CORRESPONSAL. La plaza central de Abra Pampa se vistió de fiesta y devoción como nunca antes. Desde las primeras horas de la mañana, una multitud compuesta por niños, adolescentes, adultos y ancianos se congregó para rendir homenaje a su santa patrona, la Virgen del Rosario, y celebrar los cien años de vida del templo que la cobija.
Antes del inicio de la santa misa, se realizó el descubrimiento de una placa conmemorativa por el centenario de la iglesia, acto encabezado por el intendente municipal junto a autoridades eclesiásticas. A las 9, el obispo Félix Paredes ofició la misa central, acompañado por autoridades locales, el padre Pedro Martínez, quien coordinó los festejos y fue párroco durante muchos años, padre Fernando Vilte y una gran cantidad de peregrinos provenientes de comunidades como Casabindo, Santuario, Cochinoca, Agua Caliente, Puesto del Marqués, Muñayoc, Quichagua, además de numerosos fieles abrapampeños. Antes de finalizada la misa hubo entrega de un reconocimiento al padre Pedro por sus años de servicios en la parroquia, a cargo del intendente Ariel Machaca.
Finalizada la misa, comenzó la procesión por las principales avenidas de la localidad. La Virgen del Rosario, acompañada por San José y las imágenes de las comunidades, avanzaba precedida por los samilantes con sus danzas tradicionales, como los toritos y caballitos que abrían paso. A su paso, los vecinos ofrecían miradas, saludos, brazos abiertos y pañuelos agitados, buscando la bendición para sus hijos, sus enfermos y su pueblo. A lo largo del recorrido acompañaron las bandas de sikuris y los barrios organizaron espacios de descanso y oración, aliviando el extenso trayecto con la fuerza de la fe, incluso bajo el intenso sol.
Al culminar la procesión, las imágenes fueron ubicadas frente a la iglesia, donde continuaron las celebraciones. Luego, autoridades municipales, el obispo Paredes, el padre Vilte y vecinos se dirigieron al mirador para entronizar y bendecir el "Cristo de la Esperanza", una obra única en la región por su dimensión y simbolismo.
A las 13 se realizó una pausa para compartir un almuerzo comunitario, gesto que fortaleció los vínculos y el espíritu de fraternidad. Se sirvió asado con papa y mote, seguido de una inmensa y deliciosa torta que fue repartida como postres entre más de un centenar de personas, no sin antes entonar el "Feliz cumpleaños" al templo por su siglo de historia.
Entre las postales más emotivas del día, se destacó la llegada de un grupo de mujeres con mantos blancos sobre sus cabezas, rosarios y biblias en mano. Se identificaron como "Las Hijas de Abra Pampa", nacidas y criadas en el pueblo, hoy residentes en San Salvador de Jujuy. Vinieron a celebrar el centenario y a reencontrarse con su patrona, trayendo un mensaje de fe y esperanza, además de regalar cerca de cincuenta variedades de plantas. "Nos vestimos así porque así hicimos nuestra primera comunión. Este es nuestro homenaje a la iglesia que nos cobijó en la niñez, gracias a nuestros padres que nos inculcaron esta fe", compartieron con emoción.
Pasadas las 15 dio inicio el patio criollo con la destacada participación de cuerpos de danza locales y del grupo Munay, proveniente de La Quiaca. También se presentaron los grupos folclóricos anfitriones "Puyai", "Los Ecos del Huancar", Adrián Tolaba , Ezequiel Zerda y "Los Pochoclos", culminando la jornada con un cierre inolvidable a cargo del grupo "Sentimiento", ahijado de "Los Kjarkas", que puso el broche de oro a este día histórico. Durante las presentaciones, se entregaron diplomas de reconocimiento y obsequios a personas que colaboraron con la parroquia.
Mientras la tarde se despedía, los peregrinos regresaban a sus hogares con el corazón lleno de gratitud. No se despedían de la Virgen del Rosario ni de San José, sino que los llevaban consigo, como guía y consuelo. Así vivió Abra Pampa el centenario de su parroquia: con fe, con alegría y con la certeza de que la memoria espiritual de su pueblo sigue viva y floreciendo.