¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

15°
24 de Junio,  Jujuy, Argentina
PUBLICIDAD

Entre la vida y la muerte de tres escritores

Martes, 20 de mayo de 2025 01:00

Es muy difícil comprender ese trance entre la vida y la muerte, sino no se tiene desarrollado un profundo concepto por la existencia humana y su final, ya sea de carácter religioso, filosófico, científico, estructurado en forma personal, individual o colectivo.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

Es muy difícil comprender ese trance entre la vida y la muerte, sino no se tiene desarrollado un profundo concepto por la existencia humana y su final, ya sea de carácter religioso, filosófico, científico, estructurado en forma personal, individual o colectivo.

En esta columna, tratándose de dos poetas y un escritor buscaremos explicar esos momentos (los de la existencia y el dejar de existir) por medio de la literatura y la historia de los protagonistas que nos dejaron sus obras como testimonio.

Blanca Dora Tregini, poeta santafesina, nacida el 19/05/1909 y fallecida el 15/08/2005, en San Pablo de Reyes. Tiene nueve libros de poesías, cuentos, relatos y leyendas, dedicados a Jujuy en su mayoría.

Nos dice en el prólogo de "Sinfonía de Amor. . . Inconclusa": "Nos conocimos en Buenos Aires, casi al mismo tiempo en que veían la luz su primer libro Puyas Puya y el mío Aleteo del Alma, comenzando una relación lírica y afín que culminó en nuestro casamiento en el año 1938, en la capilla de la Virgen del Valle en Capital Federal. Partimos inmediatamente hacia la Provincia de Jujuy, que me permitió volver a enamorarme de ella, pero esta vez a través de la mirada, ya que Domingo me la había mostrado con los ojos del alma. Tuvimos dos hijas, seis nietos y una biznieta. La vida a su lado fue realmente una sinfonía de amor. . . Inconclusa, porque el 20 de mayo de 1999 dio el paso hacia Allá, desde donde me está tendiendo su mano".

En las palabras terminales de la poeta Tregini comprendemos la resolución final de un "gran amor" que busca superar los límites de esta vida para continuar en la "nueva", en la desconocida, en la que tendremos que demostrar quienes somos, según nuestros actos en esta vida y permanecer en una "zona neutral", el purgatorio, a donde vamos todos, según la mirada religiosa o no, que considere estas cuestiones o según la poeta que nos dice en "Presentimiento": "Tengo miedo, Dios mío, un temor espantoso/ que no logro medir,/ la intuición de que hay algo que se acerca a mi vida / sin poderlo impedir.// Como un eco borroso y lejano,/ yo la siento llegar,/ cada instante que pasa se agranda/ cual la ola impetuosa del mar. . .".

Y en un momento de verdadera "tragedia shakespeariana", Dora Blanca Tregini cumplía 90 años el 19 de mayo de 1999 y su esposo, su amor, "el gran amor" de su vida, partía para siempre, el no querido día, 20 de mayo de 1999; partía un grande de nuestra tierra jujeña, el poeta Domingo Zerpa, esposo de Dora Blanca, con quien seguro tuvo que replantear y superar cuestiones culturales, que hacen a las relaciones entre personas que provienen de orígenes disimiles, que luchan contra viento y marea, por sus ideales y creencias, como los dos lucharon, porque eran poetas de "almas puras que labran cuartetas// para alzar el mundo, y unir a las razas;// para que terminen el odio y las guerras, / y los egoísmos, y las injusticias, / y para que afloren en llanos y sierras/ flores naturales, no flores ficticias." (En verdad te digo. . . de DBT).

Buscando algún indicio de la mano del poeta me quedé pensando en los poemas dedicados a Dora Blanca como "Tranco a Tranco", cuando dice:" Vida mía, / vida de ella, / cielo y tierra de los tres. / Cuesta arriba, / cuesta abajo, / en la buena o en la mala/ más juntitos cada vez."; o en "La flor del esporal", cuando escribió. . . "Fue la luna de la Puna / tendida en el arenal. / Caminamos por el llano / soledad y soledad / Nos tomamos de la mano, / nos hablamos sin hablar. / Nuestras sombras se juntaron / en la inmensa inmensidad. . ."; pero también sentí la mirada del poeta cuando leí en, "Ala de rosa y alba de cereza", su poema III: "Siempre la misma calle. Detrás de las ventanas / quizá los mismos ojos asombrados. ¿Qué es lo que puede haber entre nosotros / que no lo sepa el pájaro y el árbol? // Oh, la vecina. . . aquella, la que viene / de rezar su rosario! / Sabrá que Dios es bueno y que en tus ojos / puso una luz para alumbrar mi ocaso?" Y en Cerros puntanos encontré: . ."A los 22 años /dejé mis cerros. / Y eran los cerros míos / íVelay! Como estos. // Una rubia me dijo: -Negro, te quiero, / pero en estas montañas / morir me siento. // A la ciudad nos fuimos / y de allá vengo, / solo, a contar mis cuitas / al corrillero".

A otro amigo escritor que debo recordar en esta columna es a Miguel Ángel Pereira, que nació el 20 de mayo de 1926 y murió el 15 de julio de 2008. Nació en otoño, por eso lo recuerdo en su estación y a la que le escribió, -Otoño- (fragmento): "Después de la verde disipación de septiembre y del frutal derroche en el verano, el paisaje languidece en mansedumbre de oro. . .

Soplan las ráfagas filosas amenazas de degüello, alborotando deshojamientos rojos, dorados, verdes, que asustados, se desparraman por el aire hasta caer, con resignado abandono, junto a la firmeza de los paternales troncos. . . La encatrada desnudez de los parrales, cargándose de racimos tibios, abre al sol de otoño los patios familiares, y la sobria estación, derramándose en la intimidad de los hombres, va llenándolos con su presencia vasta, pacífica, soñadora. . .".

Me dejó en su libro "Los Infinitos". . . una dedicatoria de despedida, antes de su último cumpleaños: "Para Jorge Albarracín, mi querido amigo, colega y sostén de nuestra ya cincuentenaria Institución de Escritores". San Salvador de Jujuy, enero de 2007.

 

Temas de la nota

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD