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El duro “quehacer” familiar (parte II)

Lunes, 26 de mayo de 2025 01:00

Dando continuidad a la columna del lunes pasado, abordaremos qué valores son fundamentales, y cuál es el orden de prioridad a tener en cuenta en el "Programa" a desarrollar por la familia y lograr tan grande cometido. Para su "habilitación" y "funcionamiento" la familia requiere de 3 valores insustituibles de sus miembros: amor, salud mental y conciencia práctica del deber.

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Dando continuidad a la columna del lunes pasado, abordaremos qué valores son fundamentales, y cuál es el orden de prioridad a tener en cuenta en el "Programa" a desarrollar por la familia y lograr tan grande cometido. Para su "habilitación" y "funcionamiento" la familia requiere de 3 valores insustituibles de sus miembros: amor, salud mental y conciencia práctica del deber.

Amor

Debe ser tan fuerte su presencia en el hogar, que se delate fácilmente. Este es el mayor argumento fundacional. Lo simboliza la mirada tierna de la madre, el ir y venir de sus desvelos. Las cansadas manos que serenas y generosas extiende el padre, por lo general menos expresivo, pero igualmente amoroso. La sonrisa acogedora de sus miembros. Ambiente de entrega que en el lenguaje encuentra su andamiaje ideal. En el tiempo y paciencia que se invierte, actitudes que hacen el fundamento de la vida familiar.

Espacio único, donde sus miembros son aceptados sin más requerimientos que el poderoso sentido de humana pertenencia. íTal como somos! Quien se sabe amado, ama, y es notorio en su comportamiento.

"Ama y haz lo que quieras", reza San Agustín. Así sintetiza la fortaleza del amor y de lo que es capaz de provocar. Poniendo en evidencia que de él solo pueden nacer cosas buenas. "La medida del amor es amar sin medida", San Francisco de Sales.

Quién concentra con mayor vitalidad esta característica obviamente es la mujer, como madre, esposa o compañera. Ella acumula ternura para el largo o corto camino que la vida propone en comunidad. Dotada de tal manera, que resulta incomprensible para el hombre tanta postergación y generosidad.

Es tan garante de vida como de amor. Digamos, para incrédulos e irónicos; que siempre los hay, basta recordar por un minuto la figura de anónimas mamás, alimentando, mirando, hablando y acariciando a su bebé, para mínimamente dimensionar el tamaño de su amor. Como vemos, para el quehacer familiar, o cualquier otro, el amor es un componente necesario y fundamental. Allana diferencias, acorta y hermosea caminos. Facilita el encuentro, ayuda a crecer, aclara entredichos. íYa sabemos de lo que es capaz el amor!

Salud mental

Generar un ambiente adecuado, que haga sentir bien a sus moradores, es aplicable a cualquier espacio, cuanto más si hablamos del hogar. El trato que se dispensen mutuamente los progenitores en el diario compartir, queda impreso en la historia personal y conciencia del niño. El agravio no colabora, genera rencor y crea murallas difíciles de olvidar y franquear.

En el futuro es posible que el niño repita el comportamiento aprendido. De allí que las adicciones y los trastornos de conducta de los padres, establezcan el peor de los ambientes. Desestabilizan al adolescente. Por ese camino se hace cotidiana la incomprensión. Con el tiempo, los conflictos conyugales suelen crecer en intensidad, y lo que debiera ser armónica convivencia; donde se comparte y educa, se transforma en violencia, malestar y autoritarismo. No contribuye al bienestar y construcción del yo.

En el matrimonio (como en cualquier otra relación), aun en el disenso, debe haber respeto y diálogo, actitud que fomenta un espacio de confianza. Esto permite a los hijos canalizar sus proyectos con fuerza, razón y equilibrio. Ganando en seguridad y autoestima. Es decir, la forma usada en el trato, la manera de decir las cosas, el lenguaje expresado, el tono dado a las palabras, deberá ser cuidado en mérito a la consideración que ambos se merecen.

Pero mucho más por la "pequeña audiencia" que asiste, conmueve y desorienta ante hechos de violencia. No olvidar que, "los hijos aprenden no lo que queremos, sino lo que somos".

Conciencia práctica del deber

Si bien este mensaje está dirigido a la familia, lleva una "carga adicional a los padres" que gran parte del tiempo lo consumen lejos del hogar. Actitud que entorpece el trato y priva el conocimiento mutuo tan necesario en la tarea paterna. Además, resta tiempo para el diálogo como esposos. Esto lleva a una conducta distante, que impensadamente hace delegar en la madre gran parte del proceso educativo. No se dimensionan las consecuencias, el rol del padre se debilita.

En ocasiones queda totalmente ausente. Entonces, "la conciencia práctica del deber" queda formalmente anulada. Las consecuencias son de imaginar. El niño en el proceso de crecimiento debe tener el modelo masculino, como lo tiene en la figura materna al modelo femenino.

Esto contribuye al equilibrio y valora la riqueza que esa conjunción genera. Insistimos entonces en la importancia del deber intransferible en la asamblea familiar, y el lugar irrenunciable que debe guardar este concepto en la conciencia paterna, cuando de prioridades u opciones se trate.

Recientemente un autor decía: "Existen millones de niños huérfanos con padres vivos". Si estos valores están presentes, en gran medida están dadas las condiciones para el éxito de la tarea. Rol que tiene en la familia a la mayor responsable. Célebre formadora de personas.

 

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