La participación de los jujeños en la jornada de ayer, fue francamente baja. Después de unas campañas inusitadamente intensas, a pesar de ser solamente elecciones intermedias de renovación parlamentaria, el votante no se vio estimulado a participar masivamente. Los incentivos principales fueron los siguientes: el interés especial del oficialismo radical por no perder la mayoría en la Legislatura fue uno de los más fuertes. La UCR, dueña del nuevo sello Jujuy Crece, realizó una intensa movilización de su aparato en todo el territorio jujeño, marcando la importancia superlativa que asignaba a esta elección. El otro ingrediente sobresaliente fue el debut electoral de la Libertad Avanza como espacio político. La elección del 2023 fue toda de Javier Milei, pero ayer, se ponía en juego la novel estructura libertaria, (con dos frentes disidentes que intentaron disputarles el lugar, el color y hasta la imagen del león), pero que se abrió paso entre el abanico de propuestas. Así se consagraron como los "grandotes del barrio", relegando al peronismo, que enredado en sus divisiones, no supo, no pudo y fundamentalmente no quiso unificar criterios, ni listas ni objetivos y se enfrascó en mostrar los defectos de los demás aspirantes del espacio justicialista, antes que mostrar propuestas o ideas superadoras que pudieran ser atractivas para el votante. Esta pelea entre peronistas, debió haber contribuido a movilizar al partido político más grande de Jujuy, y sin embargo la respuesta de la militancia fue la indiferencia, la apatía, cuando no, darle la espalda. También entraba en la conversación del domingo la Izquierda, un espacio que siempre en las elecciones intermedias suele capitalizar los descontentos y el voto bronca, de quienes sabiendo que no lograrán una masa crítica que pueda corregir los destinos de la Provincia, igualmente se expresa con un sufragio castigo. Y en un esfuerzo notable, el Frente Primero Jujuy, filoperonista hoy cercano al proyecto de Juan Schiaretti
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La participación de los jujeños en la jornada de ayer, fue francamente baja. Después de unas campañas inusitadamente intensas, a pesar de ser solamente elecciones intermedias de renovación parlamentaria, el votante no se vio estimulado a participar masivamente. Los incentivos principales fueron los siguientes: el interés especial del oficialismo radical por no perder la mayoría en la Legislatura fue uno de los más fuertes. La UCR, dueña del nuevo sello Jujuy Crece, realizó una intensa movilización de su aparato en todo el territorio jujeño, marcando la importancia superlativa que asignaba a esta elección. El otro ingrediente sobresaliente fue el debut electoral de la Libertad Avanza como espacio político. La elección del 2023 fue toda de Javier Milei, pero ayer, se ponía en juego la novel estructura libertaria, (con dos frentes disidentes que intentaron disputarles el lugar, el color y hasta la imagen del león), pero que se abrió paso entre el abanico de propuestas. Así se consagraron como los "grandotes del barrio", relegando al peronismo, que enredado en sus divisiones, no supo, no pudo y fundamentalmente no quiso unificar criterios, ni listas ni objetivos y se enfrascó en mostrar los defectos de los demás aspirantes del espacio justicialista, antes que mostrar propuestas o ideas superadoras que pudieran ser atractivas para el votante. Esta pelea entre peronistas, debió haber contribuido a movilizar al partido político más grande de Jujuy, y sin embargo la respuesta de la militancia fue la indiferencia, la apatía, cuando no, darle la espalda. También entraba en la conversación del domingo la Izquierda, un espacio que siempre en las elecciones intermedias suele capitalizar los descontentos y el voto bronca, de quienes sabiendo que no lograrán una masa crítica que pueda corregir los destinos de la Provincia, igualmente se expresa con un sufragio castigo. Y en un esfuerzo notable, el Frente Primero Jujuy, filoperonista hoy cercano al proyecto de Juan Schiaretti
En este panorama, se deben volver a mirar dos elementos determinantes del resultado final de la elección: en primer lugar el bajo porcentaje de votantes, que apenas superó el 60%. Aunque las autoridades electorales se esfuercen por magnificar esa cifra, como si fuese mérito o culpa de ellas, pero con sólo pensar que a más de un 30 por ciento de los habilitados para votar, despreciaron la oportunidad de votar, o no los sedujo ninguna propuesta, debiera ser determinante para la clase política repensar hasta cuándo se podrán sostener estas fallas alarmantes del sistema. El otro elemento es el tristemente célebre "piso" del 5% del padrón, (lo denunciaron como el más alto del mundo), que en la medida que baja la cantidad de votantes, sube más la vara para los partidos y frentes "chicos" y termina expulsando de la contienda electoral a la mayoría de las agrupaciones que participaron. Lo más grave de este sistema, es que no sólo favorece solamente a las mayorías, sino que las afianza, y anula la posibilidad de obtener una representación parlamentaria a todos los demás y detrás de ellos a altos porcentajes de ciudadanos que quedan huérfanos de representación. El caso, es que prácticamente sumerge en la proscripción a sectores de la vida política, y termina bajando la calidad institucional del excelente sistema de reparto D'Hont, concebido para abrir las puertas de la democracia y no para entornarlas de manera mezquina.
Otro tema sobresaliente de la elección de ayer, como en otras anteriores, es el persistente sistema de listas colectoras en el caso jujeño, para concejales. Como siempre, generaron un verdadero escándalo entre confusión y desorientación al votante que en el cuarto oscuro enfrenta un pandemónium de boletas, de colores, de fotografías. Y generalmente, son muy pocos los electores que ingresan totalmente capacitados para resolver su voto frente a tamaña barahúnda de papeles. Es cierto que las colectoras, evitan peleas internas, dejan conformes a todos los que quieren intentar un caminito paralelo al principal dentro de sus frentes, y de paso, suman a las candidaturas principales, de diputados, en un descomunal esfuerzo que generalmente es estéril para sus protagonistas, los candidatos a ediles.
Por lo demás, el folclore político no faltó tampoco ayer. Proliferaron las denuncias de campaña sucia, reparto de bolsones de comida con votos incluidos en proximidades de los centros de votación, la rotura de votos dentro de los cuartos oscuros, la colocación de votos falsos entre los verdaderos, la utilización de publicidad partidaria y oficial dentro de los horarios de veda, la sobreutilización de las redes sociales, elemento que está todavía en las zonas grises no alcanzadas por normas legales restrictivas bien definidas. De todos modos se debe decir que en general, la elección fue normal. Todo se terminará el día en que Jujuy avance hacia la utilización de boletas únicas electrónicas o de papel y además de simplificar todo, elimine de una vez las demoras exageradas e inexplicables que sólo arrojan sombras y suspicacias sobre un acto que debieran tener como principal característica la transparencia.