Según el árbitro, los incidentes comenzaron incluso antes del pitazo inicial, cuando un menor alcanzapelotas lo insultó.
La situación se tornó crítica al finalizar el primer tiempo. Mientras se retiraban por un túnel sin manga inflable, el equipo arbitral fue escoltado por personal de seguridad y policial debido al lanzamiento de una gran cantidad de proyectiles desde la platea local. Comesaña relata que, en el túnel, escuchaban golpes en el techo y las paredes, con simpatizantes arriba del techo, además de insultos y amenazas.
El punto de quiebre ocurrió dentro del vestuario. Tras ingresar y cerrar la puerta, el secretario de Gimnasia de Jujuy, Leandro Meyer, irrumpió "prepotentemente" y de manera amenazante. Meyer le informó al juez que ya se había radicado una denuncia en la fiscalía contra el cuarto árbitro por "discriminación infantil" y luego profirió la grave amenaza: "salgan a dirigir bien porque de acá no se van, los meto a los cuatro presos y los dejo tres días detenidos en Jujuy". Esta amenaza obligó al árbitro a solicitar la presencia policial para que el directivo se retirara.
Posteriormente a la amenaza del Secretario, Leandro Meyer, ingresa al vestuario el inspector de AFA, Gustavo Licursi, quien informa al equipo arbitral que pudo observar dentro del campo de juego, detrás del cuarto árbitro, al presidente de Gimnasia, Walter Morales, insultando y realizando gestos de protesta contra cada decisión arbitral durante todo el primer tiempo.
Licursi también fue testigo de cómo, cerca del final del primer tiempo, el presidente Morales le pidió al secretario Leandro Meyer que se dirigiera al vestuario de los árbitros. El inspector decidió seguir a Meyer, y lo vio ingresar a la puerta contigua al vestuario arbitral, donde se quedó aguardando al equipo arbitral para, posteriormente, amenazarlos.
A raíz de todos estos sucesos y la falta de garantías, el partido fue formalmente suspendido.