Se acerca fin de año y empiezan las corridas y los preparativos para las fiestas. El armado de las agendas se vuelve más complicado que un tetris acelerado. Encima, como si fuera poco, todos los cursos, talleres, grados escolares y balances coinciden en terminar justo para esta fecha. La muestra de baile de la nena, la de patín con el disfraz de sandía, el último día de clases, la entrega de boletines, diplomas, la fiesta de egresados, la cena de fin de año con la gente del trabajo, con las chicas del gimnasio, el curso de pastelería y la visita al dentista. Y no nos olvidemos de Papá Noel que, pobrecito, tiene que hacer malabares para cumplir con los deseos de cada niño, aprovechando las ofertas del Buen fin y Cyber week.
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Se acerca fin de año y empiezan las corridas y los preparativos para las fiestas. El armado de las agendas se vuelve más complicado que un tetris acelerado. Encima, como si fuera poco, todos los cursos, talleres, grados escolares y balances coinciden en terminar justo para esta fecha. La muestra de baile de la nena, la de patín con el disfraz de sandía, el último día de clases, la entrega de boletines, diplomas, la fiesta de egresados, la cena de fin de año con la gente del trabajo, con las chicas del gimnasio, el curso de pastelería y la visita al dentista. Y no nos olvidemos de Papá Noel que, pobrecito, tiene que hacer malabares para cumplir con los deseos de cada niño, aprovechando las ofertas del Buen fin y Cyber week.
Pero ¿por qué no aprendemos? ¿por qué cada año sentimos que el mundo se termina en diciembre? Si los extraterrestres nos están observando (como algunas personas aseguran), me los imagino sentados en un gran sillón, con papas fritas, pochoclos y gaseosas, observando cómo corremos de un lado para el otro como locos desquiciados.
Ni hablar si se te ocurrió buscar en Instagram cómo hacer para bajar los kilitos de más, ante el inminente uso de la malla o bikini. Es como si le abrieras tu preocupación al mundo que, solidaria y automáticamente, se complota para que bajes de peso. El algoritmo te detecta al instante y sonaste. Empezás a recibir una batería de publicidades que te ofrecen ejercicios de pared, de silla, de siete minutos, o de yoga Ashtanga, consejos de gurúes médicos y manochantas que aseguran tener la posta, la solución a todos tus problemas de peso.
¡Me arrepiento tanto de aquel "me gusta" que le di a la receta de unos alfajores con harina de almendras! enseguida empezaron a aparecer los reels de cocineros adolescentes con sus recetas keto, sin gluten, sin azúcar, sin huevo, sin harina, sin sal. ¡Cocinan con aire! Lo mismo me pasó cuando me quedé viendo el video de un doctor que explicaba la necesidad urgente de limpiar el intestino, el colon y los riñones. ¡Mamita! Ahora recibo a cada rato las recetas de jugos, verde, morado, anaranjado, con esto, con aquello, con cúrcuma, jengibre, limón, chía, pero si lleva uno le tenés que poner pimienta negra, sino no sirve, y si le ponés lo otro, íojo que te sube la presión! Que te lo tenés que tomar por la mañana, en ayunas de cuarenta y cinco horas, ¡ah! pero empezá el día consumiendo proteínas, no proteínas no, carbohidratos. Ah no, eso no. Hay que hacer un curso para entender lo que sí sí y lo que no no.
Para dormir, no te olvides del magnesio, este no, el otro, y hacer ejercicio, pero no de impacto. Caminar sí, pero mejor ejercicio de fuerza. Entonces te aparecen las mujeres de ochenta años levantando unas pesas de doscientos kilos con un cuerpo estupendamente tallado. Otros reels te dicen que sí, que mejor caminar mucho, pero de cabeza, revoleando las patas en el aire y cruzando los ojos. ¡Por favor! ¿Cómo hicieron nuestras abuelas longevas para vivir sin todas estas recetas? La mía se tomaba una copita de jerez cada noche, solo por mencionar un ejemplo. Pero nooooo, ¡qué sacrilegio! ¡a la penitencia! no tomes alcohol, no fumes, no te desveles. Eso sí, toma agua, mucha agua, tanto como para no dormir a la noche por la cantidad de veces que tenés que levantarte a mear ¿No estaremos exagerando?
Obviamente que nos tenemos que cuidar, el ejercicio hace bien, comer sano es primordial. Pero por favor, dejemos de comprar tantas recetas mágicas que luego repetimos a los demás. No tiene reemplazo el placer que nos da la cervecita helada compartida con amigas después de un partidito de pádel, o un choripán en la Costanera con tu marido, novio o amigo. Eso no puede estar mal. Por el contrario, está comprobado que ayuda a mantener nuestro ser emocional en forma, alimentado con las cosas que nos hacen bien al espíritu, al alma. Al fin y al cabo, un rollito de más, o varios, no es tan grave si uno está rodeado de gente que nos quiere y nos hace feliz.
La clave sería: todo, en su justa medida, con responsabilidad y cuidado. Sin que la frenética corrida hacia el año nuevo, nos haga perder la calma y la tranquilidad, que tanto necesitamos.