El domingo patrio también fue jornada de cambios y emociones en dos comunidades de la Diócesis, una de los Valles en el sur y otra en la Quebrada en el norte. En la parroquia San Roque y Santa Bárbara tomó posesión por los próximos seis años el padre Leoncio Mamaní -a quien acompañaron fieles de Tumbaya, donde fue vicario- y en la parroquia Nuestra Señora del Rosario de Tilcara hizo lo propio el padre Ricardo Rivero, con la grata visita de sus primeros feligreses de Puesto Viejo y localidades aledañas.
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El domingo patrio también fue jornada de cambios y emociones en dos comunidades de la Diócesis, una de los Valles en el sur y otra en la Quebrada en el norte. En la parroquia San Roque y Santa Bárbara tomó posesión por los próximos seis años el padre Leoncio Mamaní -a quien acompañaron fieles de Tumbaya, donde fue vicario- y en la parroquia Nuestra Señora del Rosario de Tilcara hizo lo propio el padre Ricardo Rivero, con la grata visita de sus primeros feligreses de Puesto Viejo y localidades aledañas.
Ambas ceremonias fueron presididas por el obispo Daniel Fernández en la semana previa a la fiesta de la Ascensión del Señor y además de la Palabra de Dios recibieron las llaves del sagrario. Monseñor Fernández destacó que los pastores tienen distintas tareas, misiones donde van a encontrar mucha gente que necesita de Dios.
En Puesto Viejo -sede de la parroquia que tiene 8 años- el padre Leoncio agradeció a quienes viajaron desde Tumbaya para estar a su lado, expresó su deseo de "que podamos trabajar y continuar con la tarea del padre Ricky con los jóvenes, los enfermos y todas las pastorales que hay" y se encomendó "a la oración de cada uno de ustedes".
Mientras que en Tilcara la Virgen de Copacabana del Abra de Punta Corral fue entronizada para la santa misa. El padre "Ricky" se mostró muy emocionado y agradeció al obispo por la confianza que depositó en él tras su primera experiencia como párroco y 11 años de sacerdocio. "Vengo a caminar con ustedes y madurar en la fe", dijo y a dar continuidad al camino que el padre Daniel Amante emprendió en dos etapas de su vida sacerdotal.
