El regreso de Kathryn Bigelow al cine de alto voltaje ha generado una de las ovaciones más prolongadas en la reciente edición del Festival de Cine de Venecia: “Una casa de dinamita” recibió un aplauso de pie de 11 minutos tras su preestreno, consolidando su posición como uno de los estrenos más esperados de octubre.
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El regreso de Kathryn Bigelow al cine de alto voltaje ha generado una de las ovaciones más prolongadas en la reciente edición del Festival de Cine de Venecia: “Una casa de dinamita” recibió un aplauso de pie de 11 minutos tras su preestreno, consolidando su posición como uno de los estrenos más esperados de octubre.
La película, que llegará a cines selectos de Argentina y México el 9 de octubre y tendrá un lanzamiento global en Netflix el 24 de ese mes, propone un thriller político que explora el drama humano y la tensión extrema ante la amenaza de un ataque nuclear inminente contra Estados Unidos.
La trama se desarrolla en un escenario donde un misil nuclear de origen desconocido se dirige hacia territorio estadounidense, lo que desencadena una frenética carrera para identificar al responsable y decidir la respuesta adecuada. El guion, escrito por Noah Oppenheim, se centra en los 20 minutos previos al posible impacto, un lapso en el que los líderes políticos y militares deben tomar decisiones que podrían alterar el destino del mundo. La protagonista, Olivia Walker, es una oficial de alto rango en la Sala de Situaciones de la Casa Blanca, encargada de localizar la fuente del ataque y evitar la devastación. A diferencia de otros filmes del género, “Una casa de dinamita” evita el maniqueísmo y la simplificación geopolítica, optando por retratar la vulnerabilidad, la histeria y la inoperancia de quienes ostentan el poder en situaciones límite. La película se apoya en un elenco de primer nivel, encabezado por Idris Elba, Rebecca Ferguson, Gabriel Basso, Jared Harris, Tracy Letts, Moses Ingram, Greta Lee y Jason Clarke. La dirección de fotografía está a cargo de Barry Ackroyd, mientras que la música la compone Volker Bertelmann.
La crítica internacional ha respondido con entusiasmo al regreso de Bigelow. Según The Guardian, la directora ofrece un retorno “aterrador y trepidante”, mientras que The Playlist compara la experiencia de ver la película con “ver un documental basado en tu peor pesadilla”. Desde SensaCine destacan que la cineasta mantiene su estilo característico, con “cámara en mano, corrección continua de zoom y montaje superrápido”, elementos que intensifican la sensación de urgencia y malestar en el espectador. La califican como “una película magnífica” y sostiene que “Bigelow, junto a David Fincher, son los mejores directores de ‘thrillers’ del cine moderno”.
La estructura narrativa de la película se describe como un “puzle”: la historia avanza en línea recta hasta un punto de máxima tensión, para luego reiniciar el temporizador y volver a comenzar, lo que refuerza la atmósfera de cuenta regresiva y peligro inminente. Esta construcción permite que el filme mantenga una “tensión asfixiante, no apta para cardiacos”, según Calvo, y que funcione como un “golpe de aviso al mundo” sobre la fragilidad de la paz y la importancia de la responsabilidad en la elección de los líderes políticos. Kathryn Bigelow, reconocida por títulos como “En tierra hostil” y “La noche más oscura”, vuelve a situarse en el centro del debate sobre el cine bélico y político.
El film, producido por Netflix y con un equipo técnico que incluye a Greg Shapiro y la propia Bigelow en la producción, se perfila como un contendiente destacado en la competencia por el León de Oro en Venecia, donde hasta el momento no ha recibido críticas negativas. El estreno de “Una casa de dinamita” marca el regreso de Bigelow tras ocho años de ausencia desde Detroit. Su impacto en la industria es innegable: fue la primera mujer en ganar el Oscar a la mejor dirección y ahora podría convertirse en la octava voz femenina nominada en la historia del festival veneciano. La película, que evita verbalizar su contenido sociopolítico, sostiene sus lecciones como andamiaje dramático y ofrece una mirada preocupante sobre el mundo actual, en el que la estabilidad global parece pender de un hilo ante la posibilidad de un error humano o una decisión precipitada.
“Monstruo, la historia de Ed Gein”
La transformación de Charlie Hunnam para encarnar a Ed Gein en la nueva serie de Netflix, “Monstruo: La historia de Ed Gein”, marca un punto de inflexión en la carrera del actor británico y en la representación del terror en la pantalla. La producción, creada por Ryan Murphy e Ian Brennan, se estrenará globalmente el 3 de octubre y promete sumergir al espectador en los rincones más oscuros de la mente criminal que inspiró a Hollywood durante décadas.
En la década de 1950, los campos helados de Wisconsin sirvieron de escenario para la vida de Eddie Gein, un hombre solitario y aparentemente afable cuya existencia discreta ocultaba una realidad aterradora. La granja en ruinas donde residía albergaba horrores que redefinieron el concepto de pesadilla en la cultura estadounidense.
El aislamiento, la perturbación mental y una obsesión enfermiza con su madre alimentaron una serie de crímenes que no solo conmocionaron a la sociedad, sino que también dieron origen a una figura siniestra que influiría en el cine de terror moderno. Personajes emblemáticos de películas como “Psicosis”, “La masacre de Texas” y “El silencio de los inocentes” encuentran su raíz en el legado macabro de Gein, cuya historia desató una fascinación cultural por la criminalidad extrema. La serie antológica de Murphy y Brennan regresa con su tercera entrega, considerada la más sobrecogedora hasta la fecha. “Monstruo: La historia de Ed Gein” explora cómo un hombre común se convirtió en uno de los criminales más temidos de la historia de EEUU.