°
22 de Septiembre,  Jujuy, Argentina
PUBLICIDAD

Colibrí

Domingo, 21 de septiembre de 2025 22:24

Cuando la joven abrió la puerta del departamento, aquella plomiza mañana de primavera, supo que se quedaría a vivir allí por el resto de su vida. Sus ojos se iluminaron tímidamente y un delgado haz de luz, que se colaba entre las nubes, le dio la bienvenida en el rostro.

El monoambiente era extremadamente pequeño, pero ostentaba un gran ventanal del ancho de la habitación que permitía ver a pleno todo el pulmón de la manzana.

La joven apoyó su pequeña maleta en el piso y se dejó caer sobre la cama. Respiró hondo, cerró los ojos y se quedó dormida.

Cuando despertó, llovía a cántaros y la temperatura había bajado. Sacó un saquito de té de su cartera y calentó agua para prepararse una taza del perfumado elixir. Bebía el líquido caliente mientras observaba, a través del ventanal, cómo el agua caía a baldazos sobre los altos árboles cargados de hojas verdes, las enredaderas y las plantas florecidas de las casas vecinas.

De pronto, de entre la cortina de lluvia, surgió un pequeño colibrí que se detuvo justo a la altura de los ojos frágiles de la joven, detrás del vidrio. El ave aleteaba incesantemente y hacía pequeños movimientos de izquierda a derecha, de arriba a abajo, como si quisiera dibujar algo en el aire.

La joven lo miraba sin parpadear. Su cuerpo aún cargaba con los dolores de la reciente enfermedad y se sentía débil tras tanta lucha en soledad. El colibrí se quedó aleteando un largo rato y luego volvió a perderse bajo la lluvia torrencial.

La joven suspiró y, con los ojos llenos de lágrimas, murmuró: -Gracias, mamá.

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD