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11 de Agosto,  Jujuy, Argentina
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"Hacer ollas de barro fue siempre nuestra ocupación"

Un alfarero del pueblo de Casira compartió con El Tribuno su historia y las experiencias vividas gracias a su oficio.
Domingo, 31 de marzo de 2019 01:02

Es sus manos tiene el conocimiento de un pueblo mundialmente conocido por la excelencia de su alfarería, Concepción Mamaní Cruz, de 70 "y pico" de años compartió su historia y las experiencias vividas de la mano de sus artesanías.

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Es sus manos tiene el conocimiento de un pueblo mundialmente conocido por la excelencia de su alfarería, Concepción Mamaní Cruz, de 70 "y pico" de años compartió su historia y las experiencias vividas de la mano de sus artesanías.

El pueblo de Casira se encuentra a 52 kilómetros de La Quiaca, a una altura de 2,500 msnm, en la Puna Jujeña.

Recordó con nostalgia y con el brillo en los ojos, que dejan los buenos momentos de la niñez, cómo de "chiquitito" en Casira, su mamá le enseñó a hacer su primera olla de barro. "Todos, mis nueve hermanos y yo aprendimos de mi mamá y también de mi papá a hacer las ollas de barro, eso era algo normal y cotidiano; era lo único que hacíamos aparte de sembrar un poco y cuidar los animales", expresó.

Refugiado del frío en el gorro de una campera, mientras espera la llegada de los clientes, comparte con El Tribuno lo que siente ante la pregunta de ¿qué significa la artesanía en su vida?. "Hacer ollas de barro, fue siempre nuestra ocupación, es algo que todos hicimos desde siempre, siempre igual. Siempre igual a las que hacían nuestros padres, lo único que se cambió en algunas familias es el horneado, pero después todos los familiares y los vecinos sabemos hacer ollas de barro, también sembrar y criar animales; claro, ser artesano es para nosotros algo natural, es lo que sabemos hacer", describe.

ADORNOS / ADEMÁS DE LAS CLÁSICAS OLLAS OFRECEN ALCANCÍAS Y ADORNOS PARA JARDINES.

En cuanto al proceso en el que se realiza cada pieza, Concepción nos contó con ademanes que dibujan en aire el paso a paso del oficio. "Primero hay que buscar la tierra, y su mano nos da la idea de que hay que ir muy lejos para obtener la materia prima. "Si es para piezas grandes buscamos barro áspero y si es para piezas chicas es otro, el color se da con otra arcilla" cuenta, mientras nos confía que el secreto para una buena olla está en dejar "dormir" el barro, por lo menos por dos noches que logran transfórmalo en una mezcla maleable y suave. "Con las manos, con el torno o con moldes, se van haciendo la ollas que después se secan al aire libre y luego las horneamos", agregó al mismo tiempo que aclara que sus padres y hasta hace pocos años atrás, todos los vecinos del pueblo realizaban el horneado al aire libre. Se amontonaban la piezas junto a una pared y se cubrían con guano de ovejas, vacas y burros que luego se quemaban por varias horas hasta que las ollas estuvieran "a punto". Técnica que hoy fue remplazada por hornos a leña.

Por otro lado, Concepción señaló que con el pasar de los años y las ganas de progresar de todas las familias, hizo que entre los habitantes se fueran distribuyendo los roles de la cadena productiva, por lo que él asumió la función de comercializar las ollas, rol que alterna con viajes hacia el pueblo, donde vuelve a poner sus manos al oficio para crear todo tipo de piezas que él resume como "ollas de barro". Pero si uno mira lo que tiene en venta, se puede ver que hay desde adornos de ollas pequeñas, alcancías, portavelas, platos de todo tipo, tazas, bandejas, vasijas gigantes, jarras, portasaumerios, adornos para jardín, macetas y portarretratos, entre otros.

OLLAS DE BARRO / ESTÁN HECHAS CON TÉCNICAS MILENARIAS Y CON ARCILLAS DE LA ZONA

Concepción tiene varios hijos que hoy residen en la capital junto a su madre, y al consultarle sí ellos expresan interés por conocer el oficio milenario de Casira nos cuenta con orgullo que ellos están estudiando, y que por ahora el conocimiento solo ha quedó en él, pero confía que en adelante ellos puedan conocer la alfarería aunque se dediquen a sus profesiones.

En cuanto a la experiencia y viajes que realizó de la mano de sus artesanías, recuerda haber participado de ferias en Santa Fe, Rosario, Salta y otras provincias. "Como somos una familia de artesanos, para ir a esas ferias en donde las ventas son buenas, buscamos un camión que transporte las ollas entre tres familias y nos vamos. La gente tiene mucho aprecio por las ollas de Casira, muchos de ellos llegan desde Buenos Aires hasta el pueblo a buscarlas, por eso cuando podemos viajamos y llevamos nuestra producción. La idea es siempre mejorar la venta, aquí hay días buenos y malos. A veces tenemos espacios para vender y otros no, pero somos artesanos y siempre lo vamos ser", concluyó.

Casi la totalidad de sus habitantes se dedican a la alfarería y los tejidos. Sus ollas son sinónimo de calidad.

 

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