Ayer se conmemoró el Día del Trabajo Social, en consonancia con el Día de los Derechos Humanos y el regreso a la democracia en Argentina. Desde el Colegio que aglutina a los trabajadores sociales plantearon que la pandemia visibilizó la agudización de la pobreza y las condiciones de trabajo de los profesionales. Desde la Coordinación de la carrera en Tilcara, ponderan el trabajo de campo desde la práctica activa.
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Ayer se conmemoró el Día del Trabajo Social, en consonancia con el Día de los Derechos Humanos y el regreso a la democracia en Argentina. Desde el Colegio que aglutina a los trabajadores sociales plantearon que la pandemia visibilizó la agudización de la pobreza y las condiciones de trabajo de los profesionales. Desde la Coordinación de la carrera en Tilcara, ponderan el trabajo de campo desde la práctica activa.
Se conmemora cada 10 de diciembre por una decisión del colectivo profesional ya que antes se celebraba el 2 de julio y se optó por esta nueva fecha por la lucha en la defensa de los Derechos Humanos y el regreso a la democracia en la Argentina en 1983. La carrera de la Unju celebró ayer el día, en memoria del Ernesto Max Agüero, el fundador y creador de la Licenciatura en Trabajo Social en la provincia de Jujuy, que inicialmente era un ciclo de Servicio social que funcionaba desde 1992 y la carrera comenzó en 2015. Además, fue el creador de la Unidad de Investigación en Trabajo social de la Facultad de Humanidades de la Unju y fue la primera del NOA.
En el Colegio de trabajadores sociales de Jujuy están registrados aproximadamente 700 profesionales y según el Gobierno provincial hay 141 especialistas en Trabajo social que integran el sistema sanitario y se desempeñan en diferentes servicios de toda la provincia para la intervención en situaciones de vulnerabilidad.
"El ejercicio profesional en tiempos de pandemia fue bastante más complejo, más difícil, no solo sacando a la luz las necesidades de la gente sino también las condiciones laborales en las que se encuentran las y los profesionales" expresó Analía Valdiviezo, presidenta del Colegio de trabajadores sociales de Jujuy.
Sostuvo que el personal profesional fue muy golpeado porque si ya existían dificultades para que puedan realizar una intervención compleja y completa, con la pandemia se profundizó por la falta de herramientas y recursos, y las condiciones en que se encuentran trabajando algunos profesionales. Se refirió en algunos casos a falta de recursos simbólicos, materiales, económicos para llevar adelante las intervenciones, ya que el hecho de trabajar a diario en el seguimiento de un sinfín de problemáticas, se hizo más difícil para ellos.
En ello sostuvo que la pandemia potenció las emociones, sentimientos y también la situación en torno a los recursos simbólicos y materiales, también se vio reflejado en el estrés ante la necesidad de sacar rápido las intervenciones y trabajar en las urgencias, hizo que muchos pasen por el Síndrome de Burnout y necesiten tener una terapia, para cuidar la salud mental. Estimó que si bien lo ideal sería que el lugar donde trabajen permita cuidar su salud mental, ellos lo buscaron por sus propios medios.
Explicó que actualmente los profesionales del colectivo se encuentran inmersos en la Justicia, organismos de niñez y adolescencia, de adultos mayores, áreas de discapacidad, de salud y seguridad social, tanto en instituciones públicas, privadas y ONGs.
Planteó que como parte del "personal esencial", con la flexibilización de la cuarentena, se redoblaron los tiempos de cada profesional, muchos de los cuales siguieron trabajando en la virtualidad y la presencialidad.
Finalmente, reflexionó explicando que el sector profesional termina el año "enlutado" en virtud del trágico desenlace que terminó en un femicidio en La Quiaca, perpetrado por su colega, que entristece al colectivo profesional y a la comunidad. "Estamos repudiando enérgicamente todo tipo de violencia y abuso que se pueda presentar no solo en el ámbito doméstico sino institucional", dijo.
En la formación hay prácticas activas con ONGs
Desde la Coordinación de la carrera de Trabajo Social en Tilcara, que abrió en 2018 y actualmente tiene alrededor de 50 alumnos en actividad, explicaron que al volver a la presencialidad con los alumnos asisten y acompañan a distintas organizaciones sociales de esa localidad quebradeña y de esta capital.
“Celebramos junto a ellos porque hemos vuelto al territorio, trabajamos en proyectos sociales, con organizaciones sociales que abordan distintas problemáticas”, explicó Cecilia Simón, coordinadora de la carrera de Trabajo Social en Tilcara. Sucede que como profesión tienen cuatro prácticas de intervención en campo, actualmente con 100 estudiantes, y trabajan con grupos, familias y comunidades. Por ello es que ayer tenían previs‑ to celebrar junto con organizaciones sociales de la capital, donde también está presente la carrera desde el 2018.
“La vuelta al territorios nos encontró con otras situaciones de vida, con mucho sufrimiento a partir de la pandemia, nuevas estrategias de supervivencia, porque nuestras comunidades se autoorganizaron”, explicó. “Encontramos indicadores de la pobreza, de desnutrición que también se complicó con motivo de la pandemia y por el encierro crecieron las situaciones de violencia y hubo que trabajar en articular redes de prevención de todas estas situaciones.
Es lo que se complicó en estas comunidades”, precisó Cecilia Simón. Explicó que si bien trabajaron de manera virtual, con conversatorios y capacitaciones, siguieron acompañando a organizaciones conjuntamente con el hospital de Tilcara; y hace tres meses volvieron a la presencialidad y firmaron un convenio con el decano de la Facultad de Humanidades. Trabajan en promoción y asistencia de distintos grupos sociales que están vulnerados.
Lo hicieron con barrios de bajos recursos con acciones de concientización, capacitación y líneas de investigación para identificar pautas, comportamientos, costumbres y saberes que ellos cuentan, para poder organizarse. Actualmente desde la carrera trabajan con emprendedores sociales con la Dirección de Espacios Públicos donde acompañan la organización del grupo para definir un emprendimiento social, articulando capacitación para la mejora de la actividad que emprenden.
También acompañan a vendedores ambulantes, a la asociación de madres de ayuda a pacientes con adicciones, centros de jubilados de Tilcara en acciones de promoción y defensa de los derechos de la tercera edad. Por otro lado, también lo hacen con el centro vecinal Puente Otero, que tiene merenderos, con otras organizaciones sociales como la Casita del Niño, que brinda protección integral a niños vulnerados y otras ONG. La coordinadora destacó que entre los profesionales jujeños se encuentran referentes del programa de trata de personas a nivel provincial, de la Mesa de coordinación de violencia de género, re‑ ferentes del centro provincial de adultos mayores, con quienes trabajan y acompañan en proyectos y actividades.