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Minería y el rol que cumple el geólogo explorador

Jueves, 08 de mayo de 2025 01:00

Cuando hablamos de minería, a simple vista parece una actividad sencilla. Solemos imaginar únicamente infraestructura y la extracción de un mineral a partir de excavaciones subterráneas o como ocurre en los últimos años, la extracción se realiza mediante trabajos a cielo abierto (en la superficie del terreno), casi siempre asociadas a montañas.

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Cuando hablamos de minería, a simple vista parece una actividad sencilla. Solemos imaginar únicamente infraestructura y la extracción de un mineral a partir de excavaciones subterráneas o como ocurre en los últimos años, la extracción se realiza mediante trabajos a cielo abierto (en la superficie del terreno), casi siempre asociadas a montañas.

Sin embargo, la minería es una actividad compleja que atraviesa múltiples etapas, desde la búsqueda del mineral hasta su comercialización. Las dos primeras, la prospección y la exploración, son fundamentales porque definen la explotación o no de un yacimiento mineral.

Antes de iniciar cualquier trabajo de prospección, exploración o explotación mineral, la empresa minera debe contar con la aprobación de los Informes de Impacto Ambiental (IIA) en cada etapa, otorgada por la autoridad competente y con el aval de las comunidades involucradas en el proyecto minero. Estos informes deben elaborarse conforme a las normativas legales de cada provincia. En los informes esta contemplado, por ejemplo, la arqueología, flora, fauna, aspecto social, los trabajos a realizar y propuestas del cuidado ambiental, entre otros.

La prospección geológica minera es la fase inicial en la búsqueda de minerales en un área determinada. Se basa en estudios geológicos, geofísicos (método para determinar características del subsuelo), geoquímicos, interpretación de imágenes satelitales y, sobre todo, trabajo de campo. En esta etapa, el geólogo realiza estudios superficiales: no se realizan excavaciones ni perforaciones, sino que se elaboran mapas, se recolectan muestras de rocas y minerales, posteriormente enviadas a laboratorios para determinar tipos de rocas, mineralizaciones, entre otros, y se analiza la geología del área.

Los resultados obtenidos en esta fase permitirán al geólogo determinar si los valores del mineral hallado justifican continuar con la investigación. Si los resultados no son favorables, la empresa suele optar por abandonar el proyecto minero, perdiendo así toda la inversión realizada hasta ese momento.

Si, en cambio, los valores obtenidos son positivos, se avanza hacia la segunda etapa: la exploración. En esta fase se intensifican los estudios geológicos, se elaboran mapas más detallados y se recolectan muestras de rocas y minerales para los análisis correspondientes con mayor densidad de puntos sobre el terreno. También pueden realizarse pequeñas excavaciones en superficie o subsuelo y perforaciones para obtener muestras de mayor profundidad.

Durante la exploración también pueden surgir resultados desfavorables que lleven a la empresa a abandonar el proyecto, como consecuencia de la disminución del contenido mineral. No obstante, si los resultados continúan siendo favorables, se intensifican los trabajos con el fin de determinar la forma del cuerpo mineralizado, su contenido y el valor del yacimiento.

En síntesis, el geólogo, y en particular el geólogo explorador minero, desempeña un rol clave en la cadena minera, siendo quien, a través de sus estudios, determina la viabilidad de iniciar o no la explotación de un recurso mineral.

Como reconocimiento a esta figura fundamental, comparto un poema de mi autoría dedicado al geólogo explorador minero:

Desafiando el viento,/ el hielo agudo,/ el sol que quiebra las/ cumbres,/ se alza el geólogo,/ como cardón de la altura,/ firme ante la piedra callada./ Busca a la doncella cautiva,/ en la entraña de la montaña,/ allí donde la roca guarda/ su aliento milenario./ Ella dejó sus signos geológicos/ grabados en vetas dormidas,/ susurros en cuarzo y mica,/ esperando ser oída./ La piqueta canta al golpe,/

y el eco, como un latido,/ responde en la honda quebrada./ Son señales de esperanza/ de la joven mineral,/ que sueña con la luz./ El sabio rastreador de sombras/ lee los pliegues,/ traduce el lenguaje magmático,/ y con mirada certera/ rompe el velo del misterio./ Entonces,/ la doncella despierta/ y sale, libre,/ al canto del día.

 

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