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Jujuy, cuna de héroes

Lunes, 26 de agosto de 2024 01:02

El 23 de agosto es una fecha importante para todos los jujeños. Desde niños aprendimos acerca de la gran proeza de los habitantes de estas tierras que, en 1812 bajo el mando del General Manuel Belgrano, dejaron sus casas, sus plantaciones y pertenencias, para bajar hasta Tucumán. Las órdenes eran claras, debían partir con lo que podían, y lo que no se podía llevar, debían quemar o destruir, de manera que los realistas que bajaban desde el Alto Perú por la Quebrada de Humahuaca, no encontrasen nada que les sirviera, ni comida, ni agua, nada. Así fue y, cuando llegaron los 4.000 hombres a cargo de Pío Tristán, no pudieron reabastecer a la tropa exhausta.

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El 23 de agosto es una fecha importante para todos los jujeños. Desde niños aprendimos acerca de la gran proeza de los habitantes de estas tierras que, en 1812 bajo el mando del General Manuel Belgrano, dejaron sus casas, sus plantaciones y pertenencias, para bajar hasta Tucumán. Las órdenes eran claras, debían partir con lo que podían, y lo que no se podía llevar, debían quemar o destruir, de manera que los realistas que bajaban desde el Alto Perú por la Quebrada de Humahuaca, no encontrasen nada que les sirviera, ni comida, ni agua, nada. Así fue y, cuando llegaron los 4.000 hombres a cargo de Pío Tristán, no pudieron reabastecer a la tropa exhausta.

Siempre me llamó la atención la valentía y decisión de aquellos jujeños, hombres, mujeres y niños que, henchidos de ansias de libertad, aceptaron alejarse de sus tierras, en carretas, mulas o a pie, para adentrarse a un futuro desconocido. Este hecho heroico fue clave en la historia de la independencia argentina, y termina de sellarse con la batalla de Tucumán donde Belgrano vence a las debilitadas fuerzas realistas.

Me emociona esta fecha, y me encargo de contar a conocidos y amistades lo que conmemoramos los jujeños con tanto orgullo y que, lamentablemente, carece de mucha prensa. Esta hermosa provincia, la simpática botita ubicada al límite noroeste del país, atravesada por el Trópico de Capricornio, está sembrada de historia y heroísmo. Por donde se la mire, sus bellos paisajes son monumentales, únicos. La Quebrada, con sus cerros coloridos, sus calles angostas, sus fiestas y tradiciones. Aún se conservan algunas construcciones de los antiguos habitantes sobre los cerros, los pucarás, fortalezas hechas de piedra, desde donde se puede observar el gran valle atravesado por el río Grande.

Purmamarca, el pueblo más encantador del norte, no sólo alberga el famoso Cerro de los Siete Colores, sino también los Colorados, el cielo más limpio y estrellado, y la hermosa Capilla Santa Rosa de Lima, del siglo XVII. Las Salinas Grandes, majestuosas, ubicadas a 3,450 msnm, es el cuarto salar más grande de Sudamérica y posee uno de los lugares más icónicos de la provincia.

Jujuy tiene altiplano, tiene valle y tiene nuboselva: las Yungas. Un vasto territorio verde a más de 2000 msnm, muy rico en flora silvestre, árboles fuertes y enormes como la tipa y el cedro, lianas, enredaderas, alberga especies únicas de mariposas y ranas, como así también animales en peligro de extinción, como el yaguareté, el huemul y el lobito de río.

Hacia el centro, la provincia está salpicada por generosas lagunas, como la de Yala, donde se puede pescar truchas; y aguas calientes minerales que fluyen desde las entrañas de la tierra, como las Termas de Reyes.

La lista sigue, interminable:

Jujuy, cuna de héroes, suena a viento norte,

a la melodía constante de sikus y quenas,

al murmullo del agua acariciando las piedras de sus ríos.

Jujuy huele a pan amasado,

a horno de barro, a humita recién hecha.

Jujuy, custodiada por cerros y montañas,

emplea la paleta completa del divino pintor,

el blanco en sus salares y la cresta del Cerro Chañi,

el naranja jugoso de los mangos maduros de Calilegua,

el rosado de los lapachos en flor,

el amarillo de los maizales y el verde intenso de sus valles.

Se extraña Jujuy, tierra silenciosa, valiente, brava.

Llena de historia y misterios.

¡Viva Jujuy!

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