La política se hizo para los "tiempistas". Son aquellos dirigentes que además de saber hacia dónde y cómo, tienen que saber interpretar los "cuando" de las marchas políticas. Para no ir muy atrás, Javier Milei es un ejemplo. Estuvo en las sombras, agazapado, esperando. Y entendió cuándo el desgaste y el descrédito de la política tradicional (la famosa casta) le abría las puertas de la Casa Rosada, dio el zarpazo. Maestros de ese "cuando" de este siglo, sin dudas, fueron Néstor Carlos Kirchner y Mauricio Macri. Pero ese "cuando" no sólo marca el momento del comienzo de la aventura, sino que debe marcar con igual precisión, "cuando" se debe resguardar al poder de todos los contrapoderes que lo acechan esperando su turno.
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La política se hizo para los "tiempistas". Son aquellos dirigentes que además de saber hacia dónde y cómo, tienen que saber interpretar los "cuando" de las marchas políticas. Para no ir muy atrás, Javier Milei es un ejemplo. Estuvo en las sombras, agazapado, esperando. Y entendió cuándo el desgaste y el descrédito de la política tradicional (la famosa casta) le abría las puertas de la Casa Rosada, dio el zarpazo. Maestros de ese "cuando" de este siglo, sin dudas, fueron Néstor Carlos Kirchner y Mauricio Macri. Pero ese "cuando" no sólo marca el momento del comienzo de la aventura, sino que debe marcar con igual precisión, "cuando" se debe resguardar al poder de todos los contrapoderes que lo acechan esperando su turno.
Hoy pareciera que Javier Milei, dueño del gobierno Libertario, está despreciando esto último. Porque parece haberse iniciado, o está a punto de hacerlo, una peligrosa erosión de su limitada dirigencia que lo puede llevar a la autodestrucción. Comenzó y sigue regodeándose de crear adversarios y enemigos aún donde no los hay; desprecia, salvo honrosas excepciones el sano pragmatismo en la construcción de gobierno; deja que crezca el hoy, demasiado evidente, doble comando en la conducción a cargo de "El Jefe", la gran hermana y secretaria general de la Presidencia, Karina Milei. Tampoco hace tronar el escarmiento entre los suboficiales de su tropa, que se arrancan las vísceras sin piedad entre ellos, generando fracturas expuestas detrás de la pobre ambición de 30 segundos de fama, ofreciendo un espectáculo lamentable a los que los votaron y el aplauso de los que esperan un final dramático para LLA. Ejemplos sobran, desde deslucidos e ignotos legisladores que se insultan, hasta los violentos cruces en lo más alto del gabinete y en la mismísima pareja presidencial, donde Javier y Victoria hoy parecen tener ubicados sus sillones mirando hacia las antípodas. Para ser una estrategia, es demasiado temeraria. Más bien parecen haber echado a andar la cuenta regresiva de una bomba ubicada en el corazón de la Casa Rosada.
...Y la "opo"...
La oposición que encarnó alguna vez Juntos por el Cambio, está implosionada. Aunque en política están prohibidas las palabras "nunca más" valga decir es que altamente improbable que algún día el macrismo vuelva a caminar de la mano con los radicales a los que destrató amargamente cuando fue gobierno. Mauricio Macri a la cabeza del PRO, tampoco controla a toda su tropa mientras apostrofa y gesticula desde la cúpula de una estructura todavía adolescente que se deshilacha en las trombas de la política antigua, y no se resigna a abandonar la nonata sociedad con LLA, aunque Milei lo ningunea cada vez con más frecuencia. No es menor el desconcierto radical: sin líderes indiscutidos, con muchos de sus equipos en la intemperie y otros casi aliados con Milei (más por necesidad y conveniencia que por convicción). Ahora vieron con estupor y bronca cómo su presidente, el senador líbero Martín Lousteau, bendecido por Cristina y Máximo Kirchner y aliado con el kirchnerismo, cumplió su sueño de ser ungido presidente de la Bicameral que controlará a la nueva Side que pergeña Milei. Y lo hará acompañado nada menos que por el converso Leopoldo Moreau y el ultra K Oscar Parrilli. No todo quedó en el anuncio: a muchos radicales, peronistas y hasta algunos kirchneristas de paladar negro la bomba les cayó como patada en el hígado y todavía no la han digerido y no alcanzan a elaborar una interpretación lógica y menos una respuesta coherente. La cuenta regresiva está en marcha y puede llegar a detonar.
El PJ en marcha
El peronismo, como siempre, más rápido de reflejos, está intentando elaborar una salida a su crisis existencial. Aunque van a tientas, saben bien que ahora es cuando. Las elecciones internas nacionales confirmadas para el Día de la Militancia, muy probablemente terminarán en el acuerdo de una lista única, donde será complicado meter en tan poco espacio a todas las tribus que pugnan por seguir con vida. Pero el peronismo mezcla el agua y el aceite con maestría, cuando ven que las cuentas regresivas del final se aceleran. En este panorama, las autoridades de la intervención del Distrito Jujuy, el exjefe de Gabinete Aníbal Fernández y el intendente de Merlo, Gustavo Menéndez, se vieron compelidas a repetir la convocatoria local. No fue otra cosa que elegir lo lógico: desechar la intención de los sectores que en su momento impulsaron la intervención con argumentos insustanciales y optar por abrir las puertas del PJ a la decisión y la majestad de la voluntad de los afiliados. Porque aquí es improbable que se logre una lista de unidad, con la tradicional excusa de "evitar que la sangre llegue al río". En Jujuy, la sangre del peronismo desde hace tiempo, fluye a borbotones desde la casona gris de 19 de Abril, hasta el Xibi Xibi. Queda los interrogantes de siempre: ¿Qué respuesta tendrán aquellos que siempre corren a buscar padrinos nacionales para intentar torcer el brazo a los afiliados jujeños?. La última vez lograron ser ahijados de Cristina Elisabeth Fernández de Kirchner y Alberto Fernández. ¿Hoy lo intentarán con Máximo y Kicillof?. Parece difícil. ¿Y cómo se integrará la Junta electoral provincial?. Esta vez cada cuartel tendrá que jugar con sus cartas propias, y respetar lo que las bases decidan. ¿Los disconformes volverán a quebrar el Partido?. Los dirigentes sindicales jujeños acaban de advertirle a Hugo Yasky (CTA nacional) que pelearán por sus espacios y que no volverán a resignar su histórico rol de "columna vertebral".
Los radicales tampoco comen vidrio. Saben que los tiempos corren veloces y conscientes de su posición frente a la sociedad, mientras sordamente mantienen una interna entre dos fuerzas poderosas que ya están limando el gabinete provincial y hablando de listas para el 2025, orgánicamente se lanzaron a recuperar antiguos socios, viejas alianzas y prometer añejas promesas. Un primer ensayo fue Palpalá: Pablo Palomares exintendente, diputada Malena Amerise, Carlos Amaya (diputado MC), Freddy Morales (Jefe de Ministros), diputada Mariela Ortiz (ex PJ), Marta Rosso Arriola, ministra de Desarrollo Humano, sin hablar de candidaturas 2025, se colgaron el objetivo de ir por la Intendencia en el 2027. Parece lejos, pero pusieron en marcha una cuenta regresiva que ya no se detendrá.