Para comprender el sentido histórico del "gobierno del pueblo" debemos retrotraernos a aquel lejano inicio de hace más de 2.000 años, cuando se daba nacimiento a una forma de vida más justa entre las personas, que vivían en la bella y lejana Grecia mediterránea. Allí, dos de sus ciudades, Atenas y Esparta, respondían de diferentes formas a los requerimientos económicos y sociales de un país de poco territorio y cuya población emigraba y se expandía hacia lejanos rumbos de la llamada Asia Menor. Atenas participó de la colonización externa a su ámbito, llevando la idea de la de polis (ciudad) mediante un gobierno (kratos), con la participación del pueblo (demos), en asambleas, y decidir sobre acciones políticas, económicas, religiosas y militares, y el cumplimiento de una ley escrita. Los varones a partir de los siete años aprendían a leer y escribir, y recibían nociones de aritmética, música y gimnasia. Las mujeres excluidas, se ocupaban de las tareas del hogar, y no participaban en asambleas políticas, junto a los esclavos y extranjeros. Esparta con una tradición diferente, se quedó en su propio ámbito griego y desarrolló una vida austera y de corte militar. En el tiempo la mayoría de los países del mundo mirarían a la Atenas democrática para sentar bases organizativas más justas para sus habitantes. Aunque la parte militar no fue descartada, sino incluida como garantía para que se cumplan los fines acordados y en defensa, frente a los avances externos.
inicia sesión o regístrate.
Para comprender el sentido histórico del "gobierno del pueblo" debemos retrotraernos a aquel lejano inicio de hace más de 2.000 años, cuando se daba nacimiento a una forma de vida más justa entre las personas, que vivían en la bella y lejana Grecia mediterránea. Allí, dos de sus ciudades, Atenas y Esparta, respondían de diferentes formas a los requerimientos económicos y sociales de un país de poco territorio y cuya población emigraba y se expandía hacia lejanos rumbos de la llamada Asia Menor. Atenas participó de la colonización externa a su ámbito, llevando la idea de la de polis (ciudad) mediante un gobierno (kratos), con la participación del pueblo (demos), en asambleas, y decidir sobre acciones políticas, económicas, religiosas y militares, y el cumplimiento de una ley escrita. Los varones a partir de los siete años aprendían a leer y escribir, y recibían nociones de aritmética, música y gimnasia. Las mujeres excluidas, se ocupaban de las tareas del hogar, y no participaban en asambleas políticas, junto a los esclavos y extranjeros. Esparta con una tradición diferente, se quedó en su propio ámbito griego y desarrolló una vida austera y de corte militar. En el tiempo la mayoría de los países del mundo mirarían a la Atenas democrática para sentar bases organizativas más justas para sus habitantes. Aunque la parte militar no fue descartada, sino incluida como garantía para que se cumplan los fines acordados y en defensa, frente a los avances externos.
La democracia griega era un sistema político en evolución y llegó hasta hoy sufriendo innúmeros cambios. En nuestro país, después de las invasiones inglesas de 1806/07 y el grito de mayo de 1810, el pueblo comienza a tener presencia y sus derechos se perfeccionan en la Asamblea del año XIII y el Congreso de Tucumán de 1816; aunque en esta época de revolución e independencia, se hablaba en consonancia con la Revolución Francesa de 1789 de Libertad, Igualdad y Fraternidad, una parte importante del "pueblo", las Mujeres y los esclavos, excluidos en la Democracia clásica de los Griegos, continuaban en iguales condiciones de dependencias y hasta mediados del siglo XX.
Los hechos políticos iniciales del siglo XIX marcan rumbos que se repetirán invariablemente y con diferentes intensidades y consecuencias, hasta este siglo XXI.
Se consideró el primer golpe institucional: el producido contra el primer Triunvirato, integrado por: Chiclana, Sarratea y Paso, por tomar medidas arbitrarias, como rechazar a los diputados a la Asamblea Constituyente, por Mendoza, Salta y Jujuy y casi malograr el triunfo de Belgrano en la batalla de Tucumán, al que las autoridades porteñas no apoyaron. Por eso, el pueblo reunido en la plaza Victoria, y en compañía de San Martín y sus granaderos y otras fuerzas militares, el 8 de octubre de 1812, se nombra el II Triunvirato conformado por: Paso, Rodríguez Peña y Alvarez Jonte. A partir de este momento las instituciones de carácter jurídico, como Asamblea del año XIII, y creación del llamado Directorio, del 22 de enero de 1814, con el nombramiento de Gervasio Posadas, tío de José María de Alvear ,quien asumirá luego con ese cargo, el 09-01-1815, y tratará de vender descaradamente el país al imperio británico, mediante nota del 25 de enero de 1815, para lord Strangford, y que nunca llegó, gracias a la mediación de Belgrano y Rivadavia que convencieron a su consejero, Manuel J. García de retener el documento.
Después se realizó el Congreso de Tucumán (1816) y su paso a Buenos Aires, hasta la Constitución "Unitaria" de 1819, y convertida en monarquía, por intereses extraños a los ideales de "Mayo". Se produce luego la Batalla de Cepeda del 1 de febrero de 1820, triunfo de los federales de Pancho Ramírez, que en diez minutos vencen a las fuerzas directoriales de Rondeau y dice la crónica: "Constitución aristocrática, directorios, monarquías volantes, despotismo ilustrado, se derrumbaron en una carga de caballería".
En este mismo año 20, moría triste y enfermo nuestro Manuel Belgrano. En Buenos Aires la lluvia acompañaba el duelo, y la anarquía nada sabía del Héroe muerto.
Después varios pactos y un nuevo hecho: el primer empréstito económico, Rivadavia viaja a Londres en 1824 y consigue un millón de libras de la Banca Baring Brothers, se reciben sólo 560 mil. Se devolvió ocho veces lo prestado, no se realizó ninguna obra pública y se canceló en 1904. De premio, se dicta la ley de presidencia, (febrero.1826) se aprueba con 32 votos contra tres, del jujeño Juan I. Gorriti, Vicente López y Manuel Moreno. Sale electo Rivadavia y en Guerra y Marina, un señor que se había ido en 1815, Carlos María de Alvear. Al instante se dicta la constitución unitaria de 1826. Luego la revolución del mismo palo, de 1828, que manda al muere a Manuel Dorrego, por Lavalle. Vendrá el Pacto federal de 1831 y el largo poder de Juan M. de Rosas, muy controvertido y aplaudido por San Martín, por La Vuelta de Obligado y la defensa de la soberanía argentina. Igual llegará Caseros (1852) y la derrota de Rosas por otro federal, Justo J. de Urquiza, al mando del ejército grande, una fuerza internacional y también de unitarios, como Domingo Faustino Sarmiento. Y por fin la Constitución tan esperada de 1853, y que hubiera sido meritoria de reglamentar periodos de cuatro años de gobierno y no de seis, que dio lugar en el siglo XX a los golpes militares desde 1930, contra Hipólito Irigoyen, luego en 1943, en el segundo gobierno de Perón, 1955; y Arturo Frondizi 1962; Arturo Illia 1966; y a María Isabel Martínez, viuda de Perón, por el llamado: "Proceso de Reorganización Nacional (1976-1983)".
Este fue el último gobierno de facto y el que más daño causó al país por sus múltiples implicancias, por una justicia que se obtuvo de cumplir su rol, para permitir, desde el estado, actos de violación a los derechos humanos, y el desastre de una guerra dolorosa. Los responsables determinados por la Justicia son: Videla, Viola, Massera, Lambruschini y Agosti. El ministro de economía fue Martínez de Hoz, con una deuda externa al asumir su cargo de 8.841 millones de dólares (1975) y al finalizar subió a 35.671 millones de dólares. "El grueso de este aumento salió del país como inversiones al exterior, o viajes y gastos de turistas, o por la artificial invasión de importaciones que reemplazó a la producción nacional". Fragmento de Dagnino Pastore al país, ministro de economía del general Bignone (marzo 1984).