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Tener acondroplasia no detuvo su gran ilusión de ser madre

Viviana Cardozo tiene dos hijos que cuida con amor. Compartió su experiencia de vida y resiliencia personal.
Miércoles, 10 de julio de 2024 01:00
CAMINANDO POR EL CENTRO | VIVIANA CARDOZO TIENE ACONDROPLASIA Y LE SONRÍE A LA VIDA QUE LE PERMITIÓ DAR A LUZ.

Tener una voluntad de acero y luchar por una calidad de vida acorde; junto a sus hijos y en familia es lo que a Viviana Alejandra Cardozo la incentiva a seguir adelante; guiándose por el camino de la evolución personal y fortaleciéndose en su existencia.

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Tener una voluntad de acero y luchar por una calidad de vida acorde; junto a sus hijos y en familia es lo que a Viviana Alejandra Cardozo la incentiva a seguir adelante; guiándose por el camino de la evolución personal y fortaleciéndose en su existencia.

Es que tener acondroplasia se constituyó en un desafío que supo comprender desde que era una niña. A través de la voz paternal que aclara y posibilita activar la mente sensata, esta joven logra tener una vida como la de cualquier persona.

"Gracias a Dios tengo una familia que siempre me cuidó. Mi papá y mi mamá y mis hermanos me acompañan", expresó Cardozo, la joven de 37 años que no frena por nada, sus ganas de cumplir nuevas metas.

La acondroplasia es el tipo más común de enanismo que evita el crecimiento de los huesos y afecta, principalmente, a aquellos largos de los brazos y de las piernas.

Si bien, se trata de una condición particular y física, nada le impidió que anulando comentarios desafortunados, pudiera desenvolverse sola; motivación que aún agradece.

SEIS AÑITOS | CELEBRANDO UN DÍA ESPECIAL CON SUS HIJOS FIORELA Y MÁXIMO.

"Mi papá me habló siempre y me explicó de lo que me podían decir, del bullying que podía sentir; pero me enseñó a no prestar atención a lo que diga la gente", reveló Cardozo que se formó en la Escuela 432 "República Francesa" y egresó del Colegio Secundario 1 "Crucero ARA General Belgrano".

Con la atención presta al estudio, en ningún año se quedó de curso. Y aunque le costaba Matemática; y no le agradaba dibujar, logró dar lo mejor de sí en la esfera académica. "En la secundaria tuve los mismos compañeros que en la primaria, ya me conocían. Estoy en un grupo de Whatsapp donde compartimos cada tanto", contó con entusiasmo juvenil quien dentro del ámbito escolar, se sentía contenida.

Pero en otras áreas de la sociedad, le costaba asimilar miradas o murmullos de comentarios sobre su persona.

"De niña me costó y hasta el día de hoy, es menos; pero sí hablan. Muchas veces me dolía pero entendí que hay gente mala y buena. Ahora me dificulta subir al colectivo, antes era fácil pero mis huesos no son los mismos, lo trato de llevar como puedo", dijo.

Con una vida adaptada a una realidad particular y de la que le toca aprender constantemente, Viviana Cardozo cumplió un anhelo que la tenía ilusionada tiempo atrás.

El deseo de ser madre latía de forma permanente en su ser. Pero, los estudios y las palabras de profesionales médicos le decían que sería complicado por su condición. No obstante, al final el milagro llegó doce años atrás, cuando supo que se convertiría -por fin- en mamá.

"Me decían que por mis huesos, se me iba a dificultar por el peso y la verdad era cierta, me cansaba al caminar. El último tiempo lo pasé en silla de ruedas", reveló.

Su niña Fiorela Abril, nació a los ocho meses, por una cesárea de urgencia. Y fortaleció la experiencia que le significó ser dadora de vida.

"Ser mamá me puso contenta y cuando me dijeron que era nena, fue la locura de la familia", explicó. Sin embargo, también se trató de una gran responsabilidad que supo aplicar desde antes, con sus sobrinos a los que calificó como hijos propios.

Ser madre abrió su alma y corazón, hacia el sentimiento más verdadero. Y entonces dedicó todo su tiempo para este pedacito de su ser, desde que fue bebé hasta la actualidad, acompañando la escolaridad que se encuentra transitando.

Seis años pasaron y una nueva vida volvió a palpitar en su vientre. Fue Máximo Carlos quien la convertiría en madre, por segunda vez.

El niño posee la misma condición de acondroplasia que Viviana y nació a término con cesárea programada.

"Al huesito de la médula lo detectó una endocrinóloga y un neurocirujano lo confirmó. Luego, se enfermó de pulmonía, le iban a dar el alta y le dio un paro. Bajamos a terapia porque lo tenían que operar y en el medio de la operación le dio otro paro. Esperamos un mes. Volvieron a operarlo de la médula porque le costaba respirar y le hicieron una traqueotomía", detalló la jujeña que recurrió a psicólogos para estar mejor anímicamente.

Agradecida con los médicos del Hospital Materno Infantil que estuvieron atentos, vivió el progreso de su criatura, paso a paso. "Mi hijito iba saliendo de todo y agradecí a Dios. Me enviaron a una enfermera con atención domiciliaria. Salió con el respirador bipap y concentrador de oxígeno. No conocía nada, sentí miedo por la traqueotomía y aprendí, pero pensaba que podía lastimarlo", confesó.

Máximo Carlos estuvo tres años de su vida utilizando respirador; pero además, recibiendo estimulaciones y sesiones de fonoaudiología. "Los médicos me dijeron que debería comer como bebé, todo procesado", indicó.

Al presente, tiene seis años. No se puede mover y balbucea pero festeja con una sonrisa cualquier cumpleaños, aunque no le toque a él. "Es como un niño de ocho meses, no puede caminar ya que utiliza una silla postural para sentarse por su condición que es genética", dijo Cardozo dejando notar que le llama la atención los juguetes, la televisión y la música. "Su cabecita reconoce a la familia. Mis papás están contentos, por el avance que tiene mi hijito. Ahora va a Appace", comentó.

Junto a sus hijos, Viviana sale de paseo para visitar a los abuelos; al parque lineal Xibi - Xibi o al parque San Martín. Y aceptó la oportunidad que la vida le regaló de estar en pareja y convivir en una relación que define como positiva. "Es un compañero con el que me siento bien, mis hijos lo aceptan. Ellos lo quieren", afirmó Cardozo que envió un mensaje especial para los padres de hijos con una realidad similar. "No bajen los brazos. La vida no es color de rosa y uno tiene que pasar por mucho, pero hay que tratar de salir, como sea. A veces uno piensa que se va a derrumbar pero es cuestión de luchar", finalizó.

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