Seguramente, iniciando las vacaciones, ya muchos habrán ido a ver Intensamente 2. Está muy bueno para ver en familia y poder re pensar y conversar.
inicia sesión o regístrate.
Seguramente, iniciando las vacaciones, ya muchos habrán ido a ver Intensamente 2. Está muy bueno para ver en familia y poder re pensar y conversar.
Les dejo algunas sugerencias de juegos para hacer en familia. Este fin de semana en un viaje familiar, conversábamos con nuestros pequeños de entre 5 y 14 años sobre emociones, mente, relaciones.
Algunos ejercicios para hacer en familiar: *) Por ejemplo dibujar nuestra mente y nuestras emociones más frecuentes.
*) Dibujar o conversar algunas situaciones donde actuamos de algún modo que nos llame la atención y observar qué pensamientos y emociones estaban presentes. *) Observar si relacionamos emociones con personas que conocemos.
*) Jugar a mezclar emociones: Por ejemplo si mezclo miedo más vergüenza: ¿Qué surgiría?
*) Escribir, dibujar las emociones y contar en qué situaciones hemos sentido las mismas.
*) Volver a contar las historias y observar: ¿si las miramos con otro pensamiento, cambiaría la emoción? *) ¿Dónde siento en mi cuerpo las emociones?
*) ¿Cuál es la misión de cada emoción? *) ¿Qué hacemos con las emociones que no nos gustan?
*) ¿Qué pasa cuando buscamos eliminar lo que consideramos negativo? *) ¿Qué es lo que nos hace crecer, construir nuestra identidad?
*) La identidad: ¿es para siempre? *) ¿Podría ser un problema ser yo? ¿Qué es ser yo? ¿Quién dice quién soy yo? ¿Cambiar es dejar de ser yo?
En fin, super interesante lo que puede disparar un estímulo.
Entre las emociones que aparecen en esta nueva película, está Ansiedad.
Ansiedad, una respuesta muy conocida por nosotros y que también ha crecido en el mundo infantil y adolescente, en niveles increíbles.
No podemos acompañar a nuestros pequeños, si nosotros mismos no sabemos afrontarla. Y no tendremos salud ni física ni mental, sino desarrollamos aprendizajes en el mundo emocional.
La ansiedad es una construcción entre una emoción básica: el miedo, él está al servicio de la sobrevivencia. Es una respuesta biológica lista para afrontar o huir. Es una emoción esperable, sana y necesaria para estar a salvo. Sin embargo, cuando en lugar de conectar con nuestro organismo en el presente; nos desconectamos de las sensaciones y cuerpo, sobrevalorando la mente, la anticipación, lo catastrófico caemos como náufragos en medio del mar.
Es por ello que muchas veces la ansiedad nos conecta a una sensación como de morir, porque el modo en el que se define la vivencia es de incontrolabilidad interna y sobrevaloración de los factores externos.
Fritz Heider, en 1958 desarrolló la teoría de la atribución. Las personas pueden desarrollar dos estilos atribucionales: Externalizadores o Internalizadores. Como su misma palabra lo dice, las personas externalizadores tenderán a atribuir todo al afuera; algunas lo bueno y lo malo, otras sólo lo negativo. Con lo cual, la responsabilidad no estará en sus manos y el locus de control por lo tanto dependerá del afuera. Esto puede generar vivencias de impotencia, o si lo que se externaliza es lo negativo, sentimientos de bienestar consigo mismo, atribuyendo lo malo al afuera.
Si el estilo atribucional es internalizador, la persona tenderá a sentir que todo tiene que ver consigo misma. Aquí la responsabilidad está en el adentro. Un internalizador a ultranza, siempre estará en la culpa, pues creerá que todo tiene que ver con él y tenderá a excesos de responsabilidad
La sabiduría es poder desarrollar una lectura adecuada de nosotros y de la situación. Saber lo que depende o no de nosotros, de qué somos o no responsables.
En la ansiedad hay un alto componente cognitivo. Pues esta construcción emocional se desencadenará por un estilo de pensamiento anticipatorio, catastrófico, controlador. La anticipación continua aumentará la adrenalina, el cortisol y otras sustancias. Esta sobreactivación nos dará energía en exceso y seremos ineficientes.
Las emociones nos construyen y nosotros reconstruimos nuestro emocionar. Hay mucho más, como por ejemplo la angustia que acompaña a la ansiedad.
Se dice que cada época marca una tendencia en los padecimientos. Cada síntoma es la mejor respuesta que cada organismo puede dar. Por lo tanto, cada situación es un mensaje a leer. Aprender un nuevo lenguaje. ¿Qué dice lo que siento de cómo percibo la vida? ¿Qué dice como me enfermo de cómo pienso? ¿Esta forma de pensar suma en mi vida? ¿Puedo hacer algo diferente? ¿Puedo desarrollar momentos, relaciones conmigo misma, con los otros para aprender a vivir?
Como les decía al inicio, compartimos en familia conversaciones y no sólo momentos. Y en el baúl de los recuerdos, apareció esto que alguna vez mi hermano escribió y que hoy traigo para agregar algunos componentes más:
"lo que es, de lo que debería… lo que puedo de lo que realmente tengo ganas y en este juego de preguntas sin respuestas ya no sé qué pensar. Si las posibilidades son infinitas porque tengo la sensación de que el camino es cada vez más angosto" Jeremías Arraya. 2010
"Lo que es": es lo observable fenomenológicamente. Es lo que todos podríamos mirar y describir. Sin juicios, sin adjetivos. Hechos. "Lo que debería": implica juicio, expectativas, una normativa, mandatos.
Este tema de mandatos, lo retomaré en otro artículo. Sólo anticipo que el concepto de mandatos es muy interesante desde la perspectiva gestáltica. ¿Quién marca el deber? ¿y si en esa exigencia me pierdo? ¿Es vigente dicha expectativa?
¿puedo respetar mi sentir? ¿Puedo ver dónde estoy? ¿Necesito llorar o descansar porque estoy en un proceso, y aunque quisiera sentirme distinto, me siento como me siento?
"Ya no se qué pensar" Es que a veces la mente no tiene las respuestas. Hay respuestas que se hacen en el camino. Cuando avanzamos hacia la vida, atravesamos una y otra vez el canal de parto. Esa transición entre lo conocido y la nada misma. Sin angustia no hay cambio. Para ir a lo nuevo, la mente muere para renacer en la primavera de lo nuevo.
Por ello, no temas no encontrar las respuestas. El estrechamiento y la falta de aire es parte de la vida.
Por último, algunas consideraciones para acompañar nuestros momentos de ansiedad:
Desarrolla la conciencia. Observa. Respeta. No cambies nada. Sé testigo. Deja que el movimiento devenga del fluir.
Habita el poder del presente. Observadores tu forma de interpretar. Conoce tu historia y sus sesgos en función de las vivencias y valores que tuviste. Establece prioridades, para no imponerte más allá de tus límites. Pon límites para no tener tantos frentes que te desorganicen.
Buscar apoyo: internos (respiración, descanso…) y externos (personas de confianza, que te escuchen…) Sal de los juegos de perfeccionismo, exigencias que devienen del miedo. Abraza la vida, crece, aprende, ama lo que es.
(*) Licenciada en Psicología; coach ontológico profesional; magister en Salud Pública; especialista en Salud Pública; consteladora; facilitadora en procesos de comunicación, resolución de conflictos, expansión de la conciencia, liderazgo; coordinación de grupos y conciencia de redes. [email protected], cel. 3884416256.