Un "Cabeza" dura. Marcelo Guaymás se nos fue a los 65 años de vida tras luchar por una la maldita diabetes. Aquel 21 de enero del presente años, se enlutó el mundo del fútbol jujeño por la pérdida de un exvolante central aguerrido y pensante que se crió en el barrio 9 de Julio de Palpalá y surgió de la cantera de Altos Hornos Zapla para luego vestir los colores de Gimnasia, Juventud Antoniana, Celulosa, Deportivo Policial, Atlético Talleres para colgar oficialmente los botines en los '90 con la casaca de Cuyaya.
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Un "Cabeza" dura. Marcelo Guaymás se nos fue a los 65 años de vida tras luchar por una la maldita diabetes. Aquel 21 de enero del presente años, se enlutó el mundo del fútbol jujeño por la pérdida de un exvolante central aguerrido y pensante que se crió en el barrio 9 de Julio de Palpalá y surgió de la cantera de Altos Hornos Zapla para luego vestir los colores de Gimnasia, Juventud Antoniana, Celulosa, Deportivo Policial, Atlético Talleres para colgar oficialmente los botines en los '90 con la casaca de Cuyaya.
Marcelo posterior a su etapa como jugador en las épocas doradas del "merengue" dirigió varias categorías en las Divisiones Inferiores de Zapla hasta llegar a Primera División siendo ayudante de campo de Oscar "Pájaro" Juárez, Raúl "Palito" Sosa, Horacio Zingariello y Aniceto Roldán.
"Cabezón", como lo apodaban sus más cercanos, dejó un legado imborrable en la vida de su esposa Mónica Ruiz donde fruto de esa relación nacieron 4 hijos, Alejandra, Natalia, Ezequiel y Jesús, los dos últimos debutaron en Primera en el "merengue" y llevaron sus gambetas y goles por otros clubes del país y del exterior.
El mayor de los hijos varones, Ezequiel, le confesó a El Tribuno de Jujuy que "quiero recordarlo cuando me enseñó por primera vez a patear una pelota, fue uno de mis primeros técnicos en Zapla, siempre fue uno de los que me inculcó de jugar, la manera en la que siempre de hablaba para no caerme y demostrarme a mi mismo que yo podía ante las adversidades. A veces me tocaba jugar y otras no, pero nunca dejaba que me caiga, y me decía que tenía que demostrarle a los técnicos que estaban equivocados y eso me hizo fuerte de la cabeza. Siempre voy a recordar esa enseñanza que me hizo tener la carrera por varios clubes", contó.
"Se lo extraña en toda la casa, pero más el hecho de hablar de fútbol, de ir a la cancha y preguntarnos como nos fue en cada entrenamiento y en los partidos. Veíamos los partidos de River juntos, después los asados que siempre estuvo presente y los cocinaba", acotando que "con el pasar de los días la gente se acercaba para darnos el pésame y hace poco un amigo me contó que una vez lo dejaron varado en medio del río, lejos de Jujuy y mi viejo lo fue a buscar y eso me dice que él lo valora mucho porque a mi papá no le importó nada y se fue con su auto a buscarlo a las 4 de la mañana", relató.
Por su parte, Jesús, el más chico de sus hijos, admitió que "la pérdida de mi padre fue bastante dura, pero es lindo recordarlo con alegría como él era y con las cosas que nos enseñó a mi y mi hermano, también a mi hermana que juega al básquet porque todos somos deportistas. Los amigos que dejó, nos dimos cuenta de tanta gente que los quería, tratamos de seguir, es difícil pero se puede", agregando que "aparte del fútbol compartimos muchas cosa, yo de chico no lo pude ver jugar pero mucha gente me contaba o hacía ver videos y eso era lo lindo, después en la casa verlo tomar su café, escuchar la radio porque escuchaba mucho deporte, cuando me llevaba a la cancha cuando mi hermano jugaba en Juventud".
Al final reconoció que "era una persona muy querida porque fue jugador, técnico y después fue árbitro y aunque me lo insultaban un poco en ese tiempo era muy amiguero. Una vez un técnico no me hacía jugar en 8º división y 'Tanque' González era DT en Primera y se dio que no tenía delanteros entonces como me había visto entrenar, mi viejo le preguntó si se animaba hacerme jugar y de ahí con 14 años no bajé más a mi categoría", sentenció.
"Por comer maní"
Marcelo Guaymás fue DT de quién redacta en 6º división en Zapla y siendo capitán, una noche antes me excedí comiendo maní y el sábado a la mañana, ya en el vestuario tenía un dolor de panza muy fuerte, le comenté. Entonces me dice "En serio te duele, vos jugás con la panza o los pies". Hoy lo cuento con gracia, pero me enseñó que para jugar, no hay dolor hasta recuperar mi puesto y la capitanía.