Este grito, no es un grito patriotero, ni menos patotero. Es un lejano grito, que nos lleva a otros gritos más lejanos. Recuerdo a mediados de la década de los sesenta. Una época emblemática que marcó a las generaciones en todos los órdenes. Cursaba tercer año de la Escuela Comercial nocturna, hoy con el nombre de Prof. Antonio Casas y en ese momento director de la misma; mientras mi hermano mellizo, hoy médico jubilado, estaba en cuarto año del Colegio Nacional, donde se había organizado una agrupación estudiantil, de la que me correspondió ser el tercer presidente. La creación de la entidad estudiantil tenía que ver con el compromiso asumido por un grupo de jóvenes ante la realidad social, educativa, cultural e histórica de la provincia y del país. En cumplimiento del compromiso señalado sucedió un hecho, y que tiene que ver con el tema de Malvinas, publicado en mi libro "la Leyenda del Río y otros Cuentos (2016) - frag.:...". En determinado momento, se decidió realizar una campaña con actos públicos en toda la provincia, con consignas reivindicatorias, como: el abono estudiantil, la universidad para Jujuy y las Malvinas son de Argentina.
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Este grito, no es un grito patriotero, ni menos patotero. Es un lejano grito, que nos lleva a otros gritos más lejanos. Recuerdo a mediados de la década de los sesenta. Una época emblemática que marcó a las generaciones en todos los órdenes. Cursaba tercer año de la Escuela Comercial nocturna, hoy con el nombre de Prof. Antonio Casas y en ese momento director de la misma; mientras mi hermano mellizo, hoy médico jubilado, estaba en cuarto año del Colegio Nacional, donde se había organizado una agrupación estudiantil, de la que me correspondió ser el tercer presidente. La creación de la entidad estudiantil tenía que ver con el compromiso asumido por un grupo de jóvenes ante la realidad social, educativa, cultural e histórica de la provincia y del país. En cumplimiento del compromiso señalado sucedió un hecho, y que tiene que ver con el tema de Malvinas, publicado en mi libro "la Leyenda del Río y otros Cuentos (2016) - frag.:...". En determinado momento, se decidió realizar una campaña con actos públicos en toda la provincia, con consignas reivindicatorias, como: el abono estudiantil, la universidad para Jujuy y las Malvinas son de Argentina.
Recorrimos el Norte, desde La Quiaca, Humahuaca, Tilcara; el Ramal, por Libertador y San Pedro. Aquí, en San Salvador, realizamos actos en varios establecimientos educativos.
La gente no entendía mucho esta movida juvenil. En Libertador escuché a una mujer decir: - ¿Qué querrán estos políticos chiquitos? Tampoco faltaron los que tendenciaban ideológicamente. Era la época de la guerra fría y la revolución en Cuba. La Argentina estaba en crisis política desde 1955 con la prescripción del peronismo. Luego el golpe cívico a Frondizi (1962) y el civil-militar a Illia, por Onganía en 1966".
Sobre Malvinas se venía negociando diplomáticamente desde el siglo XIX, sin conseguir resultados favorables a los reclamos argentinos. Para hablar en público sobre estos temas y llevar adelante esta campaña, cada disertante eligió lo que le parecía de más conocimiento. Me acuerdo mi hermano Gerardo leyó mucho sobre la historia de Malvinas y armó un escrito con datos que en los primeros actos leía y luego los decía con un detalle, como si fuera un especialista. Trataba de mostrar a la gente, porque Malvinas son de Argentina. Me parece importante reflexionar sobre este lejano archipiélago del sur y que forma parte de la plataforma continental submarina de nuestro país, siendo la ciudad más cercana de Puerto Argentino, Río Grande con 705 km. distancia que contrasta con los 12.000 km de Londres (Inglaterra).
Ahora, para sostener esta idea de identidad de las islas Malvinas con Argentina, volveremos al pasado más lejano y acudiremos al Tratado de Tordesillas de 1494, entre España y Portugal, que trata de la partición del mar océano y los siguientes tratados de España hasta 1811. En consecuencia, Argentina heredó, ocupó y ejerció soberanía hasta 1833, cuando las islas fueron usurpadas por Inglaterra, que mantenía relaciones de paz y amistad con nuestro país. Las islas Malvinas pertenecen geográficamente a nuestra Patagonia, parte esta, integrante de la gobernación de Buenos Aires, desde su creación en 1617. Fueron descubiertas las islas Malvinas por el piloto Esteban Gómez, en 1520, al separarse su nave amotinada de la flota de Magallanes, y de regreso a España, descubrió el archipiélago que, en 1526, aparecen consignadas en un mapa de Diego de Rivera, con el nombre de islas Sansón.
En 1600, otro navegante de origen holandés, se apartó de la flota de Jacobo Mahu, y de regreso a Holanda avistó a las islas y las bautizó Sebaldinas. Durante los siglos XVII, XVIII, las costas de Malvinas fueron recorridas por navegantes ingleses y franceses, de estas últimas un marino de nombre Saint Jean, las denominó Malouines, convertido en Malvinas al español. Otro francés Luis A. de Bougainville (1764) llamó Puerto Luis, a una de las islas más orientales, dedicadas a la pesca de ballenas. España, por esta indebida ocupación hizo reclamo a Francia, pagando una fuerte suma de dinero, para el retiro de los navegantes franceses y cambió el nombre por el Puerto Soledad (1767). Aquí tenemos una prueba jurídica y material sobre la propiedad de las islas. Un año antes un marino inglés, John Byron en un islote cercano a la isla occidental estableció una colonia que denominó Puerto Egmont, dando el nombre de Falkland a todas las islas.
Después de un tiempo el comandante de Puerto Soledad fue obligado por los ingleses abandonar el territorio isleño, aduciendo su propiedad. España reclamo formalmente a Inglaterra sobre este acto inconducente y ordenó al Gobernador Bucarelli el desalojo de los ocupantes ilegales de Malvinas. Acto que cumplió Juan I. Madariaga en 1770. En 1771, Inglaterra protestó ante España y esta para evitar guerra restituyo Puerto Egmont, dejando una cláusula secreta, la que preveía, pasado un tiempo prudente debía restituir a la soberanía de España. En 1774, los ingleses dejaron Puerto Egmont, reconociendo la soberanía española y de acuerdo cláusula secreta de 1771.
Después de 52 años, en 1833, sin reconocer a los legítimos ocupantes, una expedición inglesa desalojo por la fuerza a las autoridades argentinas establecidas en las mismas.
Esto es lo que quiso zanjar don Leopoldo F. Galtieri, presidente de un gobierno de facto desde 1976, "cuando arrojó al país a la aventura de Las Malvinas", (marzo.1982). En el peor momento, quiso salvar una nave con economía destrozada y en total decadencia, y sin timonel la mandó nomás, al choque de las olas más fuertes. Los innumerables muertos, cientos de soldados, niños aún, son los laureles más tristes de la Patria, y por ellos un solo juramento: Las Malvinas son y serán siempre argentinas.