13°
26 de Junio,  Jujuy, Argentina
PUBLICIDAD

La agresividad en campaña: ¿arrogancia o temor?

Lunes, 01 de noviembre de 2021 01:03

Una característica de los que buscan imponer autoridad indica que mientras más dudan... más gritan. Así, el grito, el ataque, son síntomas inequívocos de quien busca -a veces desesperadamente- instalar una ventaja, o lograr el control sobre una situación o una persona o personas. Es, diríamos, una suerte de último recurso cuando la razón o la sensatez no pueden implantar per se una idea, un proyecto, o un camino a seguir. En política, el grito se debe entender exactamente así, o bien, como sinónimo de agresividad, Perón había sentenciado: "Gobernar no es mandar; ese es el defecto que cometemos muchas veces los militares, que estamos acostumbrados al mando. Mandar es obligar, gobernar es persuadir.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

Una característica de los que buscan imponer autoridad indica que mientras más dudan... más gritan. Así, el grito, el ataque, son síntomas inequívocos de quien busca -a veces desesperadamente- instalar una ventaja, o lograr el control sobre una situación o una persona o personas. Es, diríamos, una suerte de último recurso cuando la razón o la sensatez no pueden implantar per se una idea, un proyecto, o un camino a seguir. En política, el grito se debe entender exactamente así, o bien, como sinónimo de agresividad, Perón había sentenciado: "Gobernar no es mandar; ese es el defecto que cometemos muchas veces los militares, que estamos acostumbrados al mando. Mandar es obligar, gobernar es persuadir.

Y al hombre es mejor persuadirlo que obligarlo. Esa es nuestra tarea: ir persuadiendo a todos los argentinos para que comencemos a patear todos para el mismo arco; es decir, hacia los objetivos de nuestro país y hacia las necesidades de nuestro pueblo". Pero, en situaciones como la que atraviesa Argentina y por extensión, Jujuy, el grito y la agresividad coronan la grieta y conspiran contra una campaña razonable.

Alberto Fernández, con su dedo índice en ristre, actúa alternativamente como maestro ciruela o como un frenético autócrata. Ni qué decir de personajes como Aníbal Fernández, Roberto Feletti o Fernanda Vallejos. Desde la oposición, figuras destacadas como Lilita Carrió, Luis Juez, Fernando Iglesias, no les van en zaga. Más sutiles o elegantes, Cristina Elisabet Fernández de Kirchner, Juan Manzur, Diego Santilli, Horacio Rodríguez Larreta o María Eugenia Vidal, recurren a la ironía pero con estiletazos de igual potencia.

En Jujuy, el gobernador Gerardo Morales, habitualmente duro en sus ataques, pero medido en las formas, también cruzó la vara de la prudencia y en sus últimos discursos, atacó fieramente a los rivales del 14: el peronismo y la izquierda. El impulso del GM pareció contagiar a las segundas y terceras líneas de los socios de esa coalición, entre los que súbitamente se despertó el peronismo que hibernaba anestesiado bajo el ala de Cambia Jujuy, y salieron en bloque a reclamar la exclusividad de la posesión del abolengo partidario.

NATALIA MORALES (FIT) / DENUNCIÓ CAMPAÑA SUCIA Y POSIBLE FRAUDE.

Naturalmente, desde el Partido Justicialista, aquella acción obtuvo su reacción análoga. En el propio Rubén Rivarola y otros referentes menudearon los motes de traidores y vianderos, y la relación que siempre estuvo en andariveles diplomáticos saltó por los aires. La laboriosa y siempre correcta candidata Leila Susana Cha her bramó: "Gerardo es violento, intolerante y misógino". Rodolfo Tecchi, más cauto, manifestó sorpresa por el nivel de los ataques. La izquierda también se defendió: para Alejandro Vilca y Natalia Morales, el GM y su gente son un hato de agresivos que con una campaña sucia están anticipando aromas de fraude.

Menos mal que son sólo tres competidores, que ahora compiten en atacarse. ¿Arrogancia de los que sienten que van creciendo en las preferencias de los votantes? ¿O temor porque lo que crecen son las deserciones? Los sondeos conocidos a 13 días del Día-D indican que se estaría esfumando el sueño del GM "ir por los tres", y crece en cambio el del peronismo de superar los cien mil votos de las primarias y sorprender, y también se fortalecen los de la izquierda de "seguir haciendo historia". Si los dos últimos tuvieran razón, quiere decir, que están augurando una baja en los volúmenes de adhesión al oficialismo jujeño. GM, tiempista y adelantado, ya supuso este final caliente de campaña y por eso, obligando o persuadiendo, tiene a sus cuarteles a salto de rana, carrera mar y cuerpo al territorio, y no tolerará descuidos ni perdonará siestas prolongadas.

La incertidumbre a esta altura no deja dormir a los candidatos ni a sus jefes de campaña. En un momento los embarga el optimismo y al instante siguiente, un nubarrón de angustia les oculta el sol. Lo importante es controlar la ansiedad. Desde Jujuy todos miran a Buenos Aires. Desde allá, el Frente de Todos no aporta muchas garantías. El Presidente, en Europa, asoma conciliador, comprometido con acordar, buscando apoyos en los países que integran el FMI, afirmando suavemente que lo que hicieron (Mauricio y el Fondo) "estuvo mal", mientras La Cámpora estrena un videoclip con CEFK bailando entre militantes que cantan eufóricos "a esta deuda no la vamos a pagar, con el hambre de la gente no se jode nunca más".

AAF fuertemente tribunero asegura que no se arrodillará ante el FMI, ataca a los empresarios, duda de sus propios gobernadores, repudia a los medios "enemigos", avanza con un congelamiento de precios y reparte platita, convencido que esta vez, esa fórmula le permitirá controlar las variables enloquecidas de la economía. Un logro notable fue la conversión del ministro de Economía, Martín Guzmán, hoy más "maximista" que Máximo, ataca a "la derecha", a la prensa y claro, a Macri.

Desde el Frente Juntos, el desconcierto sigue: el GM desairó apoyar a Macri (citado por un juez impresentable que se esmera por dictar su procesamiento esta misma semana), al tiempo que reitera su vocación presidencial. El primer paso, como se anticipó desde estas líneas, deberá ser llegar a la titularidad del comité nacional de la UCR y luego, pelear con los radicales Cornejo, Lousteau o Negri, y los macristas Rodríguez Larreta, Vidal, Bullrich, entre otros. Ninguno le pavimentará el camino y también deberá despejarlo de los correligionarios que ferozmente lo atacan por considerarlo "demasiado cercano a Alberto Fernández" y "demasiado amigo de Sergio Massa", ambos reparos que en el cuartel radical anatematizan a cualquiera.

La Izquierda aparece más sólida, pero tanto las centrales obreras como las agrupaciones sociales le comieron enormes porciones de adeptos, le ganaron las calles y se apropiaron de muchas de sus consignas. Y hasta la CGT que se rearmará conducida por un trío (industria, servicios y transporte) haría un cuarto lugar para las organizaciones sociales.

Siempre se llega a los últimos cien metros de carrera con el aire enrarecido. Pero nunca como esta vez. El país, por crisis estructurales y otras recién adquiridas, está patas para arriba. Ojalá -pase lo que pase el 14- se pueda avanzar en encontrar salidas y no agotarnos sólo en identificar culpables. Porque el día importante, en realidad, será el 15... cuando probablemente se dispare un cambio de sistema político general.

Temas de la nota

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD