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9 de Octubre,  Jujuy, Argentina
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Sismicidad histórica en la provincia y alrededores

Jueves, 09 de octubre de 2025 00:00

Los sismos han acompañado a nuestro planeta desde hace millones de años. En China, hace más de 3.000 años, ya existían escritos que mencionaban estos fenómenos. Hacia el siglo II DC, se comenzaron a registrar formalmente con el desarrollo del primer aparato de detección: el sismoscopio.

La magnitud de los desastres provocados por los terremotos impulsó a los pueblos a profundizar en su estudio. Se considera 1889 como el inicio de la era instrumental, cuando Alemania obtuvo el primer registro sísmico de un terremoto ocurrido en Japón.

En Argentina, los registros instrumentales comenzaron en 1907 con la instalación del primer sismógrafo en La Plata. Luego, en 1972, se creó el Instituto Nacional de Prevención Sísmica (Inpres). Un año después, en 1973, se estableció la Red Sísmica Nacional Argentina, y en 1995 se inició la modernización de la Red Nacional de Estaciones Sismológicas (Rnes) mediante equipos digitales.

En la provincia de Jujuy, a lo largo de la historia, se registraron movimientos sísmicos que en muchos casos fueron considerados catastróficos, especialmente en algunas poblaciones. Sin embargo, en tiempos pasados la documentación fue escasa. El análisis histórico de estos fenómenos permite comprender su impacto desde la época de la colonización española, momento en el que comienzan los primeros registros escritos.

A través de documentos eclesiásticos, se tiene conocimiento de la sismicidad en la región. Estos textos describen las características de los terremotos, los daños ocasionados y el comportamiento de la población. No obstante, los relatos carecen de objetividad, ya que en aquel tiempo no existían conocimientos científico-técnicos, y los fenómenos eran interpretados desde un enfoque religioso. Un ejemplo emblemático es el terremoto ocurrido en 1692 en la localidad de Esteco, provincia de Salta, cuyas réplicas dieron origen al culto del Señor del Milagro, devoción que perdura hasta la actualidad.

En los primeros tiempos de la conquista y colonización, el número de asentamientos humanos era reducido y la densidad poblacional baja. Las comunicaciones resultaban muy difíciles debido a la falta de recursos y tecnología, lo que explica la escasa información disponible. Solo se conservan registros de sismos destructivos que afectaron a las principales ciudades. Su impacto fue mayor debido a la precariedad de las construcciones, en un contexto sin normativas sismorresistentes.

Uno de los terremotos más relevantes se produjo el 14 de enero de 1863, a 30 km de profundidad, con una magnitud estimada de 6.4 grados. Provocó serios daños en la catedral, el cabildo y numerosas viviendas de San Salvador de Jujuy. El 2 de mayo de 1908, un sismo de 6.0 grados, también con hipocentro a 30 km de profundidad, afectó gravemente a Metán, Rosario de la Frontera y localidades cercanas a la ciudad de Salta, causando daños menores en otras zonas.Posteriormente, el 25 de agosto de 1948, un terremoto de magnitud 7.0, con hipocentro estimado a 50 km de profundidad, ocasionó víctimas fatales, heridos y gran alarma en el departamento de Anta (Salta) y en numerosas localidades de Salta y Jujuy, incluyendo sus capitales. Hubo dos fallecidos y alrededor de veinte heridos.

Si bien el conocimiento de los registros históricos resulta fundamental, estos no son suficientes para establecer la relación entre los terremotos y las deformaciones o fracturamientos del terreno. En las últimas décadas, los estudios de peligro sísmico se han enriquecido con la incorporación de datos, en particular los relacionados con la deformación y fracturamiento terrestre del último periodogeológico. Gracias a ello, es posible reconstruir la historia sísmica de las fallas y deformaciones, lo que brinda información clave para las tareas de prevención.

 

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