos de vivir unos días inolvidables como consecuencia de la muerte del Papa Francisco. Un profundo dolor y una sensación de angustia y súbita desprotección, se instalaron en el alma del país, cubriendo por igual a los creyentes y militantes católicos, a quienes profesan otros credos, y aun a los agnósticos. Es que se trataba de un sacerdote de personalidad muy argentina, que en su lado muy humano, jamás ocultó sus preferencias políticas y sociales, y manejó sus relaciones con Argentina a través de actitudes y gestualidades de una vigorosa potencia; y en su lado arcano y empíreo, como pastor de casi 1.500 millones de personas alrededor del planeta, ejerció la humildad y la sencillez franciscanas, e intentó arrancar a la iglesia de sus anclajes conservadores y arcaicos, poniéndola en la calle, en los pueblos, camino a ser una institución pobre al servicio de los pobres. En uno y otro costado enfrentó incomprensión y críticas y las resistencias, cuando no feroces desestabilizaciones, de quienes veían afectados sus intereses materiales y sus convicciones espirituales.
Sobre su muerte, el mundo se cubrió de anécdotas y ejemplos de modestia y austeridad de un Papa que además de haber entrado a la eternidad llevado por su lucha contra la vanidad y el lujo que agravia, ya va camino a la Santidad. Pero detrás de su ausencia, sobre su cuerpo aún tibio, se desató el juego de peleas y especulaciones acerca de su sucesor. Los cardenales, convertidos en alfiles de la política, la economía y referentes de los múltiples intereses y espacios de poder que conjuga El Vaticano, ya disputan la herencia por el sillón de Pedro. Hasta las casas de apuestas y los casinos de plataformas online de todo el mundo encontraron el nuevo negocio de recibir pálpitos de los apostadores, y hasta declararon que es el evento no deportivo más importante y redituable del año. Pero cuando termine el Cónclave, el nombre del nuevo Papa se presentará como decisión de Dios que a través del Espíritu Santo habrá consagrado a un nuevo Pastor Ecuménico.
Mucho más terrenal, los argentinos nos dedicamos a entregar decenas de interpretaciones a los interrogantes: Por qué Francisco murió sin venir a la Argentina, por qué aceptó fotografiarse con la camiseta de una de las parcialidades políticas más cuestionadas en el país y que al momento de su designación lo habían atacado sin piedad; por qué recibió en San Pedro y obsequió Rosarios bendecidos a dirigentes sociales que se manifestaron en las antípodas de su prédica, y nombró en sus Dicasterios preferidos, a jefes piqueteros que declaraban en Argentina que había que "salir de caño" para voltear un gobierno. O por qué dedicaba sonrisas o gestos malhumorados a los presidentes que lo visitaban, sabiendo la repercusión en este país, tan necesitado de la concordia. Muchos dicen que los argentinos no lo entendíamos, y que ante cada gesto, lo metíamos en un lado u otro de la grieta. No es desacertado pensar que el Papa, en su infinita sabiduría, elegía de qué lado manifestarse, y eso lejos de reducir su respetabilidad, la elevaba a niveles de los que hoy recién se comprende su importancia.
Todo eso ya fue. Sólo quedan detalles desagradables que se olvidarán pronto. Como el torpe intento de un grupo de diputados que le encomendaron al titular del bloque de UxP, Germán Martínez, de armar una comitiva de legisladores para asistir a los funerales en Roma, con pasajes, estadías y viáticos a cargo de los argentinos. "Antiausteros, aprovechadores, garroneros" respondieron otros legisladores y los dos presidentes (de Diputados y de Senadores) descartaron de plano la posibilidad. Menos mal, el viaje hubiese sido una afrenta monumental cuando se conoció que al momento de morir el patrimonio personal del Papa Jesuita ascendía a 100 dólares (menos de 90 euros). Esto se debía a su voto de pobreza como jesuita, y no percibió sueldo ni acumuló bienes durante su papado. Ahora aparecieron súbitamente quienes buscarán pasar a la historia imponiendo el nombre de Papa Francisco a barrios, rutas, plazas, escuelas, centros vecinales, etc, etc, etc. Y no es que no merezca estar nombrado en cada lugar, pero la idea es que antes del aluvión de bautismos, se los elija con responsabilidad y seriedad sobre todo respetando la santidad y honrando la modestia del homenajeado, evitando a oportunistas que intentan usar y abusar de los homenajes para lograr una efímera vecindad al ilustre brillo de Francisco.
Después del cimbronazo de la muerte y las reflexiones sobrevinientes, el país y la provincia vuelven lentamente a su rutina terrenal. Así se reanudan las campañas políticas con crudeza. Macri hizo la punta al decir que "todos los dirigentes que tenían precio ya los compraron. Los que quedamos acá (en el PRO) no tenemos precio. Tenemos valores". Hubo respuestas de todo calibre. En Jujuy, el interventor del PJ Aníbal Fernández no fue menos duro: "Se acabaron los saltimbanquis, ésos del que me voy con uno y si no arreglo, voy con otro". Así rayó la cancha y sostuvo que en el PJ jujeño, "para los que se fueron los resultados serán una derrota galopante. El peronismo en Jujuy, sale en un solo bloque". Los Libertarios avanzan confiados en un triunfo resonante y el diputado nacional Manuel Quintar les pidió a los jujeños que "voten con tranquilidad, no hagan caso de la campaña del miedo. Ya nos la hicieron en el 2023 cuando había que votar a Milei". El Frente Jujuy Crece a su vez, se siente cómodo con sus listas y surfea en toda la Provincia entre inauguraciones y anuncios importantes del Gobierno. Ya todo está listo mientras en los próximos días se podrían debatir las leyes de ficha limpia y se retomarían las sesiones para que el gobierno termine de explicar la supuesta criptoestafa. Y muchos, aunque suene extraño, ya están saltando por sobre el 11 de Mayo y piensan en Octubre, cuando haya que elegir legisladores nacionales. Imaginan un escenario donde puedan converger candidatos testimoniales de hoy, nuevos candidatos de mañana y algún que otro reacomodamiento entre heridos y resentidos que siempre deja una elección provincial.