Desde hace tres años, la implementación de un sistema de injertos en tomates ha transformado la producción agrícola en la región, logrando mejorar significativamente la productividad y superando problemas severos como la podredumbre vascular. La Estación Experimental del Inta Yuto difundió detalles sobre esta innovadora técnica y una alternativa de injerto con tomate Uco que exploran, para responder a la crisis de acceso que existe debido al costo de las semillas.
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Desde hace tres años, la implementación de un sistema de injertos en tomates ha transformado la producción agrícola en la región, logrando mejorar significativamente la productividad y superando problemas severos como la podredumbre vascular. La Estación Experimental del Inta Yuto difundió detalles sobre esta innovadora técnica y una alternativa de injerto con tomate Uco que exploran, para responder a la crisis de acceso que existe debido al costo de las semillas.
La podredumbre vascular, causada por el hongo Fusarium, ha sido un desafío persistente en la zona. Esta enfermedad provoca la muerte de las plantas al inicio de la cosecha, afectando gravemente la producción. Para combatirla, el Inta Yuto desarrolló diversas estrategias, incluyendo la incorporación de materia orgánica, el uso de productos químicos y la utilización de híbridos resistentes. Sin embargo, estas soluciones resultaban costosas y difíciles de implementar para pequeños y medianos productores.
Frente a esta problemática, el Inta inició un programa de capacitación y asistencia técnica enfocada en la utilización de injertos en tomates, especialmente diseñados para pequeños productores. En colaboración con los hermanos Oscar y Javier Jiménez, agricultores de El Bananal, se conformó un grupo de trabajo que ha permitido implementar esta técnica con éxito, utilizando mano de obra local.
"El injerto de tomate ofrece numerosas ventajas en áreas con problemas fitosanitarios, como la podredumbre vascular y los nematodos", explicó Ceferino Flores de Inta Yuto. "Para reducir los costos, utilizamos el Solanum sisymbriifolium, conocido como tomatillo, una planta silvestre que crece en los bordes de los ríos, como material de pie de injerto, mientras que la copa se injerta con el material comercial", dijo.
A pesar de los buenos resultados, la situación económica de Argentina ha elevado el costo de las semillas de tomate, alcanzando aproximadamente 220 pesos por unidad. Esto ha llevado al Inta a desarrollar un nuevo proyecto utilizando el tomate variedad Uco, un material más económico con un paquete de resistencia acotado. La hipótesis es que la combinación del pie de injerto de tomatillo y la copa Uco permitirá a los pequeños productores acceder a un material viable y productivo.
"El tomate Uco, conocido como 'lomitero Inca', es una variedad redonda, de gran tamaño y buen sabor, que se diferencia de los híbridos por su mayor vida útil en góndola", detalló Flores. "La unión del injerto y los tomates Uco podría producir un material comercial de alta calidad".
El objetivo principal del Inta es mejorar los sistemas productivos locales, trabajando con productores de todas las escalas. "El Inta debe ser el brazo técnico del productor, brindando soluciones tecnológicas que mejoren los sistemas productivos y la calidad de vida de los agricultores", enfatizó Flores.
Además, la técnica del injerto ha demostrado ser una alternativa viable frente a los problemas del sector tomatero, como la aparición del virus rugoso y los altos costos de producción. "El uso de variedades de tomate del Inta permite a los productores hacer sus propias semillas, algo que no es posible con los híbridos comerciales", afirmó.
La colaboración entre el Inta y los productores locales, como los hermanos Oscar y Javier Jiménez, generó una experiencia alentadora para el futuro de la producción de tomates en la región, ya que con la técnica del injerto no solo mejoró la productividad, sino que también se brinda una solución sostenible y accesible. Con ello se brindó empleo a la zona, pese a que en el último año por las inclemencias climáticas y altos costos de las semillas y otros insumos, algunos productores bajaron la superficie sembrada y el uso del método, por lo que hay optimismo en el nuevo trabajo del Inta que explora otra opción con el uso del Solanum sisymbriifolium o tomatillo.
Bajó la demanda por el costo de las semillas
Javier y Oscar Jiménez, productores de la región de El Bananal en Yuto, están transformando el cultivo de tomates mediante una técnica de injertos que fueron perfeccionado logrando mejorar la productividad de sus cultivos y generado empleo local con esta solución efectiva contra las plagas y enfermedades del suelo.
Ellos brindan servicio a productores quienes les traen sus semillas de tomate, que usan tanto para el pie de injerto como para la copa, siguiendo recomendaciones del Inta. Las variedades Multifort, Vitalfort y Coloso son las más usadas por su resistencia y robustez. El proceso comienza con el llenado de bandejas de germinación con sustrato, sembrando simultáneamente el pie y la copa para que coincidan en diámetro al momento del injerto. Después de 25 a 30 días las plantas están listas para ser injertadas, que con delicadeza realiza un equipo de 10 mujeres de la zona.
"El injerto de tomate aumenta el rendimiento por hectárea debido a la alta resistencia del material que utilizamos", explicó. Esta técnica no solo mejora la resistencia a las enfermedades y problemas del suelo, sino que reduce en un 50% la cantidad de plantas necesarias y extiende el ciclo de cultivo, según las condiciones climáticas. El método demostró incrementar el rendimiento de un 60% a 70%, con muy pocas plantas muertas al final del ciclo de producción gracias a la resistencia del injerto a las enfermedades del suelo.
Sin embargo, la alta inflación y el elevado costo de las semillas, que rondan los 200 pesos por unidad, afectaron la demanda de injertos, reduciendo los pedidos en un 60% este año. Tienen una capacidad de entrega de entre 30,000 a 45.000 plantines por tanda, por lo que su emprendimiento creció respaldado por el asesoramiento técnico del agrónomo Ceferino Flores del Inta Yuto.