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4 de Octubre,  Jujuy, Argentina
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Una poesía dedicada al hospital “San Roque”

“Ecos de pandemia”, escrita por la enfermera Francisca Ramírez.

Viernes, 03 de octubre de 2025 23:23
FOTO DE ARCHIVO | GALERÍAS DEL HOSPITAL “SAN ROQUE” QUE CUMPLE 175 AÑOS.

En el marco del 175° aniversario del hospital “San Roque” la enfermera Francisca Ramírez escribió una poesía que bautizó con el nombre “Ecos de pandemia”.

Ramírez que es poetiza y escritura, se define como enfermera de primera línea en Covid 19. A continuación la obra que escribió especialmente para el nosocomio capitalino: “Corrí por tus pasillos querido hospital/ retumbaba un silencio, angustiante, pesado,/ que se rompían por los ruidos de monitores incansables/ y el jadeo de máscaras empañadas/.

Las puertas cerradas guardaron secretos/ lágrimas que no pudieron ser vistas,/ adioses susurrados a través de un vidrio/ donde la piel ya no alcanza a tocar, / y quedaron abrazos pendientes/. El dolor aparecía entre las sombras/ invadían las salas, invadían los corazones,/ y, aún así, entre la fiebre y la distancia/ floreció la valentía de batas azules y almas blancas/.

El hospital fue trinchero, pero también ventana,/ pantallas encendidas en penumbras, rezos a la mitad/ sin contacto para acercar un rostro lejano,/ ¡suspiros! en un chat que acortaba la distancia en esta era digital/. Manos cansadas sostuvieron los faros en la tormenta/ ojos rojos buscaban en el otro señales de alivio,/ y entre el cansancio de noches frías e infinitas... / latía un corazón que resistía; un paciente que sobrevivía... / y el reloj que nos marcaba la promesa de la mañana/.

Primer hospital de la ciudad de esperanzas y sueños/ de valientes, callados y anónimos/ cuando la ciencia ya no podía contestar... / vencieron al Covid 19, remando entre camillas como barcos,/ sosteniendo el timón en cada guardia,/ en cada rincón hubo dolor... hubo aprendizaje/ hubo amor y humanidad que resistió... / y hoy a la luz de un nuevo día, bajo las ramas de tu árbol/ de salud, junto al trinar de los pájaros te cantamos/ ¡feliz cumpleaños querido hospital!/.

Historia del nosocomio

El hospital “San Roque” comenzó a funcionar el 1 de octubre de 1850 gracias a su mentor incansable, el Escolástico Zegada. Un documento elaborado por personal del nosocomio puso de relieve que el establecimiento se ubicó en las dependencias que ocuparon desde principios del siglo XVII los padres mercedarios, que luego abandonaron el lugar por falta de religiosos y de medios de vida durante la guerra de la Independencia. Ubicadas en el ángulo sur de la plaza principal, estaban en ruinas y Zegada puso toda su herencia para erigir allí un centro de cuidado a tantos enfermos que morían por falta de una adecuada atención médica en una ciudad empobrecida por las guerras.

Corría el año 1847. Para concretar la obra, el religioso junto a los niños de catequesis iban hasta el río Xibi Xibi a juntar piedras para llevarlas luego al lugar donde se realizaban los trabajos. Uno de los primeros habitantes en colaborar fue José Ignacio Guerrico que aportó 500 pesos y luego 2.000 más durante la construcción.

Donde actualmente funciona la guardia del hospital sobre calle Argañaráz, con acertado criterio, Zegada puso en funcionamiento un tambo colonial, donde se vendía a los viajeros, carnes, verduras, cueros, sal y frutas. También se aprovisionaban los habitantes de las regiones de los Valles, Puna y Quebrada. A modo de comparación, en ese tiempo una vaquillona costaba 2 pesos y el Gobierno aportó 150 pesos durante algunos meses. También hubo donaciones llamadas transversales, manifestadas en sus testamentos en caso de fallecimiento de habitantes notables de la época.

Se recaudaron en total 9.278 pesos, pero el costo de la obra fue de 19.722 pesos con 4 reales y la diferencia de 10.444 pesos fue aportada por Escolástico Zegada (equivalente a 5.222 animales vacunos) recibidos de beneficios familiares. El mismo Zegada dirigió la construcción desde 1847 que superando innumerables problemas, llegó al 1 de octubre de 1850 cuando puso en funcionamiento al hospital de Jujuy. Se ingresaba por la actual calle Gorriti y poseía una pequeña iglesia.

Como el costo de la obra agotó los fondos personales de Zegada, solicitó al Gobierno de la Provincia la creación de una Sociedad Filantrópica compuesta por un presidente y 12 personas autorizadas a pedir limosna para sostener las primeras necesidades de funcionamiento. Después, con algunas donaciones se compraron los terrenos adyacentes, llegando hasta la cuadra comprendida entre la calle de la Merced (actual San Martín) y San Roque (actual Independencia), donde se levantaba el tambo que tenía habitaciones para los viajeros, un mercado y un corral para animales que se ofrecían a la venta.

El mobiliario inicial constaba de 14 catres, 14 repisitas para remedios al lado de cada cama, algunas mesas y sillas, una estantería para medicamentos con 3 libras de sal inglesa, 2 almirés para moler especies medicinales, una balanza grande y una chica, 2 jeringas, 6 platos hondos y 6 playos, 12 jarros de lata, 12 frazadas, 2 ollas de hierro, una caldera, una pava de hierro, olla de barro cocido, tarros de lata y vidrio. El hospital empezó a funcionar con un administrador, un enfermero, una enfermera, una cocinera, una lavandera, un hortelano y los doctores Sabino O’Donnell, Arias y Luis Cuñado. Al personal le pagaban 50 pesos mensuales aportados por el Gobierno y las rentas por la atención del hospital.

En ese tiempo, los enfermos con posibilidades económicas pagaban pensión y hospedaje, permitiendo la atención de la gente con menos recursos, propugnando el cooperativismo enunciado por Escolástico Zegada como motivo de creación del hospital de Jujuy. En 1851, Pablo Chalicán Soria (cuyo nombre original era Paul Sardicat de Soriá) propietario de dos grandes fincas-haciendas, se enfermó y estuvo un largo tiempo internado en el hospital, legó en su testamento que el producto de su Finca Río Negro debía ser manejado por el administrador del Hospital de Jujuy, recibiendo 170 pesos mensuales que se mantuvo por un largo tiempo.

En 1855 ante la delicada situación del hospital, Zegada gestionó ante la Nación 50 pesos anuales que recibió hasta 1857 en que esos fondos fueron afectados a otros gastos de la provincia. Los ingresos anuales entre lo aportado por la Finca Río Negro y el Tambo la Recoba eran de 280 pesos y el funcionamiento requería de 700 pesos anuales. Como Escolástico Zegada había agotado sus fondos en la terminación del hospital, éste siguió funcionando con los aportes de la Sociedad Filantrópica.

El 26 de mayo de 1863 por falta de recursos y muy a pesar de su creador se cerró el hospital, después de 13 años de funcionamiento atendiendo a 1.400 enfermos que por la gravedad de dolencias, fallecían sólo el 12 por ciento. En 1868 a pesar de las luchas intestinas en el país por cuestiones políticas, merced a su tenacidad y empeño, Escolástico Zegada logró la reapertura del hospital que orgullosamente cumplió ayer 168 años de existencia.

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