En tiempos de cuarentena, la sección cultural busca las voces de los artistas para acompañar el ánimo de la gente, inspirando con sus reflexiones. Sin dudas la voz de los niños es tan necesaria y clara en las más inesperadas situaciones. Por eso, también recurrimos a los chicos del grupo musical Corazón Carnavalero, una formación con integrantes que van de los 11 a los 15 años.
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En tiempos de cuarentena, la sección cultural busca las voces de los artistas para acompañar el ánimo de la gente, inspirando con sus reflexiones. Sin dudas la voz de los niños es tan necesaria y clara en las más inesperadas situaciones. Por eso, también recurrimos a los chicos del grupo musical Corazón Carnavalero, una formación con integrantes que van de los 11 a los 15 años.
Todos sus integrantes coincidieron en el sueño de llegar a los festivales de Cosquín y Jesús María.
Dice la voz cantante del grupo, el más joven de la banda, Ulises Arroyo de 11, que durante este tiempo de cuarentena además de estudiar desde el blog del colegio, juega con sus hermanos y "siempre le dedico una o dos horitas a esta pasión que es el canto", dice con mucha seriedad consultado por nuestro diario. Y lo que es mejor, cuenta que "canto en mi ventana para que mis vecinos estén contentos en estos momentos difíciles, con tanto silencio que hay en las calles, para alegrar los corazones y los oídos de la gente. Lo hago con todo mi cariño, y mi corazón", dice con un tono de adulto totalmente responsable de su labor.
A partir de semejante testimonio empezamos a recrear la corta historia de este grupo que nació en junio del año pasado, debutó en la Caminata de las Quenas, y no paró de presentarse en distintos escenarios como el de Los Hornitos; la Peña de Los Cumpas en Jujuy para carnaval; en la celebración de la comparsa de Los Tekis, No Somos Nada; y en el Carnavalódromo de este año. Todas estas actuaciones son las que más mencionan todos sus integrantes.
Corazón Carnavalero está integrado además por Joaquín Hueda, en percusión; Nahuel Vedia, en guitarra líder y vientos; Uriel Hyon, en voz, vientos y guitarra eléctrica; y Emiliano Rodríguez, en vientos y coros.
A la hora de hablar de sus referentes, todos mencionan a Los Tekis y Jujeños, y Emiliano sorprende mencionando a Los Changos del Huaico, lo que habla del conocimiento de la música que manejan, por tratarse de una formación que no es contemporánea a ellos.
Y es que varios tienen formación en la Escuela de Música de la provincia, además integraron formaciones musicales en sus colegios, y hasta tienen la herencia, como en el caso de Uriel, quien es hijo de Claudio Hyon, reconocido cantante de nuestra provincia que integró el grupo Copleros y actualmente es la voz de Chilcán.
El grupo estaba a punto de lanzar su primer disco, cuando debieron suspender todas las actividades por la pandemia del coronavirus, y a punto de grabar un videoclip. Sin embargo, cuentan que mediante videollamadas, todos los integrantes se comunican, y planifican ensayos y se ponen de acuerdo en algunas cuestiones del conjunto.
Sí, a menos de un año de caminar juntos, están a punto de lanzar su primer trabajo discográfico.
Cabe mencionar que antes de ser Corazón Carnavalero, algunos de los integrantes habían sido parte de Carnavaleros, otra formación adolescente de la actualidad.
María Ferreira, mamá de Joaquín, está a cargo del grupo, y cuenta que los chicos "desde los 7 años vienen haciendo música. Nahuel y Emiliano son compañeros desde la sala de 4, ahora tienen 14, y hacen música desde los 8 más o menos".
Y agrega sobre esta formación que "hacen todo tipo de música, son muy versátiles, tocan temas carnavaleros, zambas, cumbias -porque tocan en casamientos, y les piden por ejemplo temas de Los Bybys-, etc.", cuenta además que los chicos están componiendo pero que primero quieren ganarse un lugar en los escenarios haciendo temas conocidos. Los temas propios van a salir en el primer disco.
"Claudio Hyon los ayuda con algunos arreglos, pero en general tratamos de que hagan todo ellos", asegura María.
Joaquín Hueda, en contacto con nuestro diario se presenta: "Soy el percusionista del grupo. Antes estábamos con Nahuel, Ulises y Uriel, en un proyecto anterior, y cuando nos separamos decidimos seguir haciendo esto que es la música, y agregamos a Emiliano, que es el vientista", cuenta. Además, hace deportes y se perfecciona en la Escuela de Música.
"En cuarentena, me voy al fondo de mi casa, me encierro y me pongo a practicar tocando la batería y tomando mate", cuenta, y asegura que "con el grupo me gustaría seguir compartiendo la música cuando seamos grandes".
Nahuel Vedia agrega de "creamos el grupo con Joaquín, porque salimos de otro, y queríamos seguir con esto porque le agarramos el gusto a los escenarios", dice entusiasmado. "Soy el guitarra base, y aprendí con el profesor Alejandro Aparicio (de Jasy Memby) en la primaria, que me enseñó un montón de cosas, la mayor parte de lo que sé, se lo debo a él", dice agradecido. Y en el conservatorio de música, también estudió con Julio Abalos durante tres años. "Con él aprendí técnica, música española y brasilera", dice.
Expresa que le gustaría mejorar la parte escénica del grupo, "en lo musical siento que vamos por buen camino, pero que nos falta presencia en los escenarios. Dice que entre sus referentes están Jujeños, Bruno Arias y Becho Riveiro, y su cuarentena transcurre entre la tarea de la escuela que le mandan, la PlayStation y la guitarra, obvio.
Uriel cuenta que "entré al grupo porque comparto con los chicos la pasión por la música, y nos encanta compartirla con todo el mundo. Toco vientos, guitarra eléctrica y canto. Soy la segunda voz y aprendí de mi papá, Claudio Hyon, a lo largo de mis 14 años", comparte. Además, forma parte de la Orquesta de Instrumentos Andinos "Ricardo Vilca".
Finalmente, Emiliano Rodriguez dice que "entré porque me llamaron estos amigos de la infancia. Hago quena y zampoña, y aprendí también del ‘profe’ Alejandro Aparicio". Él también integra la orquesta "Ricardo Vilca", y dice que cada día se propone mejorar su talento musical. En esta cuarentena se encargó de pintar su cuarto y practicar con los instrumentos.
Todos coinciden en un sueño, tocar en Jesús María y en Cosquín, donde se hacen los festivales folclóricos más importantes de nuetro país. Y claro, con este nivel de responsabilidad a tan corta edad, nada es imposible.